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jueves, 21 noviembre 2024
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Los rompebodas: Otra de Don Juanes redimidos

Por Pablo E. Arahuete

Los rompebodas es esa clase de películas que proponen la mecánica del chiste fácil, burlón o a veces desenfadado como artificio para desarrollar una historia sencilla, pobre, que no supera el nivel de lo anecdótico. Es simple reconocerlo, se trata de una cuestión de subjetividad de cada uno: si de cien chistes -ya trillados pero inobjetablemente efectivos- usted disfruta el 80 por ciento, dirá que es un film divertidísimo; si de la batería de gags, en su mayoría físicos, goza de un cincuenta por ciento, el resultado lindará entre lo gracioso y lo entretenido; si la balanza acumula más chistes fallidos y encima la historia se alarga innecesariamente para adoptar los convencionalismos del género que desde el vamos procura exagerar, entonces podrá decir que es un film sostenido por las ocurrencias de sus intérpretes (Vince Vaughn confirma su buena predisposición para la comedia veloz y desfachatada y Owen Wilson es Owen Wilson) que va desgastándose con el correr de los minutos y descansa en un cúmulo de enredos con algunos chispazos de sorpresa.

John y Jeremy son mediadores en casos de divorcios y procuran convencer a las parejas, intransigentes y belicosas, de avenirse a un equitativo reparto de bienes, con la latente presencia del recuerdo de aquellos años felices. Conscientes del fracaso de los matrimonios, estos dos adolescentes perpetuos, transitando la treintena, pasan sus patéticas vidas en ceremonias nupciales ajenas. Colarse en estos eventos lujosos, en los que predominan la abundancia y las mujeres fáciles atrapadas en su red de encantos, es un pasatiempo ideal e inofensivo siempre que ambos sigan a rajatabla las reglas. Entre ellas, la máxima de mayor importancia: no te enamores de tu presa. De boda en boda, asumiendo el rol de algún familiar lejano e irreconocible por los allegados, los muchachotes animan con su desenfado cada fiesta, sea italiana, judía o latina. Todo culmina con una chica de senos perfectos (llama la atención que el film lo muestre y no lo sugiera como es habitual) rendida en la cama.

Sin embargo, llegará el mayor desafío que consiste en colarse en la boda de la hija mayor del Secretario del Tesoro (Christopher Walken), cuyas hermanas, Claire (Rachel McAdams) y Gloria (Isla Fisher) pondrán en jaque las reglas. Quien llevará las de perder es John (Wilson), enamorado de Claire a punto de comprometerse. Su compinche, en cambio, no encuentra el modo de deshacerse de Gloria, cuya virginal inocencia oculta una insaciable chica ninfómana, consentida por su padre. Así, estos Don Juanes redimidos se involucran en la familia, disfuncional por supuesto, donde se destacan el hermano gay y oscurito (suerte de Igor, el ayudante del Dr. Frankenstein) con esporádicas intervenciones y una madre madura y seductora encarnada por Jane Seymour.

Un film entretenido, con un par de situaciones hilarantes que sigue el camino de la nueva comedia americana, cuya usina creativa responde al estilo de Saturday Night Live -sellado por comediantes como Adam Sandler, Will Ferrell (cuya fugaz aparición en Los rompebodas eleva su nivel, sin ninguna duda)- pero que jamás supera la medianía y cuya excesiva duración lo irá desgastando.

Título: Los rompebodas.
Título Original: Wedding Crashers.
Dirección: David Dobkin.
Intérpretes: Owen Wilson, Vince Vaughn, Christopher Walken, Rachel McAdams, Isla Fisher, Jane Seymour, Rebecca De Mornay, Ellen Albertini Dow, Bradley Cooper, Ron Canada, Will Ferrell y Diora Baird.
Género: Comedia, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 119 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 15/09/2005.

Puntaje: 6 (seis)

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