En los ochenta se produjeron muchas series televisivas que llegaron a nuestro país con relativo suceso. División Miami (1984-1989) fue, por lejos, la más representativa e influyente por su sofisticación e injerencia sobre los gustos de los consumidores que de buenas a primeras empezaron a pulular vistiendo unas audaces combinaciones de remeras llamativas y sacos crema con las mangas arremangadas (el celebérrimo Don Johnson style). La música instrumental del genial compositor checo Jan Hammer se propagó como un virus letal y el soundtrack del show, tanto el volumen uno como el dos, se vendió en las disquerías como pan caliente convirtiéndolo en uno de los más redituables negocios que haya surgido de ese medio. El realismo que propiciaba la serie creada por Anthony Yerkovich -estilísticamente más vinculada a la MTV que a cualquier otro programa de la época- no quedaba mal parada pese a verse rodeada de chiches demasiado lujosos (las Ferrari que manejaban los muchachos y las lanchas supersónicas también hicieron historia y nos las habría despreciado ni el mismísimo James Bond) para dos simples detectives infiltrados en bandas delictivas dedicadas al tráfico de estupefacientes. A más de dos décadas de su estreno en la cadena de televisión NBC el por aquel entonces productor ejecutivo Michael Mann ha sacado el plumero decidido a desempolvarla y remozarla para los tiempos actuales. El resultado de esta Miami Vice cinematográfica luce distinta en varios aspectos clave aunque posee ciertas virtudes innegables que el oficio del realizador de grandes filmes como El último de los mohicanos, Alí o El informante ha sabido imprimirle con su identificable sello.
Michael Mann es casi tan personaje como James “Sonny” Crockett y Ricardo “Rico” Tubbs. El hombre es un obsesivo y tan exigente para consigo mismo como para los demás. Si Mann quiere filmar en la peligrosa Ciudad del Este no hay ejecutivo de la Universal Pictures que lo pueda convencer de lo contrario. Por eso cuando se ve la secuencia registrada en esa localidad, llena de urgencia y tensión, uno no puede menos que reconocerle al director su convicción para plasmar sus ideas al precio que sea (parece que los actores usaron pañales mientras estuvieron allí: ¿quién podría culparlos?). Las decisiones estéticas escogidas por Mann posibilitan un registro que bordea lo documental. Se filmó utilizando una cámara de video de alta definición (con la que ya había trabajado en el thriller Colateral) resignándose nitidez en las escenas nocturnas pero ganando una crudeza visual absolutamente extrema con escasos sino nulos antecedentes en el género policial.
Una de las contras que presenta Miami Vice es la extensión de un metraje demasiado inflado para la simpleza de su argumento. La anécdota que narra se desvía del camino en digresiones varias y aunque nunca aburre la vuelve derivativa en demasía. La acción no abunda y está dosificada con gran celo. Los que gustan de lo trepidante quizás echen en falta mayor movimiento, así como persecuciones y tiroteos. Lo cierto es que el exceso de testosterona va en contra del realismo y la verosimilitud buscada por Mann. Le doy la derecha en este caso (eso sí: que no cuente conmigo para aprobar la descabellada relación sentimental de Colin Farrell con Gong Li). Cuando irrumpe la violencia, seca, brutal hasta la barbarie, Mann te aplasta contra la butaca haciéndote experimentar algo similar al dolor físico con determinadas imágenes. Imagínense si todo el filme fuera así… simplemente intolerable.
Como no podía ser de otra manera la banda de sonido de Miami Vice arrasa con su calculada mezcla de ritmos modernos y guiños nostálgicos (muy bueno el cover de In the air tonight y a quienes se quejan de que la cortina musical de Jan Hammer ha sido olvidada les informo que no es del todo cierto: en el score compuesto por John Murphy se esbozan varias veces los primeros acordes de ese legendario leit motiv). En lo personal me hubiese gustado escuchar Smuggler’s blues (que además de ser el título de uno de los episodios de la temporada debut fue una de las canciones más populares que interpretó como solista Glenn Frey –quien además actuó en el mencionado capítulo-) pero está bien, no hay drama. Michael Mann quiso reinventar la serie desde cero y lo ha hecho con la capacidad de siempre. Sólo una pregunta: ¿cómo se le ocurrió que lo primero que diga el personaje de Gong Li en su dificultoso español sea “dejáte de joder, José”? No pudo escribir una frase de dialogo más graciosa. Ma-ra-vi-llo-sa.
Título: Miami Vice.
Título Original: Idem.
Dirección: Michael Mann.
Intérpretes: Colin Farrell, Jamie Foxx, Gong Li, Naomie Harris, Luis Tosar, Justin Theroux, Ciarán Hinds, Barry Shabaka Henley, John Hawkes, Eddie Marsan, John Ortiz.
Género: Acción, Crimen, Drama, Policial.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 132 minutos.
Origen: EE.UU. / Alemania.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 07/09/2006.
Puntaje: 7 (siete)