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domingo, 24 noviembre 2024
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Happy Feet, el pingüino: Cantar con el cuerpo

Por Emiliano Fernández

Si vivís en la Antártida y sos un pingüino emperador, lo principal en la vida es cantar. Ese es el único mecanismo que garantiza la subsistencia de tu especie, solo así podés conseguir pareja. Cuando Norma Jean (Nicole Kidman) y Memphis (Hugh Jackman) descubran que su hijo Mumble (Elijah Wood) posee una voz horrible para el canto y un talento desbordante para el tap, no sabrán como reaccionar. Mientras que el joven pingüino se enamora de Gloria (Brittany Murphy), sufre las burlas de sus colegas y hasta es tachado de “mufa” cuando la escasez de peces azota la región. Exiliado a la fuerza por el líder religioso, el fundamentalista Noah (Hugo Weaving), se encuentra con un simpático grupo de cinco pingüinos de distinta especie, los adelias, comandados por el carismático y desquiciado Ramón (Robin Williams), que lo aceptan y lo apoyan tal cual es. Además conoce al “gurú sexual” del lugar, Amoroso/ Lovelace (jugado también por Williams), un pequeño pingüino que afirma haber recibido de unos “aliens” un misterioso “talismán” (un anillo de plástico, de esos que sostienen las latas de cerveza, que tiene atorado en el cuello). Junto a todos ellos, Mumble comenzará un viaje con el fin de encontrar a los “aliens”, a los que juzga, con mucha razón, responsables de la mala pesca.

Happy Feet es una verdadera maravilla, una joya que no debe pasar desapercibida. A simple vista, ofrece un combo difícil de rechazar. Constituye el regreso del gran George Miller, un capo del cine australiano que llevaba 8 años sin dirigir. Recordemos que además de la excelente trilogía Mad Max (1979/ 1981/ 1985), el tipo fue el responsable de películas tan recordadas como Las brujas de Eastwick (The Witches of Eastwick, 1987) y Un milagro para Lorenzo (Lorenzo’s Oil, 1992). A esto hay que sumarle las voces del elenco (para escuchar los diálogos originales tendremos que esperar la edición en DVD, no así para las canciones) y toda la maquinaria hollywoodense puesta al servicio del realizador para reconstruir detalladamente el continente blanco.

Desde el vamos, una película que arranca con un número musical alrededor de Kiss de Prince y cierra con otro basado en Bad de Michael Jackson, ya está indicando un muy buen gusto en lo referido a la selección musical. Pero todo va mucho más allá. A la espectacularidad visual, las muy inspiradas coreografías y la magnifica escenificación de los segmentos bailados, se añaden las interesantes interpretaciones de temas clásicos a cargo de K.D. Lang, Patti LaBelle, Yolanda Adams y los mismos actores, aquí todas en sus versiones en inglés (por ejemplo, Kidman y Jackman hacen el cover de Kiss, y Williams hace lo propio con My Way). Los números musicales están perfectamente articulados a la trama, haciéndola avanzar cuando es debido y apuntalando situaciones que hacen al desarrollo de los personajes. La animación es particularmente descollante y aporta escenas de profundo lirismo y belleza minimalista (hay que tener en cuanta que los colores excluyentes son solo el azul y el blanco… es increíble lo que logró el equipo de CGI en este film, deja muy por detrás a otras obras similares).

Si a todo esto le sumamos un mensaje de insólita virulencia contra el fundamentalismo religioso, la apatía social general y la progresiva destrucción del medio ambiente, Happy Feet ranquea como la mejor película de animación del año, aunando calidad técnica con un contenido punzante. Utilizando el viejo tópico del viaje iniciático hacia la adultez y la defensa de la diversidad, el film critica duro a los seres humanos en tanto especie egoísta, cruel y destructora para con la vida y la naturaleza en su conjunto. La expulsión que sufre Mumble, a manos de la conservadora y reaccionaria cúpula político/ religiosa de su comunidad, nos habla de las ansias de poder, la ceguera religiosa y la estúpida superstición de la mayoría. Cuando en la segunda mitad el protagonista entre en contacto con los “aliens”, el pobre pingüino, desde su idealismo militante, tratará de solucionar el problema de alimentos que padece toda la región. Allí se percatará que si se consigue algo bueno de esos seres extraños es de pura casualidad y como producto de un efecto rebote. En este sentido, dice bastante el hecho de que en Happy Feet no haya humanos animados, dibujados. Los hombres y mujeres que vemos son reales… en medio de una hermosa y resplandeciente animación que representa a los pingüinos, ver las caras filmadas de los seres humanos funciona como un logrado golpe al espectador.

Happy Feet se centra precisamente en los “pies felices” de Mumble, los que desencadenan todo el relato, los mismos que lo impulsan a bailar cada vez que la felicidad se apodera de su cuerpo. En una escena en que los otros pingüinos se burlan de su hiperquinético zapateo, Mumble les dice que lo que él hace no es tan distinto a cantar como ellos creen. Afirma que “bailar es cantar con el cuerpo”. Por supuesto que al resto le lleva bastante tiempo entender el significado de esto y asimilar el cambio de mentalidad propuesto. El pequeño no busca ser aceptado cambiando lo que es, decide intentar el camino inverso: tratar de modificar las convenciones de su comunidad en relación a lo que se “debe ser” para encajar. Y encima, como si esto fuera poco, se empecina en resolver los problemas de los suyos. El autodescubrimiento del pingüino corre parejo a la denuncia del desastroso mundo que lo circunda. Mención aparte merecen los graciosísimos personajes cómicos, esos cinco pingüinos latinos que lanzan un complejo entramado de comentarios y chistes que son tan eficaces como inteligentes.

Todo lo que George Miller y su equipo se proponen aquí lo logran. El éxito artístico pasa tanto por la deslumbrante imaginación visual como por el talento en cuanto al trazado de los personajes, la estructuración de las secuencias y la elección de las canciones en función de las necesidades narrativas. Escuchar un tema nuevo de Prince, The Song of the Heart, durante los créditos finales no es más que la frutilla de la torta, una muy apetitosa por cierto.

Título: Happy feet – El pingüino.
Título Original: Happy Feet.
Dirección: George Miller.
Voces originales: Elijah Wood, Nicole Kidman, Hugh Jackman, Robin Williams, Brittany Murphy y Hugo Weaving.
Género: Animación, Comedia, Musical.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 108 minutos.
Origen: EE.UU./ Australia/ Nueva Zelanda/ Antártida.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Warner Bros.
Fecha de Estreno: 07/12/2006.

Puntaje: 9 (nueve)

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