Por Emiliano Fernández
Cloverfield (2008) llega para aclararnos el panorama en lo que respecta a los intereses de uno de los productores del momento, J.J. Abrams. El equipo creativo responsable del film está conformado por allegados y colaboradores habituales del exitoso director de Misión Imposible III (2006) y creador de las series televisivas Alias y Lost. Las recurrencias estilísticas están a la orden del día y son fáciles de identificar. Otra vez estamos ante un producto formalmente impecable en el que el modo de contar la historia sorprende y atrapa con sagacidad la atención del espectador. El nivel conceptual es el que genera problemas, el que nunca termina de convencer. Ya no sólo la justificación central del martirio por el que deben atravesar los personajes es bastante floja, también molesta la ausencia continua de trasfondo discursivo (de cualquier tipo, no nos pongamos exigentes…). El entretenimiento está garantizado pero seguimos con un lavado de manos sistemático a la hora de jugarse por alguna clase de mensaje. La interpelación pensante parece no dar frutos en taquilla a ojos de los muchachos de Bad Robot…
La película está narrada con una Handy Cam digital y desde el punto de vista subjetivo de uno de los protagonistas. Todo comienza en la víspera de una fiesta de despedida para Rob Hawkins, a punto de partir hacia Japón por motivos laborales. Su mejor amigo Hud, su hermano Jason y la novia de este, Lily, organizan el agasajo en un coqueto departamento de Manhattan y deciden registrar lo acontecido para que el muchacho tenga un lindo recuerdo durante su estadía en Asia. Pero como suele ocurrir, cae en la festichola un invitado indeseable que destruye la alegría y diversión. En este caso, literalmente. Un monstruo gigantesco y amorfo se aparece de la nada y ataca sin piedad la isla, derribando puentes y distintas vías de escape. Lo peor será cuando le arranque la cabeza a la Estatua de la Libertad y la arroje a las puertas del edificio de los jóvenes… Luego de la muerte de su hermano, Rob recibe un llamado desesperado de su ¿novia? Beth McIntyre. En medio de las escaramuzas entre milicia y bicho, los sobrevivientes deciden emprender un peligroso e incierto viaje de rescate…
La ficción se presenta como un documento encontrado en el “lugar antes conocido como Central Park” y el elemento disparador es esta improvisada misión destinada a salvar la vida de la chica, aparentemente malherida en su hogar luego de la visita de ya sabemos quién. El camarógrafo oficial es Hud, una verdadera usina generadora de comentarios bobos. El tipo recibe la cámara durante la fiesta y no la suelta hasta el final, funcionando en términos prácticos como un relator de muy bajo coeficiente intelectual. Esta es otra de las flaquezas del film; haciendo más complejo y rico a este personaje el tono podría haber sido mucho más serio y menos pasatista. Sin embargo las escenas de tensión están muy logradas (a pesar de que son relativamente pocas), se mejoró mucho el nivel de los efectos especiales (si lo comparamos con los bajos estándares de Alias y Lost), la edición es meticulosa e interesante (saltando en el tiempo a partir de los espacios que quedan en la cinta por los instantes de reproducción y vuelta a la grabación), y la duración es la correcta (unos 80 minutos que nunca aburren).
Desde ya que los movimientos espásticos, los fuera de foco, los zoom furiosos y la velocidad general marcan el ritmo de la trama, bien acorde con el contexto de enfrentamiento y huida nocturna en el que se desarrolla el relato. Las actuaciones son apenas pasables y no hay nadie que destaque por sobre el resto del elenco. Mucho grito y poca interpretación valiosa. Resulta más que loable la idea de obviar combates majestuosos mainstream entre los protagonistas y la criatura (de eso se encargan los militares…). Estos antihéroes son bastante tontos en sus decisiones y sólo tienen encontronazos a pequeña escala con una suerte de “crías” que el monstruo va desprendiendo a su paso. En cuanto al manejo especifico del suspenso, están logradas las secuencias del subte y la del rescate propiamente dicho. Cloverfield mezcla el cine catástrofe de los ’70, la tradición oriental de aquellos seres inconmensurables destructores de ciudades, la estructura de la recordada El Proyecto Blair Witch (1999) y la vacuidad adictiva característica de las series de Abrams. Uno siempre desea que bajen de un hondazo al cameraman. Por suerte y como dice un secundario, “la cosa está ganando”…
Título: Cloverfield – Monstruo.
Título Original: Cloverfield.
Dirección: Matt Reeves.
Intérpretes: Lizzy Caplan, Jessica Lucas, T.J. Miller, Michael Stahl David, Mike Vogel y Odette Yustman.
Género: Ciencia-ficción, Terror, Cine catástrofe, Found footage.
Clasificación: Apta mayores de 13 años con reservas.
Duración: 82 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 07/02/2008.
Puntaje: 6 (seis)
El staff opinó:
–Resulta válida y prometedora la búsqueda de un terror que apueste a la sugestión en vez del golpe de efecto harto utilizado en el género. Este film por momentos alcanza picos de tensión y desconcierto en un nivel poco habitual gracias a la inmediatez del digital, aunque acusa falta de suspenso en algunas escenas preso de las exigencias de un público que quiere que le muestren todo para no sentirse defraudado…– Pablo E. Arahuete (7 puntos)
–Con una película como Cloverfield los aplausos de aprobación y los abucheos de aplazo están a la orden del día, y no podría ser de otra manera dada la naturaleza estética y ciertamente experimental de la propuesta. Sostengo que aún en sus aparentes y múltiples simplezas, es una de las películas más ingeniosas y trabajadas desde lo narrativo que me tocó ver en años. A sufrirla… en el buen, y al tiempo angustiante, sentido del término.- Juan Blanco (8 puntos)
–Como suele suceder con las películas del Dogma ’95, el asunto es sobrevivir los primeros diez minutos. Una vez asimilada la propuesta estética el uso de la cámara en mano y las desprolijidades formales se convierten en factores claves para la puesta en escena del realizador Matt Reeves. En otra época la destrucción masiva desatada por el monstruo habría sido objeto de un análisis geopolítico (Godzilla, evidente inspiración de Cloverfield, siempre fue una consecuencia de las bombas atómicas durante la 2ª Guerra Mundial). Hoy día, a casi siete años del 11-S, el enfoque sólo apunta al entretenimiento y eso es algo que el productor J.J. Abrams domina como pocos. Tranquilidad para aquellos que teman encontrarse con otro Proyecto Blair Witch. Entre esta última y Cloverfield hay tanta diferencia como entre los Extermineitors de Carlos Galettini y la saga de Terminator. La honestidad comercial por sobre todo…- Diego Martínez Pisacco (7 puntos)