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jueves, 21 noviembre 2024
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Expiación, deseo y pecado: El amor es un fin en sí mismo

Por Emiliano Fernández

Atonement (2007), estrenada en nuestro país bajo el kilométrico título Expiación, deseo y pecado es una verdadera rareza cinematográfica. Lo inesperado del caso viene de la mano de la conjunción de personas que intervinieron en su realización. Ninguno de ellos es significativamente talentoso o ha sabido descollar en lo suyo. El director Joe Wright, el guionista Christopher Hampton y el autor de la novela original Ian McEwan son profesionales pulcros y rescatables pero sin duda están muy lejos de ser luminarias del séptimo arte. Sólo basta chequear la carrera de cada uno para comprobarlo… No obstante, consiguieron redondear una película intensa, movilizante y llena de momentos maravillosos. No sabemos cuál es la causa exacta. Puede ser el caprichoso azar, la superposición de intereses, un instante de particular inspiración, la complementación con un brillante desempeño por parte de los rubros técnicos o la simple combinación de voluntades. Lo importante es el resultado: una pieza tan increíble como exquisita que recupera el espíritu de las epopeyas de ese campeón del corazón llamado Douglas Sirk.

Resulta fundamental no adelantar nada de la trama propiamente dicha. Este es un de esos films en donde el fluir narrativo no debe estar comprometido por preconceptos; sobre todo porque la historia se reduce a una pequeñísima anécdota magnificada, como en todos los grandes melodramas, hasta el extremo mismo de la inflexión. La película cuenta con tres actos interconectados y bien definidos. Comienza con elementos del policial, continúa en tanto épica bélica y finaliza como dramón romántico. Desde ya que el relato abarca los distintos padecimientos y vaivenes en el tiempo de una atribulada pareja, la compuesta por Robbie Turner (James McAvoy) y Cecilia Tallis (Keira Knightley). Atonement deambula sin decidirse por varios géneros, dejando de lado cualquier aproximación superficial y penetrando con impetuosidad en su misma esencia. De ellos extrae componentes singulares para luego diluirlos con gran acierto en un todo ampuloso y algo desnivelado, pero también coherente y abarcador. El tono vivificante siempre se mantiene inmutable, como huella permanente del andar de personajes que sólo desean y persiguen el “vivir sin vergüenza”.

El guión, la puesta en escena, la fotografía y la edición son geniales (no olvidemos que el film transcurre principalmente en la Inglaterra de las décadas del ’30 y el ’40, extendiéndose hasta nuestros días). Las idas y vueltas temporales están orquestadas con sensatez e inteligencia: los flashbacks apuntalan en forma estupenda las características especificas de los protagonistas, apareciendo cuando se los necesita y esfumándose en el instante oportuno. Es de destacar la música incidental compuesta por Dario Marianelli. En una curiosa jugada para una ficción de época, decidió samplear el martilleo típico de las viejas maquinas de escribir y convertirlo en el leit motiv de la banda sonora, en clara referencia a la paradójica Briony Tallis (niña/ adulta/ anciana que completa el trío central y permanece a cargo de Saoirse Ronan, Romola Garai y Vanessa Redgrave, sucesivamente). Pero Atonement también sorprende por su ambiciosa propuesta formal, más allá de la apabullante narración. El ejemplo máximo en este sentido es una exhaustiva toma secuencia en las playas de Dunkirk, magistral aproximación al caos de la guerra.

Ahora bien, el trabajo del elenco es muy parejo y nadie desentona dentro del contexto general. Están excelentes McAvoy y Knightley, dos intérpretes de los que nadie esperaba gran cosa (en especial llama la atención la labor de ella, superando por fin los personajes de adolescente y volcándose hacia un rol mucho más jugado). En cuanto a Briony, está muy bien estructurada su inserción en la historia. Como su decisiva participación ocurre siendo ella una chiquilla, se torna subjetiva su visión a través de escenas complementarias concretas. Así tenemos primero la perspectiva de la joven y luego la de los involucrados directos, o viceversa. Según sus inclinaciones, el espectador disfrutará más o menos de los diferentes capítulos. Algunos se regocijarán con la sensación de suspenso a punto de estallar de la primera parte, otros disfrutarán de la nostalgia y el peligro del entreacto, y finalmente habrá a quienes se les caiga un lagrimón cuando llegue la mentada expiación del título. Atonement no se caracteriza por su originalidad pero consigue deslumbrar por su vuelo poético, su extraordinaria pericia, su riqueza dramática y por defender esa inmolación pasional tan infrecuente en nuestros días. Nos regala desigualdades, confusión, dolor y la inagotable certidumbre de que el amor sobrepasa mentiras porque es un fin en sí mismo…

Título: Expiación, deseo y pecado.
Título Original: Atonement.
Dirección: Joe Wright.
Intérpretes: Keira Knightley, James McAvoy, Romola Garai, Saoirse Ronan, Vanessa Redgrave, Brenda Blethyn, Harriet Walter, Patrick Kennedy y Benedict Cumberbatch.
Género: Drama, Misterio, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 123 minutos.
Origen: Reino Unido / Francia / EE.UU.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 07/02/2008.

Puntaje: 9 (nueve)

 

El staff opinó:

El director de Orgullo y prejuicio vuelve a demostrar su eficacia desde lo narrativo y un virtuoso manejo de la cámara, tanto en lo pausado como en el vertiginoso cambio de registro. Un reparto sólido aporta el resto para cerrar un relato bien dosificado dramáticamente y por momentos conmovedor, acompañado de una exquisita banda sonora…Pablo E. Arahuete (8 puntos)

Pasando por alto ciertas susceptibilidades, todas consecuencia de un guión quizás sobre-escrito y calculado casi maquiavélicamente para despistar y manipular al espectador, la película en sí es un excelente relato clásico y una historia de amor (y desamor) no menos emocionante. Pocas veces uno se va del cine con esa sensación de saciedad que dejan las películas cuando se las ve tan –bien- elaboradas.Juan Blanco (9 puntos)

Joe Wright no ha logrado superar con Expiación el brillante trabajo realizado en la prodigiosa Orgullo y prejuicio… pero cuán cerca estuvo de hacerlo. Para los que no leímos la novela de Ian McEwan las sorpresas que esconde el film pueden llegar a ser subyugantes. Atrapante el montaje no lineal, fascinante la construcción sonora y la composición musical de Dario Marianelli e impecable la interpretación de todo el elenco. El final, con toda su carga dramática, sólo puede ser calificado como perfecto.Diego Martínez Pisacco (9 puntos)

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