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domingo, 24 noviembre 2024
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Mamma mia!, la película: ¿Homenaje o explotación?

Quien creció en los 70’s sabe muy bien lo que significó para la canción popular la música del cuarteto sueco ABBA. Tal como sucediera una década antes con The Beatles, las composiciones de Benny Andersson y Björn Ulvaeus (una versión escandinava de Lennon/McCartney por su capacidad para crear hits inolvidables) dominaron los charts europeos para luego extenderse con un éxito descomunal al resto del planeta. Otro punto en común con los músicos de Liverpool es que la banda sólo logró sostenerse internamente por diez años (1972-1982) antes de separarse para siempre. Desde ya, el legado que dejaron asombra por su perfecta alquimia pop y hace rato que distintas bandas vienen homenajeándolos con diversos covers de sus mayores sucesos. Con esa intención surge en Londres la obra de teatro Mamma mia! (1999), con puesta de Phyllida Lloyd y libreto de Catherine Johnson. La pieza celebraba las mejores canciones de ABBA que le sirvieron de inspiración a la autora para concebir un argumento tan leve como una brisa de verano. Mamma mia! logró cifras millonarias en ventas de entradas y se exportó a países como España, Estados Unidos, Canadá, Alemania, Suecia, Japón, Rusia, Corea y Holanda. Próximamente se podrá ver en México y algún día -cuestión de tiempo- llegará a Sudamérica (se rumorea que Brasil sería el primero en estrenarla). Frente a semejante furor retro era lógica una adaptación al cine que acaba de hacerse efectiva con Mamma mia!, la película. Producida por Tom Hanks y su mujer Rita Wilson con idéntica astucia comercial a la aplicada en Mi gran casamiento griego (otra crowd-pleaser desvergonzada), el filme ya recuperó su inversión de 52 millones de dólares y sigue generando divisas donde sea que se proyecte. El milagro, para que quede clara mi opinión, tiene su razón de ser en la banda de sonido integrada por un auténtico “Grandes éxitos” de ABBA. Ni Phyllida Lloyd, que aquí debuta en la dirección cinematográfica, ni la guionista Johnson ni los responsables de la coreografía le han puesto un mínimo de esfuerzo a una propuesta que aprovecha con absoluto descaro el repertorio del grupo sueco sin entregar nada a cambio. Lo que se dice, un musical perezoso (entre otras cosas negativas).

Si Enrique Carreras viviera estoy bastante convencido de que hubiese dirigido Mamma mia!, la película de una forma muy parecida: sin ideas, amateur en su estilo y tan torpe técnicamente como aquellos engendros interpretados por Olmedo y Porcel. O, quizás, como esas comedias playeras con Donald -o algún intérprete de llegada masiva similar- en las que se ilustraba un disco entero mediante secuencias apáticas y poco imaginativas que servían sobre todo como vehículo de difusión. La comparación con un vetusto cine nacional no es casual: Mamma mia! promueve el mismo desinterés por el ingenio y la elaboración formal para decantarse por un mero entusiasmo colegial que jamás alcanza a disimular todas las falencias que van surgiendo. La pasión no es un sucedáneo adecuado para la creatividad por más predispuestos que estén los actores. Que Meryl Streep, Pierce Brosnan y elenco se diviertan no implica necesariamente que los espectadores también lo hagan. De hecho, uno envidia un poco lo bien que la deben haber pasado en la filmación. ¿A quién no le gusta cantar o bailar sin las exigencias de un nivel profesional? Eso es Mamma mia!: un musical de entrecasa que cualquier artesano mediocre podría realizar. Sólo basta con comprar los derechos de canciones tan inoxidables como Money, Money, Money; Chiquitita, Gimme! Gimme! Gimme! (A man after midnight), Dancing queen, Voulez-Vous?, Lay all your love on me, The winner takes it all, Take a chance on me o el tema que le da el nombre al filme para asegurarse de que el proyecto cumpla a rajatabla con las expectativas comerciales. Para hacer una analogía futbolera, esto equivale a formar un equipo de patas duras para defender un resultado sabiendo que en la delantera tenés a un genio como Maradona que a la larga te salva la vida con un gol o una jugada maestra. ABBA es el único prodigio que se observa en Mamma mia! y créanme que causa mucha rabia que los exploten así… Benny, Björn, Frida y Agnetha merecerían un Baz “Moulin Rouge” Luhrmann que les haga honor a su talento utilizando los recursos del cine con fines expresivos frescos y originales. En ese sentido es paupérrima la puesta en escena de Phyllida Lloyd, que como cineasta ha demostrado ser una excelente régisseur de ópera…

De la historia sólo conviene anticipar que juega con los equívocos sentimentales propiciados por un triple amorío que los galanes Sam (Pierce Brosnan), Harry (Colin Firth) y Bill (Stellan Skarsgård, el más convincente de los hombres) mantuvieron con Donna (una Streep ya indisimulablemente veterana) veinte años atrás. De esa relación simultánea nació Sophie (la encantadora Amanda Seyfried) quien a días de casarse desconoce quién es su padre. Por ende resuelve invitarlos a todos para luego determinar a quién le pedirá que la entregue en la ceremonia religiosa… Cantada en su totalidad por los actores (algunos tan afinados como Meryl Streep o la joven Seyfried; otros fuera de registro como el ex 007 Brosnan, que no puede lograr un “do” ni en la ducha), Mamma mia!, la película decepciona en casi todos sus rubros, pero con la carta ganadora que se guardan los productores bajo la manga es imposible que fracase en nuestro país. Como productores ejecutivos Andersson & Ulvaeus deberían haber reclamado profesionales más idóneos que le otorguen un salto de calidad al material a rodar. Considerando las toneladas de dólares que ha recaudado Mamma mia!, ¿le importará a alguien la insignificancia artística que representa para el género? Creo que la respuesta ya está implícita… Sólo recomendable para fanáticos de ABBA.

Título: Mamma mia!, la película.
Título Original: Mamma Mia!
Dirección: Phyllida Lloyd.
Intérpretes: Amanda Seyfried, Meryl Streep, Pierce Brosnan, Colin Firth, Stellan Skarsgård, Christine Baranski y Julie Walters.
Género: Basado en obra teatral, Comedia, Musical, Romance.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 108 minutos.
Origen: Alemania / Estados Unidos / Inglaterra.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 21/08/2008.

Puntaje: 3 (tres)

El staff opinó:

Ya expresé alguna vez mi opinión indignada sobre las películas musicales de la actualidad. Les falta todo lo que antes le sobraba hasta al musical más flojo: profesionalismo, desde ya, pero sobre todas las cosas esa magia propia del género que no se puede simplemente manufacturar con una puesta en escena pomposa. Mamma mia, en cuanto al profesionalismo, no es la excepción a la regla; pero cuando de espíritu o magia se trata, tiene una fuerza bruta imparable y un nervio que pude más que cualquier alarido rompecristales de Pierce Brosnan (y de éstos hay varios). Jorobando con uno de mis colegas al día siguiente de ver la película, le alcancé a comentar que para mí Chicago y Hairspray, por ejemplo, equivalían a esas primeras horas de la típica fiesta en la que uno empieza a bailar peinadito, perfumado y tratando de que la camisa no se le salga del pantalón, mientras que Mamma mia tiene más que ver con ese último tramo “carioca” en donde uno ya anda borracho con la corbata puesta en la cabeza y probablemente besando floreros por equivocación o alguna mina que no es la suya. No es lo más glamoroso del mundo, pero tiende a ser el momento más vital, desinhibido y emocionante de cualquier fiesta. Por eso, sostengo que aún con sus cuantiosas imprecisiones formales, Mamma mia!, la película es un musical “al natural” que transmite energía y emoción en todo momento, que no le teme a nada y que hasta hace de la torpeza su orgullosa puesta en escena; una bizarrez total, absoluta y consciente, que hasta se da el lujo de guardar alguna que otra incorrección política para la hora de entregar los souvenirs…Juan Blanco (7 puntos)

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