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sábado, 23 noviembre 2024
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El refugio: Entre dos pulsiones

Por Pablo E. Arahuete

Sin duda, puede establecerse una conexión temática entre El refugio y Ricky, ambas obras del director francés François Ozon, desde el punto de vista reflexivo sobre la maternidad sin un enfoque idílico y falso y con el ascetismo característico de este realizador. Más allá del viraje hacia la fantasía que se proponía en Ricky, uno de los interrogantes que sobrevolaba subrepticiamente el relato obedecía a la pregunta de porqué se traen niños a un mundo tan poco agradable, con familias rotas y un excesivo grado de egoísmo en cada uno de los futuros padres.

La primera vinculación entre estas historias la constituye el hecho de que se está hablando de embarazos no deseados; de hijos que llegan por accidente o descuido y no como concreción de un deseo genuino. No obstante, Ozon no cae en el reduccionismo de problematizar el fenómeno sino que intenta, sin forzar las situaciones, encontrar matices positivos sobre dos hechos trascendentes, que mal que les pese a sus protagonistas conllevan a una transformación emocional directamente proporcional a la dialéctica atracción-rechazo -que opera de manera constante- con su contracara de dolor-alegría.

Esa incertidumbre encuentra en el caso de El refugio una plataforma conceptual más que interesante desde el punto de vista de su protagonista Mousse (Isabelle Carré, embarazada realmente durante el rodaje) una joven de clase media, adicta a la heroína, quien pierde a su novio Louis (Melvil Poupaud) por una sobredosis y debe decidir si continúa con el embarazo o aborta. El apego que la unía a su pareja no podría encolumnarse dentro de la etiqueta de amor, aspecto que termina por develarse cuando la familia del fallecido le pide cortar con los eslabones de la ascendencia sin un atisbo por parte de ella de rechazo o indignación. Sin embargo, ya recluida en una casa de campo, lejos de París -que le pertenece a uno de sus amantes ocasionales-, recibe la ingrata visita de Paul (Louis Ronan-Choisi), hermano homosexual de Louis, quien llega con todas las intenciones de pasar una estadía junto a ella. Aunque el rechazo a la compañía resulta -en un principio- más que evidente, también es cierto que la soledad y ciertos recuerdos de su novio comienzan a aparecer generando en la joven Mousse un estado de confusión que la sensibiliza y de a poco irá destruyendo una coraza emocional con la cual guarda distancia del entorno, mientras continúa con su embarazo y con su recuperación de las drogas.

Así va transcurriendo una trama despojada completamente de sensiblería por parte del director y guionista, quien mantiene un registro naturalista e intimista hasta el final en donde las pulsiones de vida y muerte se entrelazan de manera constante pese a que lo vital se expresa y manifiesta con mayor fuerza reflejándose -simbólicamente- en un vientre que crece y por el que resuenan los ecos del miedo, las inseguridades y las señales de la fragmentación en los afectos rotos.

La virtud del cineasta francés reside principalmente en encontrar un espacio definido entre la frialdad y el despojo emocional, que sintoniza simétricamente con los estados anímicos de los personajes pero sin perder la sensibilidad humana que siempre ha caracterizado su cine.

Título: El Refugio.
Titulo Original: Le Refuge.
Director: François Ozon.
Intérpretes: Isabelle Carré, Louis-Ronan Choisy, Pierre Louis-Calixte, Melvil Poupaud, Claire Vernet y Jean-Pierre Andréani.
Duración: 88 minutos.
Calificación: Apta para mayores de 16 años.
Origen: Francia.
Año Realización: 2009.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha Estreno: 10/06/2010.

Puntaje: 8 (ocho)

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