Por Isel Sánchez Vega, corresponsal de Nueva Tribuna (España)
Vuelve la saga de terror más silenciosa y en esta ocasión presenta el primer día del apocalipsis desde el punto de vista de nuevos personajes. Ya no dirige John Krasinski sino que detrás de las cámaras se sienta Michael Sarnoski en el que es su segundo trabajo tras Pig (2021).
Lo primero que se debería hacer antes de presentarse en una sala de cine para ver esta precuela es cambiar las expectativas que evidentemente generan una precuela de esta saga. ¿El motivo? No es una película que vaya a ampliar el “lore” y a explicarnos cómo descubrieron que tendrían que estar en silencio. Es más, parece como si los habitantes de este mundo postapocalíptico supieran sus reglas desde el minuto cero. Estamos ante una historia que se centra en la humanidad de su protagonista y que además se encuentra en una invasión alienígena y no al revés.
Sam, interpretada por Lupita Nyong´o, está enferma y vive en una residencia médica. En una excursión con el enfermero a un teatro de marionetas el apocalipsis comienza en una secuencia rodada de manera magistral. Como si la primera presencia en pantalla de los alienígenas de La Guerra de los Mundos de Spielberg mostrase menos a los forasteros pero al mismo tiempo fuese más espeluznante y sangrienta.
A nivel técnico no hay nada que reprochar. El diseño de sonido es espectacular y se convierte en el principal elemento de terror. Para la primera gran secuencia y otras pequeñas interacciones alien-humano se utiliza mucho el fuera de campo para asustar a través del sonido y lo que no vemos e ir enseñándolo progresivamente. Luego hay otras dos secuencias de acción en las que se esconde poco pero se entiende al transcurrir en las calles de una gran ciudad. Es de admirar que funcione prácticamente tan bien como el otro tipo de escena.
Las otras dos entregas de la saga, Un lugar en silencio (2018) y Un lugar en silencio: Parte II (2020), mezclaban el drama personal con el terror de aventuras. Sin embargo, en esta ocasión la historia de su protagonista sube un escalón por encima del espectáculo. No es una mala elección ni mucho menos, ya que la historia es preciosa y mostrar a un público que va a ver monstruos despedazar humanos una trama tan profunda (y a la vez tan simple) es muy valiente. El problema es que los momentos en los que los personajes se sinceran, cuentan su pasado o simplemente pasean en silencio sin amenaza a la vista se producen bajones de ritmo muy grandes. La cinta no es capaz de balancear su ritmo y los momentos de tensión se cortan abruptamente con una situación más emotiva y viceversa. Arranca y frena sin pasar por una velocidad intermedia.
Quizá la película pedía una presentación previa de personajes más amplia para que no tuviese tantos baches porque su vida es muy interesante y los momentos de acción son espectaculares pero no saben darle el tiempo necesario a cada uno. El que sale peor parado (sin contar el reparto que es abandonado injustificadamente nada más empezar) es Eric, interpretado por Joseph Quinn, ya que desaprovechan su potencial y le cambian de carácter según le convenga al guion. Llega un momento en el que el personaje que atrae toda la atención es Frodo, el carismático gato que les salvará en más de una ocasión.
Sin duda una entrega sorprendente que funciona mejor con visionados posteriores.
Título: Un lugar en silencio: Día uno.
Título original: A Quiet Place: Day One.
Dirección: Michael Sarnoski.
Intérpretes: Lupita Nyong´o, Joseph Quinn, Alex Wolff, Djimon Hounsou, Elijah Ungvary, Thea Butler, Jennifer Woodward y Sunjay Midda.
Género: Precuela, Terror, Thriller, Drama, Fantástico. Calificación: pendiente.
Duración: 100 minutos. Origen: EE.UU./ Reino Unido. Año de realización: 2024.
Distribuidora: UIP. Fecha de estreno: 04/07/2024.
Puntaje: 7 (siete)