Por Juan Blanco
Si en algún momento Kevin Reynolds supo concebir trabajos tan ágiles como Robin Hood y Waterworld, puede decirse que se debió en primera instancia a la presencia de un monstruo como Kevin Costner en ambos proyectos, y en segunda al humor con que aparentemente logró disfrazar esa falta de cohesión narrativa que recién se llega a vislumbrar en la “seria” Montecristo.
Basada en la archibastardeada novela “El Conde de Montecristo” de Alejandro Dumas, esta historia de traición, codicia, muerte y venganza comienza con una trampa que Fernand Mondego (un joven rico) le tiende a su mejor amigo Edmund Dantes (un pobre navegante) por una pura cuestión de celos, y que le termina costando al último la pérdida de su amada Mercedes (ahora cortejada por Mondego), además de la reclusión en una prisión donde se abandona a todo aquel que se prefiere en el olvido eterno. Con la ayuda del Abe Farias (otro inocente prisionero en la piel de Richard Harris), y tras un cuidadoso plan de escape
que le toma unos buenos trece años de encierro y adiestramiento, Dantes habrá de huir totalmente educado y con un dato más que valioso: la ubicación del incalculable tesoro de Montecristo. Una vez libre y convertido en Conde -gracias a la riqueza que le concede todo ese oro- su plan no será más que una venganza terrible contra aquellos que alguna vez lo traicionaron, en especial contra su “mejor amigo”.
En Montecristo, lo que empieza como un cuento de aventuras con porte vigoroso se termina volcando rápido en un relato con pretensiones de clasicismo demasiado forzadas; el resultado es un ejercicio tan gracioso como anacrónico. Desde que Edmund Dantes se convierte en Conde pasan a desfilar elipsis grotescas, casualidades tontas –y muy convenientes, como que Dantes esté exactamente igual que hace quince años pero nadie parezca reconocerlo-, encrucijadas amorosas, y hasta confusiones de paternidad tratadas con la sutileza de una telenovela venezolana; cosas que quizás uno perdona en una película ya entrada en años, pero en la actualidad ya estamos viejos para comernos semejantes registros y mucho más si están tomados en serio. Como prueba de todo lo anterior hay una puesta en escena en el duelo final digna de una tragicomedia de Andrea del Boca (se nota especialmente en los diálogos).
Los responsables de ponerle la cara a los mártires de la tragedia son el “siempre efusivo” Jim Caviezel (Dantes) y un sobreexigido Guy Pearce (Mondego), sin llegar en ningún caso a un aporte considerable al enfrentamiento.
A duras penas… livianita para aquel que siguió y disfrutó Cosecharás tu siembra.
Título: Montecristo.
Título Original: The Count of Monte Cristo.
Dirección: Kevin Reynolds.
Intérpretes: Jim Caviezel, Guy Pearce, Richard Harris, Luis Guzmán, Michael Wincott, Dagmara Dominczyk, James Frain, Christopher Adamson, Alex Norton, Henry Cavill, Patrick Godfrey.
Género: Acción, Aventura, Drama de época.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 134 minutos.
Origen: Irlanda/ Suiza/ EE.UU./ Reino Unido.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 18/04/2002.
Puntaje: 3 (tres)
