Por Juan Blanco
Intentar ajustar la nueva versión de La máquina del tiempo al relato original de H.G Wells o a la película de George Pal de los ‘60s sería una pérdida de tiempo (valga la redundancia), y no porque no tenga que ver con ninguna de las dos obras, sino por la misma conciencia con la que el film de Simon Wells (descendiente de H.G.) reconoce a sus dos antecesoras y se asume lejos de ellas.
La novela, desde ya, era mucho más ambiciosa en contenido y albergaba por sobre su enorme carga aventurera, toda una problemática de tipo social que apenas asoma en la presente odisea, y no de manera desacertada. Y en cuanto al clásico de Pal, bueno, cabe decir que mostraba muchas más vueltas y complicaciones en el viaje de este tipo que, impulsado por la pérdida de un ser querido, inventa una máquina con intenciones de cambiar el pasado. En definitiva, La máquina del tiempo versión 2002 no tiene mucho que ver con nada de lo que se haya hecho hasta el momento, sino que gana vuelo propio con un relato mesurado que, si bien especula con el tipo de narración clásica que le habría hecho ganar al cuento sus adeptos hace varios años, no pretende ir más allá de su independencia.
La historia ya se conoce; una vez que el profesor Alexander Hartdegen (Guy Pearce) emprende su viaje hacia el pasado para rescatar a su amada de las garras de la muerte, se da cuenta de que el hecho es inevitable, motivo por el cual enfocará su travesía hacia el futuro procurándose varias escalas hasta encontrar la respuesta que busca a su pregunta: ¿por qué no es posible cambiar el pasado?
La última de esas escalas será la que le provea la resolución a dicho acertijo, pero ya será en el año 800 mil y monedas, momento en que la raza humana estará dividida en dos especies: la de los Eloi (similar a los humanos) y la de los Morlocks (una degeneración predadora que se alimenta de los primeros). Allí conocerá a una nueva persona en quien depositar su confianza (Samantha Mumba), así como también se encontrará con su propio valor y sabiduría.
Con apenas noventa minutos de metraje, La máquina del tiempo ofrece ese espacio para la aventura cuyo timing nunca pasará de moda. Es precisa, sin vueltas y con un calibre estético que persuade más allá de sus convencionalismos, los cuales no son muchos. Guy Pearce demuestra que tiene el porte del héroe clásico y le pone al profesor suficiente melancolía como para que se sufra y se descubra con él.
Quizás el mayor logro de la película (y el más paradójico) sea el de lograr cierta clase de atemporalidad hasta hacernos tomar conciencia de la época en que la experimentamos, momento en el que el cine de aventuras se regala a un frenesí forzado que supone dinamismo en los movimientos de cámara y en las desproporciones coreográficas; La máquina del tiempo se busca justamente trascendental al mismo.
Título: La máquina del tiempo.
Título Original: The Time Machine.
Dirección: Simon Wells.
Intérpretes: Guy Pearce, Samantha Mumba, Jeremy Irons, Orlando Jones, Mark Addy, Sienna Guillory, Phyllida Law, Omero Mumba.
Género: Aventura, Ciencia-ficción, Basado en novela.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 96 minutos.
Origen: EE.UU./ Emiratos Árabes Unidos.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Warner.
Fecha de Estreno: 02/05/2002.
Puntaje: 7 (siete)