Por Omar Tubio
¡Bienvenida al reino de la comedia romántica, Reese Whiterspoon! La rubia y diminuta actriz, poco a poco, recoge el cetro que van dejando las más veteranas monarcas de otros tiempos -no muy lejanos-, como Julia Roberts o Meg Ryan. Observando el suceso de taquilla que sus films obtienen en su país, no es difícil augurarle el reinado completo en un par de años. De hecho Legalmente rubia, su anterior éxito, va por una segunda parte.
No me olvides, de alguna manera, y de acuerdo a los resultados viene a delinear una tendencia de por dónde viene el gusto de los americanos en este tipo de films; y no habla muy bien de ello precisamente, ya que reúne todos los clichés y estereotipos imaginables dispersados en una galería de personajes, a cuál más ridículo.
Melanie (Whiterspoon) es una diseñadora de modas a punto de dar un desfile que la lanzará al estrellato. Vive un romance discreto con el soltero más codiciado de Nueva York (hijo de la Alcaldesa de la ciudad), quien esa misma noche le propone matrimonio de una manera imposible de negarse (¿abrir Tiffany’s exclusivamente para que elija su anillo no es motivo suficiente?). El conflicto sobreviene, no porque Melanie no quiera casarse, sino porque oculta un terrible pasado, que de saberse echaría todos los planes por la borda.
¿Acaso asesinó a sus padres? ¿Esconde un hijo bastardo dado en adopción? ¿Es lesbiana y en realidad vive una doble vida? No señores… nada de eso. La chica proviene de un pueblito sureño (en Alabama), sus padres viven allí de una manera humilde pero respetable, y lo que en realidad esconde es un marido a quien no ve hace años y que jamás le dio el divorcio. La misión entonces consistirá en regresar a tan repugnante lugar, reencontrarse con sus padres tan poco “chics” y conseguir de una vez por todas librarse legalmente de ese error de su juventud; todo esto sin que se entere ni su futuro marido ni la entrometida madre de éste (Candice Bergen totalmente desaprovechada). Obviamente que al retomar contacto con sus raíces, a la pobre Melanie le caerán un par de fichas y bla, bla, bla…
Pese a que finalmente se imponga la moraleja dignificante y supuestamente las cosas se aclaren, la mirada discriminatoria deja sus secuelas y uno se pregunta de qué manera los habitantes del sur norteamericano se pueden identificar con este tipo de películas. Que los hombres vivan en la taberna de cerveza en cerveza, que las mujeres que se quedan en el pueblo tienen como único destino llenarse de hijos, que los mayores sólo vivan de recuerdos y rememoren una y otra vez la famosa batalla, que los gays sólo lo sean en secreto para conservar a sus amigos y que para ser digno de una mujer exitosa haga falta ser millonario, son solo alguno de los espantosos estereotipos de esta aparente inofensiva comedia, que lo único que busca es servirle a Reese Whiterspoon otro personaje querible en bandeja.
¡Anda a cantarle a Gardel!
Título: No me olvides.
Título Original: Sweet Home Alabama.
Dirección: Andy Tennant.
Intérpretes: Reese Witherspoon, Patrick Dempsey, Josh Lucas, Candice Bergen, Rhona Mitra, Mary Kay Place, Fred Ward, Ethan Embry, Jean Smart, Melanie Lynskey, Courtney Gains, Dakota Fanning, Mary Lynn Rajskub,.
Género: Comedia, Romance.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 108 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 05/12/2002.
Puntaje: 3 (tres)
