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sábado, 27 abril 2024
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Frida: Amor a la mexicana

Por Omar Tubio

Cuando el cine aborda a algún personaje histórico o famoso de la vida real, siempre se entra en terreno resbaladizo. Las biografías cinematográficas no gozan en general de mucho prestigio, ya sea por inverosímiles, por superficiales, por querer ser demasiado abarcativas o simplemente por que la figura a retratar no despierta interés. En el caso de Frida se sortean algunas de estas particularidades, pero esto no alcanza para conseguir una obra redonda y contundente.

Frida Kahlo es considerada, hoy por hoy, como la más célebre pintora mexicana de la historia y una de las más importantes de Latinoamérica. Signada desde muy joven por un trágico accidente que casi la deja paralítica, llevará como una cruz toda su vida las consecuencias del mismo. Este episodio y su encuentro y posterior relación con Diego Rivera (un famoso muralista de la época) la marcarán a fuego. Como bien lo dice en una escena: “He tenido dos accidentes en mi vida; uno en el tranvía y el otro contigo”.

Famosa por sus autorretratos, imprimirá luego a su obra un cariz oscuro y personal, trasladando a sus pinturas el sufrimiento y los dolores físicos a los que la sometía su enfermedad. Su vida junto a Rivera, turbulenta y apasionada pero nunca tranquila, la llevarán a París y Nueva York, donde se codeará con la “crème” de la farándula cultural y política que imperaba en esos años. Incluso ofrecerá su casa de México para asilar a Leon Trotsky en su obligado exilio junto a su mujer, lo que no impedirá que viva con él un fugaz romance. Mujer de intenso carácter, de convicciones ideológicas y de vida muy claras (su visión del matrimonio, la fidelidad y el sexo eran muy abiertas) finalmente sucumbirá a su padecimiento (“…no estoy enferma, estoy rota”) y morirá muy joven en plena gloria y reconocimiento de su arte.

Con semejante personaje y tantas vertientes desde donde tomarle, la directora Julie Taymor (Titus) y su estrella Salma Hayek, optaron por la más difícil; el querer abarcarlo todo; quizás allí radique la principal falencia del film. Es imposible darle una relevancia pareja a tantos hechos y tan importantes entre sí, por lo cual se presiente en algunos de ellos cierta liviandad o tono ilustrativo que hacen que la película pierda sustancia en ciertos tramos. Lo que sí queda claro es la necesidad de poner en primerísimo plano la historia de amor entre Frida y Rivera; aún frente a la obra como artista de ambos. Y si como elección es discutible, no hay que olvidar que la película la produce una major americana (Miramax) y que gracias a ello, por ejemplo, tenemos que dar por sentado que en México todo el mundo hable en inglés pero escuchen canciones en castellano. La Hayek lo justificó diciendo que quería que la película pudiera llegar a todo el mundo y así lograr que el arte mexicano sea conocido por todos. Puntos de vista o cuestiones de marketing.

Sin lugar a dudas lo más destacable del film es su apuesta por lo visual. Taymor, que ya en Titus había demostrado sus condiciones como puestista, imprime un intenso colorido a la fotografía en los tramos situados en México, oponiéndole tonos fríos y lavados cuando la acción se traslada a Nueva York, introduce secuencias de realismo mágico e incluso juega con lo surrealista, utilizando para ello varias de las obras de Frida, mezclándolas con la ficción, de manera tal que el espectador que desconozca su obra, se acercará a ella de una manera vívida y original. Otro de los aciertos formales es toda la secuencia de la visita a los Estados Unidos, con las primeras planas de los diarios formando un divertido collage y un Rivera convertido en King Kong balanceándose en el Empire State, como en el final del famoso film.

Salma Hayek, co-productora de la película, invirtió ocho años en el proyecto y luchó contra viento y marea para llevarlo a cabo. Tamaño esfuerzo valió la pena para ella, ya que pasará mucho tiempo para que vuelva a encontrar un personaje como este, que le permite demostrar por primera vez en pantalla su talento dramático en su real dimensión. Su Frida es conmovedora, y a no sorprenderse si consigue una nominación en los próximos Oscar. Alfred Molina está impagable como Rivera, y consigue transmitir, pese a su apariencia, todo el magnetismo y la seducción que su rol requería. Puede dar el batacazo también. Un grupo de actores amigos se unieron a la patriada y prestaron su cara (Antonio Banderas, Ashley Judd, Edward Norton) para personajes secundarios y así poder atraer a la mayor audiencia posible.

En definitiva, una biografía no muy riesgosa en lo conceptual, algo “for export” en determinados tópicos, pero muy atrayente en lo visual y en la puesta en escena. Atención con Julie Taymor, una directora para tener en cuenta.

Título: Frida.
Título Original: Idem.
Dirección: Julie Taymor.
Intérpretes: Salma Hayek, Alfred Molina, Mía Maestro, Roger Rees, Geoffrey Rush, Ashley Judd, Antonio Banderas, Edward Norton, Patricia Reyes Spíndola y Valeria Golino.
Género: Drama, Biopic.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 123 minutos.
Origen: EE.UU./ México/ Reino Unido.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 28/11/2002.

Puntaje: 7 (siete)

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