Por Pablo E. Arahuete
El esperado debut de George Clooney detrás de las cámaras llega con este film de extraña factura, cinismo y mirada crítica sobre el pueblo norteamericano. Basado en la autobiografía no autorizada de Chuck Barris, una leyenda de la televisión estadounidense, mentor de una serie de éxitos como “El juego de las citas” o “El Show del gong”, y quien asegura en su libro haber trabajado para la CIA como agente encubierto, el film de Clooney rescata su figura e intenta desentrañar los mecanismos de su mente.
Es innegable la mirada introspectiva de Charlie Kaufman, su guionista, sobre el enigmático Barris, quien puede ser considerado para muchos un farsante y oportunista. La obsesión de Kaufman por explorar la mente humana, como ya lo hiciera con John Malkovich en el film de Spike Jonze e incluso con la parodia de sí mismo en El ladrón de orquídeas (del mismo director), se confirma en su creación del mundo disociado que eligió para retratar la personalidad de Barris.
Sin embargo, esta idea de superponer realidades, donde los fantasmas del inconsciente aparecen en la vida real del protagonista, no hubiese sido atractiva sin el aporte creativo de su director George Clooney y la enorme versatilidad de Sam Rockwell para ponerse en la piel de Chuck Barris, papel por el que fue premiado en el último Festival de cine de Berlín.
Confesiones de una mente peligrosa aborda la vida de Barris desde dos lugares, o mejor dicho, dos formas de contar cinematográficamente una historia. Por un lado, Clooney recoge los testimonios de personas allegadas al personaje, que desnudan aspectos de su personalidad y resaltan anécdotas de su trabajo televisivo. Esos testimonios inscriben el presente del relato en un formato de semi-documental. Son las pistas seguidas por el realizador para reconstruir la verdadera historia en un pasado ficcional, núcleo del film.
Chuck Barris vive una adolescencia poco feliz y se siente un perdedor. Un día decide visitar los estudios de una cadena televisiva y se ilusiona con la posibilidad de trabajar en ese maravilloso mundo y así tener éxito. Gracias al apoyo de su novia Penny (Drew Barrymore), desarrolla una serie de ideas para pilotos de TV orientados al entretenimiento de las masas. Pese a su novedosa mirada sobre las preferencias del público americano, sus programas son levantados del aire y el fracaso vuelve a llamar a su puerta.
Sumido en un círculo vicioso que no lo deja proyectar su futuro, y sin dinero, Chuck toma contacto con un enigmático hombre que conoce todos sus pasos y le propone reclutarlo para la CIA: Jim Bird (George Clooney). Este logra convencer a Barris de su trabajo como agente encubierto en misiones secretas para evitar el avance del comunismo en el mundo y proteger la seguridad nacional. Barris es entrenado y comienza a realizar el trabajo sucio que Bird le ordena.
Sin embargo, su futuro en la televisión empieza a crecer y sus ideas son bien recibidas por los ejecutivos. A partir de esta nueva situación que lo sumerge en una doble vida como miembro de la CIA y figura de los medios televisivos, Chuck comienza a experimentar una disociación con la realidad. Esa ruptura psíquica, donde conviven recuerdos del pasado, fantasmas de la conciencia y pensamientos paranoicos, lo sumergen en un estado de decadencia y abandono del cual no puede escapar. Tampoco puede revelar su secreto y desobedecer las órdenes de su superior. En otro orden de cosas, la irrupción de Patricia (Julia Roberts) en su camino como agente, pondrá en jaque su apacible convivencia con Penny y lo llevará a conocer códigos y reglas de un mundo completamente ajeno y arriesgado.
La compleja trama en la que se desarrolla la película requiere una estructura narrativa poco convencional, donde Clooney se atreve a experimentar desde lo técnico y lo conceptual. Sus dosis acertadas de ironía le permiten lucir su pensamiento crítico frente a una sociedad de consumo mediocre como la norteamericana, en uno de los pocos films donde se dice que la CIA realiza el trabajo sucio, es uno de los mejores atributos de su obra.
No puede soslayarse la mirada respetuosa ante Barris, sin enfoque sentimentaloide ni inquisidor sobre su controvertida vida, despojada de un tratamiento grandilocuente de su personaje, mérito del excelente trabajo de Sam Rockwell y su electrizante transformación en pantalla.
El film de Clooney es un interesante ejercicio de buen cine, audacia en la puesta en escena, indudable capacidad para dirigir actores y por sobre todas las cosas es el despegue de un director con ideas, conocedor del séptimo arte y dispuesto a tomar riesgos, cuando su trayectoria le permitiría optar por lo seguro y así seguir destrozando corazones femeninos.
Título: Confesiones de una mente peligrosa.
Titulo Original: Confessions of a dangerous mind.
Director: George Clooney.
Intérpretes: Sam Rockwell, Drew Barrymore, George Clooney, Michelle Sweeney, Julia Roberts, Rutger Hauer, Linda Tomassone, Brad Pitt, Matt Damon, Michael Cera y Maggie Gyllenhaal.
Género: Basado en libro, Biografía, Thriller
Duración: 113 minutos.
Origen: Alemania, Canadá, Estados Unidos.
Año Realización: 2002.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha Estreno: 22/05/2003.
Puntaje: 8 (ocho)