Por Pablo Arahuete
Carri no pretende realizar un film de investigación sobre el genocidio militar o los grupos guerrilleros, ni reivindicativo de la figura de sus padres, sino que la búsqueda obedece a encontrar su identidad y así cerrar un capítulo doloroso de su propia historia.
¿Cómo se construye una historia de la que sólo han quedado imágenes borrosas, sonidos con interferencias, fragmentos de palabras y un largo y oscuro interrogante que lejos de revelarse abraza las entrañas del olvido? Los Rubios, ¿documental ficcionalizado o ficción documentalizada? de la joven realizadora Albertina Carri, parte de esta pregunta para rearmar y desarmar, como si se tratara de un juego de niños, los complejos mecanismos de la memoria ligados al recuerdo borroso de sus padres asesinados por la dictadura militar, y a su propia historia.
Carri no pretende realizar un film de investigación sobre el genocidio militar o los grupos guerrilleros, ni reivindicativo de la figura de sus padres, sino que la búsqueda obedece a encontrar su identidad y así cerrar un capítulo doloroso de su propia historia.
Roberto y Ana, militantes activos durante la época del Proceso, fueron secuestrados y asesinados durante la última dictadura. A partir de ese dato del pasado, se inserta el presente de Albertina y su cámara que deambula por diferentes lugares como su antiguo barrio de la Matanza o el centro de detención -hoy comisaría- donde ellos estuvieron detenidos, en busca de testimonios de vecinos y amigos de sus padres. Las anécdotas y los datos sobre la personalidad de ellos, su pasado de militancia, se entrelazan con recuerdos y fotos descoloridas que la realizadora va desmontando sin un orden establecido.
Desde el cine, que es el presente de Carri, la apuesta consiste en exponer el entramado de construcción en pantalla. Así, la figura de Carri se desdobla en la actriz Analía Couceyro, quien la interpreta dentro del film, pregunta, habla, cuestiona y escribe como si fuese ella misma; en una niña de 4 años a quien le arrebataron sus padres y que recrea en sus fantasías con muñequitos playmobiles sus deseos, ilusiones y huellas del pasado. Esa deconstrucción propuesta por la realizadora abre el camino a la reflexión sobre el cine como herramienta de comunicación de sentidos que van más allá de aquello que se ve.
La metáfora cinematográfica en su estado salvaje aparece en un camino de encrucijadas, interactúa con textos que flotan en el aire como los recuerdos. En ese cruce de caminos se refleja el andar y desandar de la memoria como único recurso de reconstrucción de la historia, y como elemento de ficción. Un cartel reza la frase “al omitir, recuerda” y entonces se liga con otro aspecto de la memoria, no el reparador y saludable, sino el anquilosante y peligroso que nos deja atrapados en el pasado. El testimonio de una vecina afirma que los miembros de esta familia eran rubios (cuando nunca lo fueron) y así la memoria ingresa al terreno de la ficción.
Los Rubios es un film de difícil encasillamiento, no se trata de un documental a secas y punto, tampoco puede considerarse como ficción solamente. Es una mezcla caótica de sensaciones, pensamientos y reflexiones acerca de la representación y la búsqueda de un lenguaje propio. Es un film que participa de su propio proceso de elaboración y fluye en un juego de espejos, de fisuras, de natural desprolijidad, belleza y honestidad.
Albertina Carri encontró una forma de rescatar la memoria de nuestro pasado sin solemnidad, de compartir sus vivencias sin caer en un trance catártico y enumerativo y, en definitiva, de reproducir desde su cine la voz de la ausencia.
Quien quiera oírla, que la oiga.
Título: Los rubios
Dirección: Albertina Carri
Intérpretes: Analía Couceyro
Calificación: Apta para todo público
Género: Basado en hechos reales, Documental, Drama
Duración: 89 minutos
Origen: Argentina
Año de realización: 2003
Distribuidora: Independiente
Fecha de estreno: 23/10/2003
Puntaje 9 (nueve)