Por Pablo E. Arahuete
Una buena canción transforma una breve historia en un momento que deja una huella imborrable en un tiempo y espacio irrepetibles. Más aún, una canción de amor trágica desempolvada por la voz dulcemente triste de la parisina Edith Piaf. Esa sutileza distingue a esta película de otras que exploran el torrentoso camino de la adolescencia y sus conflictos.
Mi verano de amor del polaco Pawel Palikowski alcanza la cadencia justa del tiempo de una canción y convierte una anécdota de verano adolescente en una poderosa historia de iniciación sexual, fresco social y sátira costumbrista, acompañada de una frescura y estilo que ensambla puesta de cámara y escena sin que se note. Inspirado en la novela de Helen Cross, la trama se desarrolla en el verano inglés. El encuentro fugaz de dos adolescentes deja en ambas la necesidad de un reencuentro. Mona y Tamsin pertenecen a dos clases sociales diferentes pero comparten esa sensación de vacío y aburrimiento propio de la edad. Gozan del paisaje soleado y del aire, una en un ciclomotor sin motor y la otra montada en su caballo blanco.
También las une el dolor: Mona (Natalie Press) no conoció a su padre y el cáncer le quitó a la madre, vive con su hermano Phil (Paddy Considine) que abrazó la causa de Dios tras su pasado carcelario y reza por ella; Tamsin (Emily Blunt) descree de todo, no soporta la vida que llevan sus padres, a quienes detesta y prefiere no ver aunque la visiten esporádicamente. Educada en un ambiente burgués y culto, Tamsin pasa las horas cultivando los placeres del vino, o ejecuta piezas clásicas en el cello cuando no se deleita con el repertorio de Edith Piaf y su vida maravillosamente trágica. Mona carece de esos lujos y no tarda en aceptar mudarse con su nueva amiga que le regala ropa y se ríe con sus actuaciones.
Se entienden, se consuelan, se divierten y cambian un juego de roces inocentes por otro de seducción que coquetea con lo prohibido y sería repudiado por la comunidad. Sin embargo, las dos sellan un pacto secreto donde prometen estar siempre juntas, pese a todo y a todos. Y ese “todo” representa una amenaza constante, desde las intenciones de Phil y su misión divina para con Mona, o el presagio de que algo rompa ese círculo mágico que las une bajo los soleados atardeceres y que puede precipitarse con un nubarrón de dudas y desilusiones.
Como esos estribillos simples y pegadizos, el relato se desliza entre atmósferas y situaciones cotidianas, con un ritmo continuo que logra que el tiempo cronológico se diluya en un presente sin pausa, sólo alterado por la luminosidad de los días o los contraluces de los interiores.
Proveniente del campo documental, el realizador polaco -hoy considerado promesa del nuevo cine inglés- consigue plasmar en pantalla la intensidad y fugacidad de algunas escenas incomparables, como el declarado homenaje cinéfilo al film El exorcista, que lleva al terreno del juego esa ligera ironía que se acomoda entre el tono fresco y dramático que cubre cada capa narrativa. Y por capas se puede disfrutar de una trama rica en detalles, poesía visual y actuaciones de un trío afiatado y deslumbrante. Natalie Press y Emily Blunt no sólo colman los ojos con su belleza y naturalidad, sino que desbordan la pantalla con su fotogenia crepuscular como una copia al carbónico de la pareja de Criaturas celestiales de Peter Jackson, pero de otra época. época donde rige la premura de lo inmediato y el desencanto cuando las soluciones mágicas no consiguen aliviar, ni con sus falsos profetas como Phil, ni con sus paraísos de consumo reciclables. De este fenómeno cultural también se articula el enfoque menos reconocible de esta obra, que bajo ningún concepto puede clasificarse dentro de las obras de corte militante pro lésbico, pues sus subtramas y derivaciones dramáticas la encausan por otros rumbos.
Mi verano de amor pertenece a ese tipo de filmes que en los primeros minutos uno cree haber visto mil veces, pero que a medida que transcurre es muy difícil no dejarse llevar, hasta que llega un momento donde la pantalla se disuelve y el espacio que nos distancia se pulveriza como el tiempo cuando suena una buena canción.
Título: Mi verano de amor.
Título Original: My Summer of Love.
Dirección: Pawel Pawlikowski.
Intérpretes: Natalie Press, Emily Blunt, Paddy Considine, Dean Andrews, Paul Antony-Barber, Michelle Byrne, Lynette Edwards y Kathryn Sumner.
Género: Drama, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 86 minutos.
Origen: Reino Unido.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 27/07/2006.
Puntaje: 7 (siete)