Por Pablo Arahuete
Si se me permite un juego de palabras, puede decirse que Transamérica es un film recomendable precisamente porque no “transa” con el modelo americano de la corrección política, tan afincado en nuestros días a la hora de pensar el cine yanqui. Para este Hollywood cada vez más conservador la única manera de tratar el tema de la transexualidad -aunque con más exactitud la idea podría aplicarse sobre cualquier tópico de la diferencia o la diversidad- se resume a una mirada o demasiado frívola donde recae el estereotipo del “freak” simpático; o demasiado estigmatizada que inunda la pantalla de “freakies” antisociales, a quienes la gracia hollywoodense les da una segunda oportunidad o condena para siempre y los enrola en el tercer grupo: los “freaks sufridos y tristes”.
Ahora bien, desde Glen o Glenda (1953) del inefable Ed Wood Jr., pasando por Tootsie con Dustin Hoffman hasta la más reciente Desayuno en Plutón dirigida por Neil Jordan, los personajes vivían esa transición entre lo “normal” a “la anormalidad”, a veces de forma muy tortuosa y otras sólo como una chance de cambio positivo y esperanzador.
En el caso de Transamérica sucede algo muy extraño porque el cambio de sexo no implica necesariamente una posibilidad de liberación, ni el anhelo de pertenencia a un determinado gueto y mucho menos la búsqueda de una sexualidad más activa. Stanley quiere convertirse definitivamente en Sabrina o Bree para poder sentirse mujer y quizás formar una familia en el futuro. Asexuada y bastante fóbica con los hombres, Bree (soberbia actuación de Felicity Huffman) tiene todo listo para operarse y así cambiar de sexo en forma definitiva. Sin embargo, a último momento le informan que tiene un hijo adolescente de quien debe hacerse cargo. Pese a la indiferencia mutua, ambos realizan un viaje y durante el camino sufren un contratiempo que precipitará las cosas. Esa proximidad casi fortuita fortalecerá el vínculo, aunque Bree no revele su verdadera identidad.
Duncan Tucker construye esta road movie despojada de sentimentalismo y sostiene un estilo ágil pero relajado que se aleja del contraste obvio y chato. El trazo fino en la elaboración de los personajes refleja una capacidad de observación elogiable. Y mucho de esta buena conjunción de elementos, un guión preciso, un elenco inmejorable y la decisión acertada de evitar la grandilocuencia para ganar en sutileza e intensidad, ubican a su ópera prima varios peldaños por encima de películas con temáticas similares. Transamérica no especula con el escándalo porque no necesita provocar al público; no se agota en el terreno de lo anecdótico porque se trata de una road movie donde se entrecruzan el viaje exterior y el viaje interior sin situaciones forzadas.
Título: Transamérica.
Título Original: Transamerica.
Dirección: Duncan Tucker.
Intérpretes: Felicity Huffman, Kevin Zegers, Fionnula Flanagan, Graham Greene, Burt Young y Elizabeth Peña.
Género: Drama, Comedia.
Clasificación: Apta mayores de 16 años, con reservas.
Duración: 103 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 14/09/2006.
Puntaje: 8 (ocho)