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domingo, 5 mayo 2024
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¿¡Y tú qué sabes!?: La secta del agua

Por Emiliano Fernández

Este film combina física cuántica, neurología y espiritualidad zen para dar forma a un intento de manifiesto new age que apunta a ganar creyentes a base de especulaciones, delirios y verdades de perogrullo.

Mezclando documental y ficción, la película cuenta la historia de Amanda (Marlee Matlin), una fotógrafa profesional sorda que no le encuentra sentido a su vida desde que su marido la abandonó por otra. Al mismo tiempo, tampoco se siente muy cómoda en su trabajo ni disfruta de la compañía de su amiga, la cual vive con ella. A medida que vemos desfilar una interminable catarata de testimonios de supuestos “físicos”, “neurólogos”, “anestesiólogos”, “biólogos” y “maestros espirituales”, esporádicamente el film retoma la historia de esta mujer en pleno viaje de “autodescubrimiento personal”.

Los responsables de este mamotreto son William Arntz y Betsy Chasse, ambos directores, productores y guionistas. Con mucha animación y efectos especiales, no se termina de entender si los comentarios de los charlatanes comentan la historia o es al revés, la historia es una ejemplificación visual de las huevadas que dicen estos tipos. Sea cual fuese el caso, la “trama” ficcional es súper previsible y patética, mientras que las “teorías” que se van construyendo son falaces, ridículas y contradictorias.

Las constantes búsquedas por hacer pasar a la física cuántica y a la biología como puntos de partida de una nueva religión new age son tan risibles como la cientología o cualquier otra de esas sectas posmodernosas, las cuales siempre terminan abrazando prácticas entre estúpidas y peligrosas para sí mismos y para los demás. A pesar de que se ataca en la película a la religión por ser limitante, reaccionaria y fundamentalista, toda la segunda mitad está orientada a fundar una nueva cofradía espiritual en donde se unan las “energías positivas”, el “poder del pensamiento” y “los mensajes secretos del agua”. Si por un lado se escribe con la mano algo positivo, por el otro se lo borra rápidamente con el codo: así funciona todo el film, en una constante contradicción.

¿¡Y tú qué sabes!? se centra demasiado en los procesos fisiológicos del cuerpo y en las conexiones neuronales, como si los principales problemas de los seres humanos se pudieran explicar con un cuadrito de mecanismos bioquímicos. Cuando en la película se invoca a la “ciencia”, las afirmaciones no siguen ninguna lógica, no se desarrollan argumentos y no se dan evidencias empíricas. Los entrevistados recién son identificados al final del film, asignándoles un nombre, un titulo y un resumen de su experiencia laboral. Ahí es cuando se confirma lo que se viene sospechando: la mayoría son personajes estrafalarios que se encuentran al margen de la comunidad científica y/ o académica. Además, ninguno se aproximó ni remotamente a la filosofía, la antropología, la sociología, la psicología, la semiótica, etc. Y mejor ni hablar de los psíquicos, los profetas y las otras yerbas que también se dan cita…

Como era de esperar, este bodrio fue un éxito en Estados Unidos. Allí siempre hay un basto público para estos escapismos berretas que pretenden ser tomados en serio. Y por supuesto, la película ya tiene seguidores que cumplen a rajatabla el credo: escriben distintas frases en un papel, lo pegan a una botella de agua destilada y dejan a esta última a la intemperie durante toda la noche. El fetiche pasa por sacarle fotitos al agua, luego de ser “estimulada mentalmente” por el papel. Sin palabras.

Título: ¿Y tú qué sabes?.
Título original: What the Bleep Do We Know!?
Dirección: William Arntz, Betsy Chasse, Mark Vicente.
Intérpretes: Marlee Matlin, Barry Newman, Elaine Hendrix, Armin Shimerman, Robert Bailey Jr., John Ross Bowie.
Género: Documental, Fantástico, Drama.
Clasificación: Apta para todo público.
Duración: 109 minutos.
Origen: Estados Unidos.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: Pachamama Cine.
Fecha de reestreno: 14/09/2006.

Puntaje: 2 (dos)

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