Todos los años los productores de cine hollywoodenses adaptan algún film foráneo exitoso -sea cual fuera su procedencia- para que sus cómodos espectadores no protesten por tener que leer los molestos subtítulos de rigor. Es una costumbre ya antigua que se seguirá llevando a la práctica indefinidamente mientras se mantenga la notoria escasez de ideas que asola a la industria (y, por cierto, no sólo en Yankeeland). En esta oportunidad se trata de la remake de una película sueca de 2002 que en nuestro país se editó hace muy poco tiempo en DVD. Den Osynlige, tal su título original, se podía resumir argumentalmente en una sola línea: un adolescente muere atacado por una banda criminal pero regresa como espíritu para atrapar a su asesino. Esta premisa es respetada en su esencia en la versión norteamericana –que se permite cambiar algunas cosillas, entre ellas el final- por el director David S. Goyer, quien ha preferido priorizar la faceta pop del producto antes que innovar en algo desde la narración. Por ende, Invisible no califica como ídem aunque tampoco deslumbra. Digamos que se queda en la medianía.
En la historia original creada por el novelista Mats Wahl, la temática adolescente lucía consistente y bien aprovechada al irrumpir el conflicto principal. De algún modo, esa virtud ha sobrevivido en Invisible. Es cierto que los autores no lograron darle mucha carnadura a los personajes secundarios -los estereotipos están a la orden del día- que interesan poco y nada. Empero, no puedo dejar de aplaudir la jugada maestra de incluir a una chica tierna y bonita como villana. El personaje de Annie Newton (animado por la llamativa ex gimnasta rusa Margarita Levieva, un sorprendente clon de la cantante Shakira) bordea peligrosamente el ridículo debido a las contradicciones con que pretenden potenciar su humanidad. Por un lado, es una sádica que disfruta torturando y golpeando chicos que se atreven a entorpecer su pequeño negocio de estupefacientes en el colegio. Por el otro, se derrite al contemplar a su hermanito jugando con su avioncito en el seno de un hogar afectivamente destruido. De no ser por la efectiva máscara de Levieva costaría bastante dar crédito de semejantes transiciones y mucho más cuando los avatares del drama la arrastran a un camino que conduce a la redención. O más bien, a la Redención. Porque en la segunda parte de Invisible se detona una solemne carga de moralidad que busca infructuosamente dejar secuelas catárticas. Por el contrario, casi produce una risotada involuntaria en quien suscribe esta nota. Son los riesgos que se corren cuando el verosímil cinematográfico es transgredido. Y se pagan caro.
Muy atento a la supremacía del mercado juvenil en la sociedad de consumo, David S. Goyer (guionista de la trilogía de Blade y realizador de la muy floja Blade: Trinity) logra captar en varios momentos la quintaesencia del drama adolescente (conflictos de identidad a flor de piel, existencialismo abrumador, la incomprensión de los adultos, el amor como tabla de salvación del alma) y recubrirla con un halo sobrenatural que le debe tanto a la novela sueca en la cual se inspira como al recordado film Ghost, la sombra del amor (Jerry Zucker, 1990). En Invisible persiste el germen de una idea atractiva al que algunas resoluciones de guion y fundamentalmente los desbordes de su segunda mitad le terminan quitando peso e ingenio. Entretenida y nada más.
Título: Invisible.
Título Original: The Invisible.
Dirección: David S. Goyer.
Intérpretes: Justin Chatwin, Marcia Gay Harden, Margarita Levieva, Chris Marquette, Alex O’Loughlin, Callum Keith Rennie, Michelle Harrison y Ryan Kennedy.
Género: Remake, Thriller sobrenatural.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 102 minutos.
Origen: EE.UU./ Suecia/ Sudáfrica
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 09/08/2007.
Puntaje: 7 (siete)
El staff opinó:
–A diferencia de la original de procedencia sueca, esta remake logró simplificar una historia más compleja sin traicionar su esencia y eso alcanza.- Pablo Arahuete (6 Puntos)
–Es claro que esta remake se entiende menos en el marco del cine de género norteamericano que dentro de los parámetros del cine sueco, de donde proviene la versión original. Por este detalle, que hace a Invisible oscilar entre el cuento fantástico y un relato existencialista, el film del prolijo David S. Goyer llama la atención y despierta una curiosidad que, sin definir necesariamente a la película como una obra maestra, la compone digna y mucho más inteligente que cualquier producto yanqui del montón. Eso sí, la original Den Osynlige es un poquito mejor; sobre todo el amargo final…– Juan Blanco (6 Puntos)
–Más allá de las buenas intenciones, este drama sobrenatural con elementos de thriller desvaría demasiado y funciona sólo por momentos. Mucha ambición y poco talento.– Emiliano Fernández (4 Puntos)