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domingo, 28 abril 2024
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Hairspray: Buenos días, Baltimore…

Por Emiliano Fernández

En los Estados Unidos de los años ’60, Tracy Turnblad es una adolescente regordeta de Baltimore cuyo máximo sueño es bailar en un programa televisivo llamado The Corny Collins Show. La oportunidad tan deseada llega de repente a través de la obligada licencia por “nueve meses” de una de las bailarinas y el posterior casting en busca de reemplazante. A pesar de que en un primer momento es rechazada por la gerente de la cadena, la rubia trepadora y racista Velma Von Tussle, luego es descubierta por el mismo Corny Collins en medio de un baile escolar. La joven rápidamente se convierte en un personaje muy popular en la ciudad, lo que despierta la envidia de Velma y su hija Amber, eterna consentida y ganadora de todas las competencias internas. Pero la cosa se complica aun más cuando Tracy traba amistad con distintos compañeros de colegio, todos ellos de piel oscura y verdaderos expertos en esto de mover extremidades. Como ellos sólo pueden bailar una vez al mes en el denominado “día de los negros”, ella vislumbrará la injusticia y decidirá hacer algo al respecto…

Hairspray es la adaptación cinematográfica de un musical de Broadway, que a su vez estaba inspirado en el clásico film homónimo dirigido por el genial John “bigotito sacrílego” Waters. En este ida y vuelta de formatos la película resulta comparable a la reciente Los productores, pero por suerte hasta ahí llegan las similitudes. Los productores estaba determinada por una ostentación innecesaria, una puesta en escena en exceso teatral, sobreactuaciones lamentables y canciones de una calidad muy por debajo del promedio. La presente Hairspray mantiene todos los conflictos y tópicos del film original, bajando la intensidad paródica y subversiva con la decidida intención de conquistar un público masivo. Al pegadizo pop rocker con toques soul de la partitura original, se suma un trabajo correcto e inspirado detrás de cámaras del hasta ahora anodino Adam Shankman, un coreógrafo devenido cineasta. El hombre combina ambas profesiones y sorprende al entregar un musical entretenido, gracioso, redondo y prácticamente sin fallas, apuntalado en una excelente edición, coreografías sensacionales e inteligentes gags.

Párrafo aparte merecen las logradas actuaciones de un elenco maravilloso. No sólo cada uno está en el rol apropiado sino que además todos se complementan de una forma llamativa y curiosa. El balance interpretativo arroja resultados satisfactorios y lo más importante es que nadie pasa vergüenza cantando. En el papel de Tracy encontramos a Nikki Blonsky, una actriz debutante que aporta toda la simpatía y dulzura necesaria. Como los padres de la protagonista están los impagables John Travolta (aquí travestido como Edna, la madre obesa, personaje que supo interpretar el/la fetiche de Waters, Divine) y Christopher Walken (Wilbur, el padre dueño de una extraña y exasperante casa de venta de artículos hilarantes). Como la malvada Velma encontramos a la siempre bella Michelle Pfeiffer, regalando una vampiresa conservadora decididamente repugnante. El interés romántico lo constituye Zac Efron, interpretando a Link Larkin, el galán por el que Tracy se desvive (y que para colmo de males anda noviando con la barbie girl hija de la Pfeiffer). Los amigos de Tracy están personificados por las promesas Amanda Bynes (Penny) y Elijah Kelley (Seaweed).

El visto bueno del creador se hace explícito a través de un cameo del mismísimo Waters durante la primera canción, “Buenos Días Baltimore”, poniéndole la piel (y sólo la piel) a un transeúnte exhibicionista. Este ídolo del cine independiente norteamericano más feroz comenzó su carrera en aquellos ’60 que tantas veces retomaría en sus trabajos. La consolidación llegó durante la década siguiente, cuando se convirtió en el niño terrible del cine trash con la aparición de la mítica Pink Flamingos (1972). El díptico de los ’80 compuesto por Polyester (1981) y Hairspray (1988) inauguró una nueva etapa más cercana al mainstream: lo que hasta ese momento era una obra anárquica y visceral se metamorfosea hacia una estructura estable cercana tanto al melodrama rosa como a la comedia satírica (aproximaciones estilísticas de las que Pedro Almodóvar es deudor). Waters siempre mantuvo un espíritu sardónico, irreverente y revulsivo, criticando con vehemencia al mentiroso sueño americano y transmitiendo un concepto de belleza relacionado con la sublimación de lo cotidiano bizarro. Esta Hairspray convertida en musical retoma con muy buen tino las atemporales obsesiones del director.

Nuevamente nos topamos con una propuesta cargada de un cinismo certero que disecciona y ridiculiza el modelo occidental de familia tradicional, ese que la relaciona con la heterosexualidad, la monogamia, la vida puritana, el cristianismo y los hijos. Como sucede en todos los films de Waters, aquí se mantiene como sede y contexto a ese micromundo llamado Baltimore, lugar de crecimiento del realizador y caso- ejemplo por excelencia de todas las diferencias sociales y genéricas que se pueden trazar (hombres y mujeres, lindos y feos, flacos y gordos, blancos y negros, etc.). La hipocresía, intolerancia, segregación, violencia y corrupción de la sociedad estadounidense son algunos de los ejes de un relato político portador de una eficacia que merece ser celebrada. A la manera de la recordada frase de Divine en la que se señalaba al “poliéster” como el material más fino, exquisito y representativo de la industria textil de Norteamérica, bien se puede afirmar que este “fijador para el cabello” funciona como una metáfora de un extendido paradigma global de ignorancia, superficialidad y obsolescencia. Sin llegar al nivel de la original pero manteniendo en gran parte su espíritu iconoclasta y misantrópico, Hairspray toma desprevenido al espectador y se erige inesperadamente en una de las mejores películas del año.

Título: Hairspray.
Título Original: Idem.
Dirección: Adam Shankman.
Intérpretes: John Travolta, Queen Latifah, Michelle Pfeiffer, Christopher Walken, Nikki Blonsky, James Marsden, Amanda Bynes, Zac Efron, Brittany Snow, Elijah Kelley, Allison Janney y Jerry Stiller.
Género: Comedia, Musical, Remake.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 117 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 09/08/2007.

Puntaje: 9 (nueve)

El staff opinó:

Imposible no contagiarse de entusiasmo con esta comedia musical que tiene la suerte de tener a Travolta y a la incansable revelación Nikki Blonski. El musical no ha muerto.Pablo Arahuete (8 Puntos)

El musical clásico es un género ya muerto al que Hollywood se rehúsa a dejar en paz, y cada nuevo intento de abordaje al mismo (excepto Moulin Rouge, pero que para el caso no es tan “clásico”) confirma la teoría. Hairspray no es la excepción a la regla. Mientras antes existían artistas preparados específicamente para los desafíos que exigía el género, hoy se improvisan “talentos” de otros campos que nunca dan la nota adecuada y causan más pena que satisfacción. Puede que el musical se intente seguir montando con puestas en escena cada vez más coloridas y costosas, o con las más avanzadas tecnologías de sonido, pero hay algo irrepetible que tenía el musical clásico y que ni la plata o la técnica probaron poder recuperar para el género: ¡magia!Juan Blanco (5 Puntos)

Una comedia musical plena de ritmo y simpatía con personajes queribles a más no poder debería ser suficiente excusa para meterse en el cine y desenchufarse de las pálidas diarias por un par de horas. Excelente desempeño del elenco e inolvidable debut de la gordita Nikki Blonsky. ¿Travolta? ¡Impagable!.Diego Martínez Pisacco (8 Puntos)

Es un placer para el amante del musical sentarse en la sala y dejarse llevar por esta historia, que aunque está contada de una manera naif, muestra los problemas aún vigentes en la cultura yanqui-. Diego Saladino (7 Puntos)

 

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