Por Pablo E. Arahuete
Si bien es despareja en cuanto a las actuaciones y por momentos cae en clichés, Soñar no cuesta nada de Rodrigo Triana es una propuesta atractiva basada en un hecho verídico. Siempre que surgen proyectos inspirados en hechos reales sobrevuela la sospecha de cierta recaída en el sentimentalismo, o por lo pronto de una intención manifiesta de lavar personajes con un propósito emocional. Por el contrario, uno de los aciertos del guion está relacionado con la construcción de los personajes, porque presentan aristas oscuras, son contradictorios y muchas veces hasta ingenuos. Esa decisión sostenida casi hasta el final permite por un lado lograr una historia verosímil, atravesada por un dilema moral, y por otro se desembaraza de lo anecdótico. Resulta evidente el oficio del director colombiano (proveniente del ámbito televisivo), con un ritmo ágil que suma situaciones al relato. Sin embargo, también se nota la influencia de los códigos televisivos en algunas resoluciones donde la historia pierde sorpresa.
Un escuadrón del ejército colombiano es emboscado en plena selva por un grupo de narco-guerrilleros. Deben permanecer allí, con escasas provisiones a merced del calor, la diarrea y el hambre. Un día, un soldado por casualidad encuentra un escondite del enemigo. Para su sorpresa, el sitio tiene enterrados cientos de fajos con billetes, más precisamente 46 millones de dólares para repartir entre el grupo. Pero otro integrante del batallón se opone e intenta disuadir a estos “nuevos ricos”; exige informar a los altos mandos, aunque frente a la mayoría, que decide hacer un pacto de silencio, queda sin voz ni voto. Efectuado el reparto en forma equitativa, los soldados salen con sus morrales repletos de dólares con el objeto de contactarse con la base y así retornar a la ciudad. No obstante, durante la travesía de regreso el grupo quedará expuesto a una serie de situaciones límites que pondrán en juego la lealtad, las ambiciones personales y en definitiva las flaquezas y miserias humanas.
Triana consigue proximidad con sus personajes sin juzgar ni explicar sus conductas. Lo hace a veces desde un tono semi-satírico, aunque su pasado novelesco (dirigió el exitoso culebrón Pasión de gavilanes) le aporta estereotipos y obviedad. Pese a estos defectos, Soñar no cuesta nada trasciende los localismos o regionalismos porque se desarrolla bajo la premisa de un dilema que puede entenderse tanto en Colombia como en China. Y esto es bastante meritorio tratándose de un producto que batió la taquilla en su país de origen y recibe elogios en cualquier lugar donde se presenta.
Título: Soñar no cuesta nada.
Título Original: Idem.
Dirección: Rodrigo Triana.
Intérpretes: Diego Cadavid, Verónica Orozco, Manuel José Chaves, Juan Sebastián Aragón, Marlon Moreno, Álvaro Rodríguez, Carolina Cuervo, Carlos Manuel Vesga y Carolina Ramírez.
Género: Comedia, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 100 minutos.
Origen: Colombia/ Argentina.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: Americine.
Fecha de Estreno: 04/10/2007.
Puntaje: 6 (seis)