Por Marcos Rodriguez
Las horas perdidas es una película ambiciosa, bastante ambiciosa, y ya por esa ambición podría interesarnos. Richard Kelly intenta hacer mucho y pareciera que es esa misma ambición la que hizo estallar esta película en una largo desfile de detalles. Ambientada en un tiempo paralelo (en el momento de su lanzamiento, 2006, un futuro cercano, el 2008, aunque hoy ya sea pasado), esta obra de ciencia ficción coral narra las historias de por lo menos tres personajes principales que desarrollan sus vidas en un Estados Unidos post ataque nuclear en el que las políticas de la era Bush han degenerado hacia un estado totalitario. A la ciencia ficción y la crítica política se suma un muy fuerte trabajo sobre elementos cómicos. Todo esto en una película de 145 minutos nos hace pensar que posiblemente hubieran faltado otros 100 minutos más para que cada punto pudiera desarrollarse satisfactoriamente y lográramos, finalmente, interesarnos por lo que se nos está contando sin tener que preocuparnos por terminar de comprender lo que está pasando.
Como recurso un tanto fácil pero no por eso más claro, aparece en esta jungla la voz en off de un narrador- personaje que constantemente nos explica lo que se muestra en pantalla. Se intentan mezclar demasiados ingredientes en el guiso y el espectador queda perdido en medio de la confusión.
El director Richard Kelly (más conocido por la obra de culto Donnie Darko) no quiso andarse con poca cosa en esta historia que también escribió. Las horas perdidas abre muchos frentes de batalla, pero solo consigue la victoria en unos pocos. La ciencia ficción tiene poco de original, al igual que la “crítica” política que, dicho sea de paso, ya en la era Obama pierde un poco de su sentido. Donde sí encuentra su fuerte es en el costado cómico, sustentado principalmente en un excelente reparto de actores secundarios: desde Amy Poehler (actriz emblemática de una de las últimas generaciones de Saturday Night Live y que se ha podido ver en películas como, por ejemplo, Patinando a la gloria y Baby Mama) hasta Jon Lovitz, Dwayne “The Rock” Johnson (“actor” de películas de acción como El rey Escorpión que ya antes había incursionado en la comedia y acá está muy bien), Seann William Scott (que muchos recordarán de la ya lejana American Pie) o el veterano John Larroquette.
Pasado el 2008 (año en el que se ambienta la casi totalidad de los hechos narrados en esta película) y dispersados los blancos políticos contextuales a los que dispara Las horas perdidas (fundamentalmente, la política de Bush en Irak y, por ejemplo, la guerra por el petróleo), esta película se sostiene gracias a dos pilares: la gran inventiva puesta en la construcción detallada de este tiempo paralelo (inventiva que, como dijimos, puede jugarle en contra por lo compleja que resulta) y, asociado a esto, el sentido del humor entre absurdo e irónico que se maneja de forma sostenida a lo largo de todo el metraje. En medio de la tediosa construcción de este paisaje “futurista”, de pronto nos asalta un hermoso gag (tanto físico como verbal) que nos despierta como espectadores y nos hace esperar que todavía Las horas perdidas tenga algo más para ofrecer. Desgraciadamente, lo único que queda son los chistes, demasiado escasos para sostener todo el esqueleto. La película se desploma bajo su propio peso (simbólico).
Título: Las horas perdidas.
Título Original: Southland Tales.
Dirección: Richard Kelly.
Intérpretes: Dwayne Johnson, Seann William Scott, Sarah Michelle Gellar, Mandy Moore, Miranda Richardson, Justin Timberlake, Kevin Smith, Janeane Garofalo, Curtis Armstrong, Bai Ling, Nora Dunn, John Larroquette y Jon Lovitz.
Género: Comedia, Drama, Misterio.
Clasificación: no suministrada.
Duración: 145 minutos.
Origen: EE.UU./ Francia/ Alemania.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: AVH.
Fecha de Estreno: 16/04/2008.
Puntaje: 7 (siete)