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jueves, 21 noviembre 2024
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Lluvia de hamburguesas: El delirio y la imaginación son políticamente incorrectos

Por Pablo E. Arahuete

Cuando el cine hollywoodense intenta metaforizar o alegorizar cae en lo más obvio y rayano, producto de su evidente decadencia. Por eso necesita a gritos de gente delirante e imaginativa que adopten un saludable cinismo ante los lugares comunes y que les permita tomar una distancia de los convencionalismos que preceden a la industria del cine. En otras palabras: Hollywood necesita reinventarse porque ya no le basta con una operación de reciclaje de viejas fórmulas.

Por eso, Lluvia de hamburguesas (cuyo título original es Nublado, con probabilidad de albóndigas), opera prima de Phil Lord y Chris Miller, tiene por protagonista a una suerte de inventor incomprendido llamado Flint Lockwood, o en otros términos a un científico loco con el síndrome de Frankenstein. Lo secunda una meteoróloga, Sam Chispas, quien aparenta ser más “tarada” de lo que realmente es para encajar en la sociedad y poder conseguir un trabajo en la televisión.

Hasta aquí, con estos dos personajes a la cabeza la apuesta de los realizadores tiene por objeto destruir cualquier estereotipo de personaje animado con el consabido riesgo de quedar a medio camino entre la mera ironía y la confusión general del espectador. Sin embargo, la trama comienza a armarse a partir de un fenómeno fortuito e inexplicable que sólo puede entenderse adscribiendo a las locuras del protagonista, quien pretende aportar algo de color a un pueblo mustio y monocromo.

Esa monocromía también se traduce en monotonía dado que el pueblo de Swallow Falls vive por y para el consumo de un único alimento como las sardinas, motivo por el cual la sola existencia de un invento capaz de transformar el agua en comida resulta más que tentadora y garantiza a su inventor aquella popularidad necesaria para demostrar que su empresa tiene sentido.

No sólo desbordarán los alimentos caídos desde el cielo, una especie de maná prefabricado que adoptará la contracara frankensteineana (moralejas aparte) del cataclismo meteorológico alimenticio –cualquier lectura apresurada vería aquí un comentario ecológico– sino que también asistiremos al desborde de la imaginación de los realizadores que supieron aprovechar el nuevo juguete tecnológico del 3D en un registro completamente libre y desaforado, que puede resumirse en un aluvión de ideas absurdas tales como un tornado de fideos acompañado de albóndigas gigantes que pondrán en jaque a toda la población hasta introducir imágenes pseudo oníricas muy poco habituales para este tipo de propuestas.

En esa plataforma de ensayo de prueba y error constante se concentra la totalidad de un film lo suficientemente ágil y entretenido que logra amalgamar el gusto de grandes y de chicos rehuyendo de los abundantes guiños cinéfilos -disfrutables siempre por una minoría- y evidenciando que cuando la imaginación recupera su cualidad lúdica y se vale de las posibilidades casi infinitas de la tecnología lo que en apariencia parece superficial y chato cobra volumen, peso, dimensión y valor agregado.

Con Lluvia de hamburguesas, no será necesario abrir el paraguas.

Título: Lluvia de hamburguesas.
Título Original: Cloudy with a Chance of Meatballs.
Dirección: Phil Lord & Chris Miller.
Voces originales: Bill Hader, Anna Faris, James Caan, Bruce Campbell, Neil Patrick Harris y Mr. T.
Género: Animación, Aventura, Comedia.
Clasificación: Apta para todo público.
Duración: 90 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: Sony.
Fecha de Estreno: 01/10/2009.

Puntaje: 7 (siete)

El staff opinó:

-Esta fábula irónica de la factoría Sony se ubica entre lo mejor del año en materia de animación. Lo que en un comienzo puede resultar un poco escuálido en términos visuales pronto da paso a un concepto muy interesante y una historia sumamente anárquica. La originalidad transversal, los personajes encantadores, la imaginación delirante detrás de las secuencias, la extraordinaria catarata de gags y un ritmo en verdad vertiginoso son todos elementos que convierten a Lluvia de hamburguesas (Cloudy with a Chance of Meatballs, 2009) en una pequeña e inesperada maravilla. Cada vez resulta más difícil hallar películas infantiles que respeten al espectador y no caigan en trivialidades patéticas. La obra de Phil Lord y Chris Miller desparrama ingenio y humildad en proporciones (y porciones) más que generosas…- Emiliano Fernández (8 puntos)

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