Por Hernán Ballotta
El teórico y crítico francés André Bazin definió como “superwestern” a una tendencia del cine norteamericano de posguerra de crear un western “que se avergüenza de no ser más que él mismo, e intenta justificar su existencia con un interés suplementario: de orden estético, sociológico, moral, psicológico, político, erótico”, etc. ¿Qué tiene que ver todo esto con la película que nos compete? Es que Cenizas del tiempo realiza una operación análoga al “superwestern” con respecto al género que la enmarca. En este caso el wu-xia pian, o película de artes marciales y caballería, conocido por estos lares gracias a El tigre y el dragón y la trilogía de Zhang Yimou. La comparación con el western no es arbitraria: tal como éste es el género cinematográfico americano por excelencia, el wu-xia pian lo es, de alguna manera, de China, porque representa su historia y su mitología. Además ambos comparten el ideal del héroe solitario y una geografía similar, aunque en el wu-xia lo fantástico y lo sobrenatural están presentes de forma casi excluyente.
Wong Kar-wai retoma esta mitología, esta forma de ser wu-xia, pero se la apropia y la transforma en “una película de Wong Kar-wai”, con sus obsesiones temáticas y sus manierismos, la divorcia de su género y la convierte en una película de “autor”, en el sentido más banal del término. Es cierto que las películas de Wong siempre fueron urbanas o suburbanas y mayormente contemporáneas, por lo que un relato que transcurre en el desierto de la China antigua parecería una partida de sus lugares comunes. Sin embargo, todas sus obsesiones, todas sus marcas de estilo, están allí: las voces en off pomposas, las metáforas (aquí particularmente subrayadas y, paradójicamente, impenetrables), la fotografía preciosista, los ralentis, los amantes sufrientes, etc.
Y este es el problema de Cenizas del tiempo. Parece estar tan fascinada consigo misma y su despliegue estético que ignora las posibilidades narrativas de su género y sus estructuras míticas. En este sentido, el “superwu-xia” de WKW es el perfecto reverso del “superwestern” que vislumbró Bazin en los cincuenta: el género en Cenizas del tiempo no funciona, como en los “superwestern”, como una forma necesitada de contenido, sino como un contenido huérfano de ésta. Allí está el refinamiento visual de Wong para completarlo. El resultado es, nuevamente, el opuesto a la excesiva frialdad intelectual del “superwestern”: Cenizas del tiempo no invita a la reflexión sino a la percepción, porque el enorme peso de su puesta en escena arrasa con todo vestigio de estructura narrativa o desarrollo de los personajes, que en manos de WKW no son arquetipos genéricos sino excusas simbólicas. Cenizas del tiempo no se la comprende, se la admira, y acá es donde el “superwestern” y el “superwu-xi pian” convergen: ambos exigen de su espectador admiración, uno a través de “grandes temas” y el otro a través de “grandes formas”.
¿Pero por qué, entonces, sus siguientes películas son maravillosas historias fatalistas de amor y ésta funciona como un bellísimo protector de pantalla de PC de hora y media? La respuesta es “los objetos”: las luces de neón, las latas de conserva en Chungking Express, el adorno de la catarata en Happy Together, la vianda de Maggie Cheung en Con ánimo de amar. Los personajes de Wong aman y sufren a través de ellos. Pero son objetos modernos, presos de la lógica del úselo-y-tírelo, que él rescata de su inexorable destino y los vuelve conmovedores. Sin ellos, WKW se perdió en el desierto y en el laberinto de su puesta en escena. Y sólo le quedó jugar con los colores.
Título: Cenizas del tiempo.
Título Original: Ashes of Time Redux.
Dirección: Wong Kar-wai.
Intérpretes: Leslie Cheung, Tony Leung Ka-Fai, Brigitte Lin, Tony Leung Chiu-Wai, Jacky Cheung, Carina Lau, Maggie Cheung, Charlie Yeung.
Género: Artes marciales, Acción, Drama, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 87 minutos.
Origen: Hong Kong/ Taiwán.
Año de realización: 1994/2008.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 08/10/2009.
Puntaje: 4 (cuatro)