Por Giuliana Bleeker
La lucha del movimiento feminista a nivel mundial ha sumado cada vez más activistas en estos últimos tiempos. Basta con rever fotografías del 8 de marzo o del pasado Encuentro Nacional de la Mujer para darse cuenta de la magnitud de esta acción colectiva que exige incansablemente la igualdad de derechos para ambos sexos. A pesar de que los medios de comunicación en general continúen difundiendo una lectura machista de la realidad, es innegable que la ficción por cable ha aplicado una perspectiva de género que, afortunadamente, enriquece el debate.
Basada en la novela homónima de 1985 de Margaret Atwood, The Handmaid’s Tale (El Cuento de la Criada) plantea una sociedad distópica en la que el patriarcado predomina a través de su máxima expresión de violencia. Con sólo una temporada al aire, la serie de Hulu, ganadora de 5 premios Emmy incluyendo Mejor Serie Dramática, ya es un fenómeno cultural y una de las grandes revelaciones del año en materia de ficción. En esta nota, te contamos por qué es necesario que le des un visionado a esta serie tan aterradora como representativa del mundo actual.
¿Presente o futuro?
The Handmaid’s Tale se encuentra ambientada en un futuro distópico, en donde el Estado constitucional ha sido suprimido y remplazado por una teocracia. Luego de que el presidente y los miembros del Congreso de los Estados Unidos fueran asesinados por un supuesto ataque terrorista, un grupo de fundamentalistas toma el poder e instaura un orden totalitario. En esta nación, bautizada como República de Gilead, los derechos de las mujeres son abolidos y sus cuerpos pasan a ser propiedad del comandante. La caída de los índices de natalidad, producto de la contaminación ambiental, establece que el único valor de la mujer resida en su capacidad de engendrar. Cada una de ellas es clasificada según un modelo de castas y las denominadas “Criadas” son quienes tienen la obligación de procrear a los hijos de las esposas infértiles de los comandantes, la clase dominante.
Offred
La historia es contada a través de la mirada y la voz en off de Offred (Elisabeth Moss), la Criada del comandante Waterford (Joseph Fiennes). Su verdadero nombre es June, pero de ahora en más solo puede ser llamada como Offred, título que hace referencia al comandante al cual pertenece (“of” que quiere decir “de” y “Fred”, que es el nombre de pila del comandante). Una vez al mes, Offred es violada por su comandante en un rito conocido como “La Ceremonia”, donde la esposa de este también está presente. El ritual es repetido varias veces hasta que la criada finalmente quede embarazada. Una vez que da a luz, el bebé es entregado a la señora del comandante, su madre legítima.
Los recuerdos de Offred y sus pensamientos son esenciales para reconstruir lo que ha sucedido. Puesto que se trata de una esclava a la cual no le es permitido comunicarse, esta es la única manera que tenemos para acceder al conocimiento. A partir de distintos flashbacks observamos cómo era la vida de la protagonista antes de que el régimen democrático fuera derrocado. Hasta no hace mucho, June era una joven trabajadora, profesional, esposa y madre de una pequeña niña llamada Hanna. Además, junto a su mejor amiga de la universidad, Moira (Samira Wiley), militaba por la restitución de sus derechos laborales. En una de las primeras secuencias de la serie, vemos cómo tras el intento desesperado por escapar a Canadá, su esposo Luke es asesinado y su hija le es arrebatada en manos del ejército. Desde aquel momento, la búsqueda de Hanna es lo único que logra mantenerla en pie.
La República del terror
Ninguna dictadura nace de la noche a la mañana. Gracias a las memorias de Offred podemos transportarnos hacía los antecedentes de la guerra civil y la posterior implantación del nuevo orden. La retención del dinero de las cuentas bancarias de las mujeres por parte del Estado, los despidos masivos y la violencia desatada por parte de las fuerzas represivas durante una protesta por los derechos de las mujeres, fueron algunas de las señales de la brutal pesadilla que se estaba gestando.
En la República de Gilead, la mujer no tiene derecho a trabajar, a estudiar o siquiera leer. Son controladas constantemente por espías, llamados “Ojos”, y mandadas a la horca en caso de rebelión. Las mujeres homosexuales son consideradas “traidoras del género” y aquellas infértiles son enviadas a las colonias a recoger residuos nucleares, donde terminan muriendo por contaminación. Antes de ser designadas al comandante, las Criadas deben pasar por un proceso de adoctrinamiento dictado por unas instructoras mayores bautizadas como “Tías”, que utilizan la tortura y la mutilación con el objeto de alcanzar el máximo nivel de sumisión.
Las calles militarizadas, los cuerpos de “rebeldes” colgados desde los muros de la ciudad y las Criadas con sus cabellos tapados, moldean la arquitectura de lo que bien podría parecer una zona caliente de algún país islámico, pero que en realidad ocurre en pleno occidente y luego de siglos de una democracia, a nuestros ojos, indestructible.
Donde hay poder hay resistencia
Las compras de alimentos en el mercado son una de las pocas salidas que tienen permitido las Criadas. Siempre deben ir acompañadas de a dos, ya que cada mujer hace las veces de vigilante de otra, y esto constituye una de las características mejor logradas por la dictadura de Gilead: convertir a las mujeres en sus propias enemigas. Y es que en un mundo donde la mujer ni siquiera tiene derecho sobre su propio cuerpo, controlar a otra se vuelve un espejismo de poder. El patriarcado siempre gana, y aunque todas pierdan, algunas se sienten vencedoras.
Ofglen (Alexis Bledel) es la compañera de compras de Offred. Poco sabemos de ella, salvo que su nombre real es Emily y es homosexual. En cuanto ambas empiezan a tomar confianza, Ofglen le revela a nuestra protagonista que existe una organización secreta, Mayday (“Ayudenme”), de la cual forma parte y que planea rebelarse contra el sistema misógino y totalitario en el cual están atrapadas.
Woman is the Nigger of the World
Margaret Atwood creció durante la Segunda Guerra Mundial y escribió The Handmaid’s Tale mientras vivía en Berlín Occidental, antes de la caída del Muro. En varias entrevistas, la canadiense ha hablado de los diversos hechos históricos que han servido como fuente de inspiración para su novela. El programa de reproducción selectiva ante las bajas tasas de natalidad durante la Alemania Nazi (Lebensborn) y el secuestro de bebes en la última Dictadura Militar Argentina, conforman la extensa lista. Curiosamente, muchas de las cosas que suceden en el libro tienen su precedente en distintas sociedades y en algunas aún siguen ocurriendo. La mutilación de los genitales femeninos, la persecución y el asesinato a miembros de la comunidad LGBT, el control del Estado sobre el cuerpo de la mujer mediante, por ejemplo, la prohibición del aborto, son sólo unas de las pocas manifestaciones del patriarcado que acontecen a diario. “La mujer es el negro del mundo” cantaba John Lennon a principios de los ’70, inspirado en una frase de Yoko Ono. Su autocuestionamiento sobre el trato de la mujer, en 2017, se encuentra más vigente que nunca.
En un momento en que la política está marcada por el ascenso al poder de la derecha más reaccionaria a lo largo y ancho de América y los grupos extremistas se encuentran a la orden del día, la cruda historia de Atwood resulta esencial para comprender y reflexionar sobre la opresión de género y las desigualdades a las que las mujeres se enfrentan.
Detrás de una gran serie…
Bruce Miller (Los 100) es el creador y escritor de esta magnífica adaptación. Pero además, cabe destacar que la serie cuenta con dos guionistas de lujo entre sus filas: Ilene Chaiken, la directora de The L Word (2004-2009), serie de Showtime sobre un grupo de amigas de la comunidad lésbica, y por supuesto, a Margaret Atwood, que aparte de ser la autora de la novela ha trabajado en la construcción de guiones para TV como el del telefilme The Servant Girl (1974) basada en una historia real sobre la cual luego escribió un libro titulado Alias Grace, en 1996. Por otro lado, la actriz de Mad Men, Elisabeth Moss, no sólo lleva a cabo un papel protagónico deslumbrante sino que también ha estado comprometida con el proyecto desde un primer momento ya que es una de las productoras. Entre las directoras también se encuentran Reed Morano (Beyonce: Lemonade), Kate Dennis (GLOW) y Fioria Sigismondi (The Runaways).