Por Juan Blanco
Después de que Sidda (Sandra Bullock) –una exitosa escritora- confiesa en un reportaje para la revista Time sus sentimientos hacia su madre Vivian (Ellen Burstyn), se destapa la olla de secretos de la hermandad Ya-ya, y el resultado no es más que una decepción “hermosa”.
Digo decepción porque la conclusión no puede complacer ni al más benévolo, y cabe aclarar que es hermosa porque la manera de ilustrar de la directora Callie Khouri (una vez guionista de Thelma & Louise) es tan bella como contradictoria, pero en todo momento se nos procura agradable a la vista, aún en los momentos más truculentos de la historia; por eso es hermosa, pero con comillas.
Cuando el afecto entre estas dos mujeres entra en crisis a causa de este reportaje tomado fuera de contexto por su redactora, entran en juego las tres entrañables amigas de Vivian (viejas re-cancheras entre las cuales se destacan Maggie Smith y Fionnula Flanagan), con las cuales la última tiene un pacto de sangre desde hace como sesenta años. La hermandad Ya-ya (nombre del culto) entonces pasa a mediar entre esta madre que no supo ser madre, y la hija que en lo único que piensa es en cómo su mamá se dispuso a arruinar su vida, tal como lo habría hecho su abuela con ella en otra época ya distante.
El montaje alterno entre la infancia de Vivian y sus secuaces, su temprana adultez (donde es interpretada por Ashley Judd), y su ahora resentida vejez, descansa sobre los relatos de estas tres damas de compañía que las vivieron todas, las sufrieron todas, y lo más importante de todo, que fueron testigos de todos lo eventos que llevaron a Vivian y Sidda a la incomunicación y al odio actuales. Por eso planean resarcir el pasado revelando los divinos secretos de la hermandad Ya-ya (título original de la película).
Divinos secretos lo tiene todo, grandes actores en un desempeño formidable (me faltaron nombrar a James Garner y a Angus MacFadyen en los roles de papá de Sidda y su prometido respectivamente, y hasta cabe apuntar un cameo de… ¡Martillo Hammer!), una estética paradisíaca que lava todos los problemas, una banda sonora preciosa que trabaja sobre los tiempos más disímiles, y un guión que se traduce en franqueza y calidad de vida ejemplar.
Y es cierto, lo tiene todo, salvo por el detalle que lo tiene todo mal conjugado. Los actores dicen bien sus líneas, pero en un contexto que las arrastran casi al punto de lo inverosímil. Por su parte, la estética paraíso postal es de una belleza indescriptible, pero se contradice con los tonos ciclotímicos de la historia. Y por último, tenemos el guión, que a pesar de ser cruel en gran parte de su connotación (aunque esperanzador sobre el tramo final de la anécdota) es lindo en sus lexias, pero peca de pretencioso al adoptar ese tono de consejo tragicómico constante, se vuelve redundante (más bien insistente), y se convence de que la exageración supone claridad, cuando en definitiva corre el riesgo de promover al ridículo.
Una experiencia rara, un poco desprolija, y quizás tan bizarra como el pacto Ya-ya, pero inofensiva. Hay casos peores…
Título: Divinos secretos.
Título Original: Divine Secrets of the Ya-Ya Sisterhood.
Dirección: Callie Khouri.
Intérpretes: Sandra Bullock, Ellen Burstyn, Fionnula Flanagan, James Garner, Ashley Judd, Shirley Knight, Angus MacFadyen, Maggie Smith y David Lee Smith.
Género: Drama, Comedia.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 116 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Warner Bros.
Fecha de Estreno: 26/09/2002.
Puntaje: 5 (cinco)