Desde Loco por Mary (1998) que la buena estrella de Ben Stiller lo sigue acompañando a pesar de la irregularidad de los filmes en los que interviene. El público lo ha adoptado como 
uno de sus favoritos y en materia comercial esto no es un dato menor. Mi novia Polly, su nueva comedia romántica, no es lo más divertido que hizo el actor de Divinas tentaciones pero sin embargo recaudó ochenta y siete millones de dólares solamente en su país de origen (más del doble de lo que costó). Demasiados gags previsibles, mucho humor de toilette y algunos giros cantados desde el vamos impiden que la historia levante vuelo. No obstante, aún en su intrascendencia, el asunto en su conjunto no disgusta. Con sólo ver el reparto sabemos que cualquier chiste mediocre en manos de semejantes monstruos puede ser altamente aprovechado. Philip Seymour Hoffman, un roba escenas despiadado, lo demuestra en todas y cada una de sus participaciones.
Mi novia Polly es la tercera colaboración entre Hamburg (que debutó en el 98 con la celebrada comedia indie Safe men) y Stiller después de La familia de mi novia y Zoolander (en las que el primero ofició de guionista). La conclusión más obvia es que este dúo se conoce de memoria con los lógicos beneficios que esto acarrea. Stiller está acostumbrado a componer esos roles en los que sufre toda clase de vejámenes físicos con una entereza ejemplar. Es lo que acontece, por enésima vez, en Mi novia Polly. La fórmula responde a la clásica pareja despareja -los opuestos que se atraen- que parece determinada al fracaso por sus evidentes diferencias personales y sin embargo terminan armonizando tras superar los contratiempos de rigor.
Cuando el ordenado y aburrido analista de seguros de vida Reuben Feffer (Ben Stiller) descubre en su luna de miel a su flamante esposa en la cama con otro, su mundo se desmorona. Abandonado como un perro, regresa a la rutina de su trabajo. Claro que la vida te da sorpresas: en una fiesta a la que es arrastrado por su leal amigo Sandy (Philip
Seymour Hoffman), este legítimo loser se reencuentra con Polly Prince (Jennifer Aniston), una ex compañera de la escuela primaria. Reuben resuelve invitarla a cenar sin sospechar que Polly es el ser más caótico y poco comprometido del planeta tierra. De este contrapunto, en el que Aniston no logra destacarse y no por su culpa, surgen los enredos amorosos cuya gracia es… relativa. La escatología que, hoy día, demanda cualquier comedia americana que se precie de tal no tarda en hacer su aparición y hasta cierto punto causan risa las peripecias intestinales del pobre Reuben. El problema es cuando la repetición se vuelve irritante. Ni un capo cómico como Stiller es capaz de evitarlo. Y allí la película empieza a tambalear…
Como paliativo puedo nombrar a señores actores como Alec Baldwin, Debra Messing, Hank Azaria (comiquísimo con su acento presuntamente galo) y el reaparecido australiano Bryan Brown, que aportan su presencia y oficio para convertir a esta historia banal en un divertimento pasajero sin muchas luces. No se espere más porque no lo hay.
Título: Mi novia Polly.
Título Original: Along came Polly.
Dirección: John Hamburg.
Intérpretes: Ben Stiller, Jennifer Aniston, Philip Seymour Hoffman, Debra Messing, Alec Baldwin, Hank Azaria, Bryan Brown y Masi Oka.
Género: Comedia, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 90 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 18/03/2004.
Puntaje: 6 (seis)
