“Es ficción… pero duele igual”. Estas palabras, pronunciadas en off por el maduro escritor August (Krister Henriksson), sirven de original proemio a uno de los más inesperados, 
poéticos y laberínticos relatos estrenados en nuestro país en mucho tiempo. La magnífica ópera prima del danés Christoffer Boe (nacido en 1974) es una de esas experiencias cinematográficas que se viven muy de tanto en tanto. Reconstrucción de un amor hace gala de una elaborada puesta en escena que no se priva de nada para sorprender al espectador sin por ello perder una pizca de rigor narrativo. A una conclusión similar debe haber llegado el jurado del prestigioso Festival de Cannes del año pasado que la premió con la Cámara de Oro (galardón destinado a los directores noveles).
Ambientada en una Copenhague predominantemente nocturna, la historia se centra en la intensa e irrefrenable atracción que surge entre el fotógrafo treintañero Alex (Nikolaj Lie Kaas, un habitué en filmes realizados bajo las normas del Dogma ’95) y Aimée, la joven esposa del autor mencionado en el comienzo de esta nota. ¿Qué fuerza inasible impulsa a Alex a dejar a su bonita novia para aventurarse en un terreno resbaladizo con la sofisticada y sensual Aimée? Imposible decirlo. El azar interviene de manera misteriosa para que la pareja se vaya involucrando cada vez más, mientras eventos extraordinarios comienzan a sucederse en la vida de Alex paralelamente con el descubrimiento que hace August de la infidelidad de su mujer. Como este hombre está reescribiendo una novela sobre el amor, lo real y lo ficticio se mezclan deliciosamente (en lo que sería una interpretación válida aunque no la única dada la complejidad de la trama), un poco a la manera de El ladrón de orquídeas. ¿La imaginación literaria de August se dispara a partir de sucesos extraídos de su vida cotidiana a los que luego manipula a gusto y placer? Los episodios contrariados que le ocurren a Alex durante el desarrollo de la película –entre ellos que sus vecinos, sus amigos, su novia Simone y aún su padre no lo reconocen-, ¿no son acaso un desquite sutil que se permite el autor propiciado por los celos y volcado creativamente sobre el papel? Porque Alex, de buenas a primeras, se ve inmerso en una pesadilla kafkiana de la que le costará salir indemne. Emocionalmente hablando, claro está…
Christoffer Boe reconstruye su relato con una precisión y una inteligencia admirable. Se vale de una estética recargada con todo tipo de recursos para envolver al subyugado
espectador: fotografía granulada, imágenes satelitales que sitúan a los personajes geográficamente, tomas ralentadas, aceleradas, el uso de múltiples filtros que visten magistralmente al film con un look expresivo muy atractivo, cámara en mano en varios pasajes (¿resabios del Dogma, quizás?), y un largo etcétera. Nombre la técnica, lector, que aquí la encontrará. Impecable en su formulación audiovisual (un hallazgo la inclusión del Adagio para cuerdas, de Samuel Barber; no por novedoso sino por lo bien que se adecua al tono impuesto por Boe), genial estructural y argumentalmente, es muy fácil vaticinarle a Reconstruction un sitial de honor entre los Top 10 de fin de año.
El último párrafo me lo reservo para una mujer increíble. Maria Bonnevie (la actriz sueca que cumple el doble rol de Simone/Aimée), no es de este planeta. Exquisita, dúctil, hermosísima, no voy a dudar en juzgar su trabajo como uno de los más perfectos de la historia del séptimo arte. ¿Es necesario agregar algo más? Bueno, sí… ¡qué ganas de volver a verla!
Título: Reconstrucción de un amor.
Título Original: Reconstruction.
Dirección: Christoffer Boe.
Intérpretes: Nikolaj Lie Kaas, Maria Bonnevie, Krister Henriksson, Nicolas Bro, Ida Dwinger, Helle Fagralid, Isabella Miehe-Renard, Malene Schwartz, Peter Steen.
Género: Drama, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 91 minutos.
Origen: Dinamarca.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 18/03/2004.
Puntaje: 9 (nueve)
