Por Omar Tubio
“El día que el mundo conoció la maldad”. Ese es el slogan publicitario que reza el afiche de Las torres gemelas. Frase pretenciosa, autocomplaciente y totalmente falaz con la que los americanos pretenden infundir pena hacia su gente. ¿Acaso otros atentados anteriores en otras partes del mundo no son tan aterradores como el del 11/S? ¿Acaso cualquier acto de violencia que cobre vidas humanas inocentes no es un acto de maldad en sí mismo? ¿Perdieron la memoria o no registraron lo sucedido en Hiroshima o lo que sucede en la actualidad en Irak? Nadie discute la barbarie ni la falta de humanidad perpetradas ese fatídico día sobre suelo estadounidense, pero tampoco justifica usar esa tragedia para colocarse como las más grandes victimas de la historia.
El que Oliver Stone se hiciera cargo de tan urticante proyecto daba alguna esperanza de que el film no se convirtiera en un mero acto de propaganda de la heroicidad yanqui. El otrora niño rebelde de Hollywood autor de la trilogía de Vietnam, Salvador y la tan políticamente incorrecta Asesinos por naturaleza es conocido por su militancia, sus ideas a contracorriente y su rebeldía contra el sistema. Pero sorpresivamente todo eso ha desaparecido y nos encontramos con un Stone lavado, intrascendente, cansino y despreocupado al que solo le interesa contar una anécdota particular, perdiendo la oportunidad de ofrecer una visión totalizadora del hecho con todas sus implicancias: ideológicas, políticas y religiosas.
Este irreconocible clon de aquel director prefiere centrarse en la historia de dos oficiales de la Policía de Puerto de Nueva York, un sargento y un cabo, quienes acuden al lugar del ataque junto a otros compañeros de la brigada luego del primer avión estrellado contra una de las torres. En medio del caos y la falta de un plan concreto de evacuación cada grupo se maneja por intuición. La única cuestión es tratar de ayudar al mayor número posible de ciudadanos. Mientras tanto sucede el segundo choque y la posterior caída de todo el complejo quedando la mayoría de los bomberos y policías bajo los escombros. McLaughlin y Jimeno (Nicolas Cage y Michael Peña) sobreviven por milagro bajo seis metros de cemento derrumbado esperando alguna ayuda del exterior que los rescate. La película entonces solo se limita a relatar la angustiante espera de dos hombres a quienes las heridas y la falta de oxígeno les tiene las horas contadas, mechada con la desesperación de las respectivas esposas y familiares de cada uno de ellos causada por la ausencia de noticias. Esto se traduce en aburridas e interminables charlas en la oscuridad entre los protagonistas para evitar quedarse dormidos y los sollozos y caras de compungidas de sus mujeres tratando de enterarse si son viudas o no.
En este tramo entra en acción un personaje muy especial, un ex marine convertido en un fiel servidor de Señor cuya voz interior le avisa de una misión especial: su país lo está necesitando nuevamente. A él Stone le reserva una frase final que lo dice todo y que clarifica fehacientemente el sentimiento patriótico y la necesidad de un ajuste de cuentas.
Poco más para agregar, salvo que el peor de los presagios se confirma viendo la película. Afuera queda cualquier atisbo de teoría conspirativa, el rol del presidente Bush, los lazos con Al Qaeda, la ineficacia de los controles militares y otras cuestiones que hubieran ilustrado mejor el contexto que acompañó a los atentados.
En cuanto a Stone, ahora promete encargarse de Osama Bin Laden en su próximo film. ¿Estará lavando culpas?
Título: Las Torres Gemelas.
Título Original: World Trade Center.
Dirección: Oliver Stone.
Intérpretes: Nicolas Cage, Michael Peña, Maria Bello, Maggie Gyllenhaal, Jude Ciccolella, Stephen Dorff, Armando Riesco, Jay Hernandez y Michael Shannon.
Género: Drama, Historia.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 129 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2006.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 19/10/2006.
Puntaje: 3 (tres)