Por Pablo E. Arahuete
A esta altura del partido es una verdad de Perogrullo que el cine hollywoodense se alimenta de fórmulas preconcebidas y sin el menor intento de reciclaje las acomoda a los tiempos que corren. En épocas donde los roles masculinos y femeninos no gozan de la distinción del status económico que otrora reinaba en el universo del cine industrial -en que difícilmente una mujer fuera autosuficiente e independiente de la protección y seguridad de un hombre-, el mundo moderno o por lo menos el de Estados Unidos nos demuestra que hoy las mujeres pueden ocupar puestos jerárquicos, ejecutivos, ser lindas, inteligentes y no perder esa sensibilidad que las hace sufrir por esas búsquedas ingenuas de príncipes azules. Por otro lado, el arribo desenfrenado del contingente gay ha ubicado al género femenino en otro lugar dentro de la competencia por aquel macho anhelado.
Así las cosas, pareciera que en épocas de relaciones cibernéticas y de historias de amor fast-food no queda mucho espacio para el enamoramiento y mucho menos aún si de jugarse por el otro se tratara. Con esta premisa básica se define este nuevo opus de Robert Luketic, La cruda verdad, que cuenta entre sus guionistas con la taquillera Karen McCullah Lutz (cuyos antecedentes son 10 cosas que odio de ti y Legalmente rubia), protagonizado por la pareja compuesta por la bellísima Katherine Heigl (Grey’s anatomy o Ligeramente embarazada) y Gerald Butler, el espartano heavy de 300, más una pléyade de secundarios acordes a las circunstancias.
Fieles representantes de los sexos, tanto Abby como Mike “se sacan la ficha” apenas cruzan dos palabritas en una charla telefónica y trascartón cara a cara. Ella, en su carácter de productora televisiva de un “magazine” matinal que va por un canal de poca monta y él como su futuro columnista en un segmento denominado La cruda verdad en el que dará consejos a hombres y mujeres desmitificando todas aquellas características arquetípicas de ambos géneros, finalmente aplastará los postulados conservadores del matrimonio y de que el sexo es secundario en una relación de pareja como así también la idea de que los hombres son almas sensibles frente a los avatares femeninos. Para Mike si una mujer no consigue novio es por dos motivos: es una psicótica controladora o es fea.
Con la llegada de Mike el programa levanta “rating” y la pobre Abby debe agachar la cabeza y someterse a las ideas vulgares que el primate de ojos azules presenta al punto de aceptarlo como consejero para poder hallar al hombre ideal.
Una catarata de chistes sexistas con situaciones de humor físico (donde se destaca la simpática Heigl) y la transformación de troglodita a caballero sensible de Butler son suficientes para rellenar el metraje de una comedia romántica que más allá de ser previsible, trillada, elemental, funciona porque hay química entre sus protagonistas -muy bien secundados- y además porque conserva un ritmo de “sitcom” que compensa los inevitables momentos melosos o edulcorados propios del género. Una guerra de los sexos aggiornada a los tiempos que corren con escasos desaciertos y excesos románticos.
Título: La cruda verdad.
Título original: The ugly truth.
Dirección: Robert Luketic.
Intérpretes: Gerard Butler, Katherine Heigl, Cheryl Hines, Bonnie Somerville, Bree Turner, Vicki Lewis, Eric Winter, Holly Weber, Nick Searcy, Jesse D. Goins y John Michael Higgins.
Género: Comedia, Romance.
Calificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 96 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2009.
Distribuidora: UIP – Sony.
Fecha de estreno: 27/08/2009.
Puntaje: 6 (seis)