Analizada en retrospectiva la Poltergeist/ Juegos diabólicos (1982) de Tobe Hooper no sólo cumplió con todos los requisitos que se le pueden exigir a un relato sobrenatural de fantasmas, sino que además lo potenció con una producción de clase A, gentileza de Steven Spielberg y compañía, un guion muy bien pensado del que participó el mismo creador de Tiburón; un nivel superlativo en el área técnica –con efectos especiales que fueron revolucionarios en su día-, la maravillosa música del querido Jerry Goldsmith y un compromiso total por parte de los actores entre los que estaban Craig T. Nelson, JoBeth Williams y la deliciosa (todo un personaje ella) Zelda Rubinstein en el rol clave de la médium que ayuda a la familia. Ajeno a su valor fílmico intrínseco, otro elemento clave que contribuyó a la leyenda de la película es la tan sonada “maldición” que un poco con fines comerciales y otro poco con cierta innegable objetividad se abatió sobre parte del elenco tras concluir el rodaje. Recordemos que Dominique Dunne, la actriz que interpretaba a la hija mayor del matrimonio, fue asesinada por su novio poco antes del estreno en un arrebato impulsado por los celos. Ese halo negro no terminó ahí sino que se replicó en la segunda y tercera entrega de la saga, de la peor manera. En Poltergeist II: la otra dimensión (Brian Gibson, 1986), le tocó el turno al veterano Julian Beck quien se encontraba enfermo de cáncer y falleció apenas terminó de rodar su parte. Un tiempo después también pereció el actor Will Sampson (el memorable indígena de Atrapado sin salida). Finalmente, Heather O’Rourke la niña que encarnaba a la hija menor sucumbió a una misteriosa enfermedad mal diagnosticada por los médicos que la atendieron, no logrando dar término a sus escenas en la muy pobre Poltergeist III (Gary A. Sherman, 1988). Utilizando dobles y efectos de cámara se cubrió esa terrible ausencia para que la película pueda finalizarse. Un documental que se ocupó exhaustivamente de esta cuestión fue un especial de The E! True Hollywood Story que se conoció hace unos 15 años. Como la leyenda negra de El exorcista, no es posible dejar de lado situaciones tan siniestras que implican la desaparición física de varios de sus responsables directos. Es como una sombra ominosa que siempre estará ahí alimentando el morbo de los cinéfilos o cultores de lo esotérico (que los hay, los hay).
La original Poltergeist/ Juegos diabólicos por todos estos motivos es una producción inigualable. Pese a la mentada “maldición”, tarde o temprano Hollywood volvería sobre sus pasos con la intención de recrear aquella historia tan bien pergeñada por Spielberg junto a Michael Miller y Victor Grais que quedó grabada a fuego en la memoria colectiva de quienes la vivieron en su momento. Queda entonces establecido que, en los mediocres tiempos que corren, es imposible de igualar el impacto de una obra maestra que siempre situó a Spielberg como verdadero artífice del proyecto. Tanto el tono del filme como varios testimonios de quienes participaron de la filmación dan cuenta de que el director, en efecto, fue el viejo Steven y no Tobe Hooper que venía haciendo películas de terror de muy bajo presupuesto, con El loco de la motosierra (1974) como pináculo artístico, totalmente diferentes a la propuesta de Poltergeist. La gente es mala y comenta… pero al parecer es así nomás.
La nueva Poltergeist: juegos diabólicos no innova en nada… a menos que la proyección en 3D pueda calificar como novedad. Básicamente es la misma premisa: un matrimonio joven con tres chicos se muda a una casa donde rápidamente quedan en evidencia la existencia de fuerzas paranormales que afectan la vida cotidiana de todos. El punto de giro es, como en la primigenia, la desaparición de la pequeña Carol Anne para desesperación de sus padres y hermanos. En un principio son asistidos por supuestos expertos en parapsicología que llenan el lugar de cámaras y gadgets varios que en concreto no solucionan nada. Mas luego, tras ser superados por los eventos extremos que allí se desatan, se convoca a un dudoso médium estrella de un reality televisivo con el que el actor Jared Harris se hace un festín. Es, creo yo, el único detalle significativo que le aporta al guion el autor, más preocupado por copiar al carbónico las escenas más recordadas que en crear algo original. Un indicio inquietante es que la película a duras penas alcanza la hora y media de metraje. Si bien se ha respetado el ADN de la historia por otro lado se han acelerado los tiempos. Como si el público no pudiera tolerar un ritmo más lento o un desarrollo más completo y exhaustivo de los personajes. Esta decisión genera una concentración dramática intensa pero carente del nervio que surgiría naturalmente si nos preocuparan más sus personajes. En el mejor de los casos se trata de un filme competente ya que no deslumbrante, ni técnica ni narrativamente, ya que el realizador Gil Kenan conoce el género (fue director de Monster House, filme animado con no pocos méritos) pero no hace milagros. Es algo parecido a lo que ocurrió con la remake de La hora del espanto (Fright Night, 1985): por querer entretener al público se toman atajos argumentales inconvenientes. Las películas son entretenidas pero en el camino han perdido peso específico y sólo sobreviven los conflictos y la estructura que le dan sentido.
Los actores han probado su eficacia en muchos títulos previos, en particular Sam Rockwell (a quien da gusto volver a ver) y Rosemarie DeWitt como los padres. Los chicos aportan su frescura y en verdad la nueva Carol Anne está muy bien escogida: la niña es encantadora. Por lo demás es mejor quedarse con la Poltergeist/ Juegos diabólicos de los ochenta que por estos días estuvo emitiendo TCM por el cable. Para aquellos detractores que nunca tragaron la fantasía desbordante del guion ya saben con qué se van a encontrar: en psicología le llaman deja-vu…
Título: Poltergeist – Juegos diabólicos.
Título Original: Poltergeist.
Dirección: Gil Kenan.
Intérpretes: Kennedi Clements, Sam Rockwell, Rosemarie Dewitt, Kyle Catlett, Jared Harris, Nicholas Braun, Jane Adams, Saxon Sharbino y Susan Heyward.
Género: Terror, Remake.
Clasificación: Apta mayores de 13 años con reservas.
Duración: 93 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2015.
Distribuidora: Fox.
Fecha de Estreno: 21/05/2015.
Puntaje: 5 (cinco)