Por Giuliana Bleeker
El musical hollywoodense, que hasta hace no mucho parecía un género en peligro de extinción, está decididamente de regreso. Luego de la revitalizante sorpresa que significó la multipremiada La La Land (2016) y la versión live action de La Bella y La Bestia (2017), llega a la pantalla un relato de época basado en la vida de quien fuera el precursor del circo moderno.
El Gran Showman narra la historia real de Phineas Taylor Barnum (Hugh Jackman), un hombre de pasado humilde que a mediados del siglo XIX decide invertir en el mundo del entretenimiento a partir de la compra de un museo en Broadway. El objetivo de Barnum es poder brindarle a su esposa Charity (Michelle Williams) y a sus dos pequeñas hijas la vida que siempre soñaron. La exposición de criaturas muertas y objetos exóticos mutará en un circo donde el principal atractivo residirá en aquellos personajes marginados por la sociedad, a menudo denominados “freaks” o “fenómenos”.
Estamos ante un filme que, lejos de reflexionar acerca de la manipulación de personas cuyo físico no se adapta a los cánones de belleza y “normalidad” impuestos, se encarga de reivindicar y humanizar el papel del empresario circense. La figura del astuto sensacionalista y estafador PT Barnum, padre de todos los Tinellis habidos y por haber, es presentada casi como un ícono a favor de la inclusión. En este sentido, no es de extrañar que el currículum del director debutante Michael Gracey detente una importante carrera dentro del rubro de la publicidad, maquinaria para la fabricación de espejitos de colores por excelencia.
Lo que podríamos bautizar como la versión Disney de El Hombre Elefante, nos abre las puertas al maravilloso espectáculo del circo, un lugar donde el público acude en masa para ser sorprendido por las performances de mujeres barbudas, enanos disfrazados de Napoleón, afroamericanos haciendo piruetas en el aire, siameses bailarines, hombres gigantes y animales salvajes. Paradójicamente, este siniestro show de variedades resulta ser el único lugar donde las personas con ciertas características físicas se sienten respetadas y únicas. El morbo de los aplaudidores se mezcla con canciones pop al estilo Lady Gaga (sí, en plena época victoriana) y los gritos de una muchedumbre que desde afuera planea una carnicería en contra de estos seres monstruosos.
Más allá de los mensajes demagógicos y la imagen distorsionada del protagonista, hay que reconocer que Hugh Jackman se lleva puesta la película. El carisma, la pasión y la elegancia que el actor australiano impregna sobre la pantalla, hacen de este uno de los papeles más brillantes de su larga trayectoria artística. Su voz, tan potente como ensoñadora, hechiza a los espectadores y deja bien en claro que ha nacido para esto.
La banda sonora a cargo de Benj Pasek y Justin Paul, los compositores detrás de las canciones de La La Land, está repleta de estribillos pegadizos en donde se destaca el tema “This Is Me”, con la magnífica voz de Keala Settle al frente. Las letras emotivas e idealistas son plasmadas a través de una música dance/pop comercial que nada tiene que ver con el momento histórico en que se desarrolla el relato. Aun así, junto con las coreografías y los efectos visuales, conforman el plato fuerte de la cinta.
El éxito de Barnum llama la atención del joven dramaturgo Phillip Carlyle (Zac Efron), quien decide cambiar el rumbo de su carrera y asociarse al showman. Phillip no puede evitar sentirse atraído por la trapecista de raíces afroamericanas y peluca rosada llamada Anne (Zendaya), pero su posición social se convierte en un impedimento para dar rienda suelta a sus pasiones. Cabe resaltar la destreza con la que Zendaya lleva adelante su papel, que se luce en el número musical “Rewrite the Stars“, entonado a dúo junto a Efron. El actor que supo transformarse en ídolo de preadolescentes tras su paso por la trilogía de High School Musical, demuestra una vez más su talento para la comedia musical.
La puesta en escena es por demás suntuosa y extravagante; hasta uno creería que está contemplando una verdadera obra de Broadway. Los juegos de cámara, la iluminación y la colorida fotografía, da muestra de la excelencia de un equipo técnico que al igual que el legendario Barnum nos vende ilusiones por doquier.
En resumidas cuentas, El Gran Showman es una película familiar, entretenida, con un cuidado despliegue visual y un repertorio musical respetable. Su planteamiento resulta simple y naif y la visión de show business es descaradamente falsa y demagógica. Una historia que absurdamente intenta rendirle culto al verdadero y único monstruo de ese espectáculo.
Título: El Gran Showman
Título original: The Greatest Showman
Año: 2017
Duración: 105 min.
Origen: Estados Unidos
Dirección: Michael Gracey
Intérpretes: Hugh Jackman, Michelle Williams, Zac Efron, Zendaya, Rebecca Ferguson
Género: Musical, Biográfica
Distribuidora: 20th Century Fox
Fecha de estreno: 28/12/2017
Puntaje: 6 (Seis)