Por Joan Segovia, corresponsal en España
Donde antes el Mar de Aral reflejaba el cielo, ahora yace un desierto de sal. Aziz, un joven anclado a los sueños de un mar desaparecido, lucha por sobrevivir en el epicentro de la mayor catástrofe ecológica de la historia. Dentro de sí, libra una batalla entre la añoranza del pasado y la necesidad de construir un futuro en medio de la desolación.
Crítica
Lucas Peñafort nos sumerge en un desierto donde el viento carga sal y recuerdos: Esperando al mar es un testimonio visual de la devastación ecológica del Mar de Aral. En apenas 60 minutos, el documental trata de captar la magnitud de un desastre que ha borrado no solo un paisaje, sino también un modo de vida.
La propuesta, aunque honesta y comprometida, se distingue por su sensibilidad al abordar una tragedia de esta magnitud. La elección de mantener a Muynaq en un anonimato casi poético parece un intento de universalizar la tragedia, transformando el espacio físico en un lugar simbólico que resuena con cualquier comunidad que haya enfrentado la pérdida. Este enfoque, aunque menos informativo, se alinea con la intención de conectar emocionalmente con el espectador.
La narración de Aziz sirve como hilo conductor, ofreciendo una ventana íntima a la experiencia humana en medio de la desolación. Aunque su tono es sereno, esta elección refuerza la melancolía del relato sin caer en el dramatismo excesivo. Por su parte, el montaje equilibra lo contemplativo con momentos de profunda reflexión, creando una narrativa que, aunque pausada, encuentra fuerza en su economía de recursos.
La fotografía de Fernando González Marfil es uno de los pilares de la obra, encuadrando un desierto que parece murmurar historias de agua perdida. Del mismo modo, el diseño sonoro crea una atmósfera envolvente que transporta al espectador al corazón de esta catástrofe, logrando captar el ensordecedor silencio del lugar.
Esperando al mar tiene el coraje de señalar una de las mayores catástrofes ecológicas del siglo XX y hacerlo desde una perspectiva humana. Además de ser un relato de pérdida, también es una invitación a reflexionar sobre nuestro impacto en el entorno y la capacidad de resiliencia de las comunidades afectadas.
Sin duda, es un documental que guarda un mensaje poderoso y urgente: la negligencia humana deja cicatrices que no pueden borrarse, pero sí recordarse. Y en ese recordatorio, el cine de Peñafort tiene un lugar, como testigo y portavoz de una historia que no debe olvidarse. Aunque breve, esta obra resuena más allá de su duración, tocando fibras universales sobre la relación del hombre con la naturaleza y el valor de la memoria colectiva. Cada encuadre, cada silencio y cada palabra están cargados de un significado que trasciende las fronteras geográficas y emocionales.
Esperando al mar no solo documenta una tragedia, sino que la transforma en un espacio de contemplación y aprendizaje. Es un recordatorio de que, incluso en la desolación, persiste la esperanza de construir un futuro más consciente, donde no olvidemos lo que una vez estuvo para guiar nuestros pasos hacia lo que aún puede ser.
Título: Esperando al mar.
Título original: Idem.
Dirección: Lucas Peñafort y Fernando González.
Intérpretes: Azizbek Nurlybaev, Uralbay Utegenov, Mansur Jumabayev, Dauka Utemuratov y Yusif Erjanov.
Género: Documental.
Calificación: ATP.
Duración: 60 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2024.
Distribuidora: Lumen Cine.
Fecha de estreno: 05/12/2024.
Puntaje: 7 (siete)