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miércoles, 22 enero 2025
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Anora: O cuando te pagan por fingir

Por Joan Segovia, corresponsal en España

Sean Baker, conocido por su habilidad para explorar los márgenes de la sociedad estadounidense, presenta en Anora una obra visualmente poderosa que busca retratar las tensiones entre las aspiraciones individuales y la implacable realidad del sistema económico. Lo que en principio parece un drama íntimo se convierte en una disección de las jerarquías sociales, el poder y las ilusiones rotas del “sueño americano”, todo esto sin dejar de lado la comedia negra. Todo un desafío narrativo.

Esta vez, Baker nos lleva al corazón de Brooklyn, donde la vida de Ani, una joven ‘lap-dancer’, se cruza con la del problemático hijo de un oligarca ruso, Vanya. Este le propone fingir ser su novia durante una semana y así empieza su falso ‘idilio romántico’. Ya con esta propuesta, si uno no ha tenido la cabeza bajo tierra durante años, nos podemos hacer a la idea de todo lo malo que se viene en la vida de Ani.

Desde sus primeras escenas, Anora deja claro que no es una película fácil. Baker, con su característico estilo naturalista, sumerge al espectador en un ambiente de desolación y crudeza, donde cada detalle, desde los diálogos hasta la iluminación tenue, está diseñado para transmitir la opresión de su protagonista. Todo es provocador y lascivo, pero entrelineas se nos deja ver el dolor que ella siente en su trabajo y como esto la rompe por dentro lentamente. Mikey Madison brilla en el papel de Ani, ofreciendo una actuación visceral que captura tanto la vulnerabilidad como la determinación del personaje. Su presencia en pantalla es magnética, y su interpretación te mantiene atrapado en la película incluso en sus momentos más predecibles. Sin duda, uno de sus mejores trabajos.

El guion, también escrito por Baker, tiene un ritmo que va ganando en intensidad tras el muy resumible primer acto. La película pasa de un enfoque introspectivo a un relato más dinámico, con giros de comedia negra que, aunque no sorprenden del todo, logran mantener el interés. Y es que uno de los puntos débiles de Anora es su previsibilidad. Desde muy temprano, el destino de los personajes es evidente, y la trama parece contentarse con seguir los caminos ya trazados en lugar de arriesgarse con giros narrativos más audaces. Esto no significa que la película sea aburrida; al contrario, cada minuto es disfrutable gracias a la riqueza visual y al cuidado en la construcción de las escenas. No obstante, la falta de sorpresa reduce el impacto emocional del clímax, porque cuando llevas dos horas viendo venir lo que va a suceder, ya no tiene el mismo punch.

A nivel técnico, Anora es impecable. La fotografía de Drew Daniels captura de manera magistral los contrastes entre los entornos humildes de Brooklyn y los lujosos espacios frecuentados por los ricos. Baker utiliza colores fríos y sombras profundas para resaltar la alienación de Ani, mientras que las escenas más íntimas se benefician de una iluminación cálida y envolvente que aporta humanidad al relato. Es un trabajo técnicamente sólido que demuestra el dominio del director en la creación de una atmósfera asfixiante o envolvente, todo cuando toca.

El mensaje social de la película, centrado en las desigualdades económicas y las dinámicas de poder, es contundente, aunque no particularmente innovador, puesto que el director parece estar más interesado en reafirmar su visión pesimista de la sociedad que en ofrecer nuevas perspectivas. Esto puede resultar frustrante para algunos espectadores que esperen una mayor complejidad en el discurso y no una crítica recortada. Sin embargo, Anora no deja de ser una reflexión válida sobre los límites de la ambición en un sistema diseñado para perpetuar la desigualdad, si uno lo quiere ver así.

Anora es una película que, aunque no exenta de defectos, demuestra la habilidad de su creador para capturar las contradicciones de la vida contemporánea. Su dirección meticulosa, combinada con una actuación estelar de Mikey Madison, logra que el film se eleve por encima de su narrativa algo predecible. Si bien puede no alcanzar la brillantez de otras obras sobre dinámicas de poder y clases, Anora es un recordatorio de que las historias más potentes a menudo se encuentran en los márgenes de la sociedad.

Título: Anora.
Título original: Idem.
Dirección: Sean Baker.
Intérpretes: Mikey Madison, Mark Eydelshteyn, Yura Borisov, Karren Karagulian, Vache Tovmasyan, Ivy Wolk, Aleksey Serebryakov y Lindsey Normington. Género: Romance, Comedia, Drama.
Calificación: Apta para mayores de 16 años. Duración: 139 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2024.
Distribuidora: UIP.
Fecha de estreno: 16/01/2025.

Puntaje: 9 (nueve)

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