Por Sergio Dobosz
Basada en una obra de teatro del alemán Rolf Hochhuth El Vicario, Amén. describe los intentos de un químico y teniente de las SS, Kurt Gerstein, por llamar la atención del Papa Pío XII sobre el asesinato masivo de judíos en los campos de exterminio. Gerstein, que vivió realmente, cuenta en la película con la ayuda de un personaje ficticio, el sacerdote Riccardo Fontana, que intenta llegar al Sumo Pontífice a través de su influyente padre. Ni las peticiones de intercesión al Papa ni las llamadas de atención a los EE.UU. le sirvieron a Gerstein para detener la industria de la muerte, alimentada por el gas Zyklon B que él mismo distribuía, tratando con diferentes estrategias de demorar los envíos a los campos. En declaraciones a la prensa, Gavras comentó: “El 45 por ciento de los soldados alemanes eran católicos. A Hitler le hubiese sido imposible seguir adelante con el Holocausto si Pío XII hubiese pronunciado una sola palabra en contra”.
Costa Gavras, que siempre ha utilizado al cine como un método de denuncia empleando una narrativa valiente y eficaz, abarcando temas de polémica y permanente actualidad, se ha sumergido en esta ocasión en los recovecos más oscuros de la Iglesia Católica con Amén., un sugestivo film que gira alrededor del papel que jugó el clero en el genocidio judío de la Segunda Guerra Mundial. El director nos presenta a una institución que sigue cerrada en sus principios medievales, que no rectifica en sus acciones y que carece de la humildad que predica para reconocer sus errores. Nos muestra con inteligencia el mecanismo de dos ideologías que se comportan como dos entidades financieras, como dos industrias: el nazismo y la Iglesia. El primero en la manera que mecaniza toda la exportación de judíos a los campos de concentración y cómo explora nuevas técnicas para agilizar las ejecuciones. La segunda, en la manera que mide sus intereses y cómo piensa en beneficios cuando se trata de salvar vidas humanas, de poner en la práctica el mensaje que utiliza como bandera y como yugo. ¿Cómo explicar que la Iglesia se aliara con Hitler sino como un terror a la pérdida de su poder en manos de la extensión comunista? Las verdades no gustan puestas en la pantalla; la Iglesia debería aceptar sus acciones pasadas y no seguir tratando de ocultar toda la corrupción que, desde siempre y todavía, afecta a las cúpulas del poder eclesiástico. Así, el film indaga en la fe, en lo insostenible que es en ocasiones creer en un Dios que hace justicia, y sobre todo, en cuán separado ha quedado el verdadero mensaje cristiano de las labores retrógradas e intolerantes de la Iglesia moderna.
Pero a veces, el relato queda demasiado distante por miedo a implicarse a fondo y ofrecer una postura maniquea y efectista. Se desequilibra en su valentía narrativa, donde seguramente se hubiese logrado crear un documento explosivo, de apabullante poder temático, y finalmente magistral. Amén. es un film al que le faltó un cierto perfil más marcado, pero que aún así resulta de indudable corrección e interés. Autor de reconocidas obras como Z (sobre la dictadura de los coroneles griegos), Missing (sobre los desaparecidos chilenos y la complicidad de la CIA en el golpe de Pinochet) y Amén. (sobre el silencio de Pío XII sobre el Holocausto), Costa Gavras manifiesta su pasión por la resistencia del individuo y su toma de conciencia, y afirma que en la base de toda rebelión está siempre la cultura.
Título: Amén.
Título Original: Idem.
Dirección: Costa-Gavras.
Intérpretes: Ulrich Tukur, Mathieu Kassovitz, Ulrich Mühe, Marcel Iures, Ion Caramitru y Sebastian Koch.
Género: Biografía, Crimen, Drama.
Clasificación: Apta mayores de 13 años con reservas.
Duración: 132 minutos.
Origen: Francia/ Alemania/ Rumania.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 31/10/2002.
Puntaje: 8 (ocho)