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jueves, 21 noviembre 2024
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El tiempo de ser feliz: El juego de las apariencias

Por Omar Tubio

Que las películas sobre adolescentes estén de moda y abunden -sobre todo en el cine americano- no es novedad alguna. Que la mayoría sean productos mayormente descartables, tampoco. Ahora, si a este subgénero le añadimos el despertar sexual y junto a ello, el componente homosexual, nos encontraremos con un puñado de films que han tratado el tema con suerte diversa. A la memoria vienen títulos como Dulce amistad, casi contemporánea a la que nos compete y del mismo origen, Descubriendo el amor, la deliciosa película sueca que enfocaba las relaciones lésbicas entre dos compañeras de colegio y, a mi entender, la más lograda de todas, Krámpack, que sintetizaba de manera magistral toda la conflictiva sexual que surgía entre dos amigos en un verano muy caliente.

En el caso de El tiempo de ser feliz, el tema pasa mayormente por aparentar. Como si se tratara de un juego, todos y cada uno fingen ser algo que no son. Así, Steven, un joven estudiante gay, vive secreta y clandestinamente su sexualidad en los baños públicos, mientras aparenta ante su familia salir con Linda, una regordeta vecina que a su vez simula ser la “canchera y superada” que se las sabe todas, pero que en su interior muere por un orgasmo verdadero con un hombre que la desee. A su vez, John Dixon es el sex symbol declarado para todas las féminas de la escuela; el más apuesto, el mejor deportista y el que sale con la modelo de turno. Lo que nadie sabe es que el apolíneo John esconde su terrible secreto en el mismo lugar que Steven: el baño público, donde libera su latente aunque reprimida homosexualidad. Por supuesto que iniciarán una relación bastante complicada, que los comprometerá de distinta manera y que servirá para la liberación y la aceptación de su identidad sexual en algún caso, y para la resignación ante la imposibilidad de romper una imagen en otro.

Aunque la película se deja ver con agrado y no arrastra ningún destello de moralina en su desarrollo, se tiene la sensación de asistir a un puñado de lugares comunes que desmerecen la intención. El carácter apocado y el físico aniñado de Steven, objeto de burla y desprecio de los machotes de su curso, los padres de éste, que aunque conviven diariamente con él tardan una eternidad en percibir lo inocultable, el aleccionador discurso final ante los alumnos y autoridades del colegio (¡tan previsible!), son sólo algunos ejemplos de lo expuesto.

Mas allá de que el tema de la elección sexual siga siendo espinoso y poco enfocado en el cine, el film es muy cauto y hasta demasiado suave en el tratamiento de las escenas íntimas. Un casto beso y poco más, son lo más fuerte que se puede ver.

La película es prolija en sus aspectos técnicos y correcta en los desempeños actorales, y no habiendo nada que descuelle hace meditar sobre qué es lo que vieron en el Festival de Sundance para hacerla merecedora del premio mayor.

Título: El tiempo de ser feliz.
Título Original: Get real.
Dirección: Simon Shore.
Intérpretes: Ben Silverstone, Brad Gorton, Charlotte Brittain, Stacy A. Hart, Kate McEnery, Patrick Nielson, Tim Harris, James D. White, Jacquetta May, David Lumsden, Morgan Jones, David Elliot y Steven Elder.
Género: Comedia, Drama, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 108 minutos.
Origen: Reino Unido.
Año de realización: 1998.
Distribuidora: Distribution Company.
Fecha de Estreno: 21/11/2002.

Puntaje: 6 (seis)

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