Por Pablo E. Arahuete
Un plano general descubre a nuestro entrañable Charles Chaplin recostado a la intemperie en un suburbio londinense. Luego, la consabida persecución policial y, finalmente, el encuentro accidental con un perrito, tan vagabundo y desamparado como su ocasional dueño, quien siempre llega tarde a la ventanilla de empleos porque los otros se colaron. Con esa sencillez brutal, el genial hombrecito del bastón y los zapatos largos construía un perspicaz relato sobre la desocupación y la miseria en aquella época donde el cine no necesitaba de las palabras para transmitir sentidos.
Del suburbio londinense de los años 20 a la Patagonia rebelde de los 2000 cambiaron muchas cosas, aunque lamentablemente la miseria y la desocupación gozan de excelente salud. Ahora bien, esta larga introducción resultaría estéril si sólo se trazara un paralelismo entre el film de Chaplin, Una vida de perros y el cuarto proyecto de Carlos Sorín, El perro, a partir de una coincidencia de argumentos: un desocupado de 52 años recibe como pago un dogo y entonces su suerte cambia. La observación cobra sentido si la mirada escapa a la trama y se sumerge en el contexto. Más aún si se piensa al cine como usina productora de sentidos, ideas, emociones, sin emplear la retórica discursiva y verborrágica.
La propuesta recupera otra de sus historias mínimas en la Patagonia, deslumbrante y desoladora al mismo tiempo con su estilo minimalista y despojado de artificio, para hablar de la desocupación, del desamparo y la supervivencia cotidiana de aquellos que parecen haber sido excluidos del mundo globalizado. En el rostro -curtido por los embates del tiempo- de Juan Villegas (su protagonista), otro hallazgo de la galería de no actores con que el realizador demuestra su buen ojo a la hora de elegir personajes, se refleja la vida de un hombre humilde que transitó un largo camino para no llegar a ninguna parte. Pese a sus dotes artesanales en la confección de mangos de cuchillos, la nula venta lo obliga a la búsqueda de cualquier trabajo, consciente de su desventaja por la edad y la escasa preparación. Tras veinte años como empleado en una estación de servicio, cuyos nuevos compradores decidieron modernizar y por ello despedirlo junto a otros compañeros, Juan desde ese entonces vive de prestado en la casa de su hija, quien a duras penas mantiene el hogar y soporta la inercia de su marido también desocupado.
La llegada de un dogo argentino, Lechien (el único actor del film), como forma de pago por haberle reparado el auto a una señora mayor, aporta un cambio de perspectiva en su vida. Las posibilidades de cambiar la suerte surgen gracias a la adquisición del animal: un trabajo temporario de cuidador en un galpón de esquila o el contacto azaroso con Walter, dedicado en su tiempo ocioso a la preparación de canes para exposiciones. La buena predisposición de Walter, su elocuencia sencilla pero persuasiva, marcan un contraste adecuado frente al introvertido Juan, quien no tarda en convencerse de que el negocio de los expositores puede funcionar.
El Perro transcurre en la misma línea de road movie ya esbozada en Historias mínimas (2002), su opus anterior, donde Sorín también exploraba dos paisajes: el geográfico y el de los rostros, con la cámara que captura las expresiones y la sensibilidad de sus personajes con mucha intensidad. La precisión de los diálogos, el tiempo pausado en la transición de situaciones, las viñetas de humor, conforman un film sólido y personal.
Historias de vagabundos en un mundo donde es muy fácil ser descartado, Juan Villegas y su perro siguen su camino como Chaplin en aquel maravilloso retrato social. Más allá de los reclamos de un recambio temático, que seguro llegará pronto, Carlos Sorín -ahora apañado por el brazo fuerte de la FOX- demuestra que desde La película del rey hasta El perro conserva su capacidad de convertir anécdotas en odiseas y rostros anónimos en personajes entrañables. Pero, por sobre todas las cosas, que sigue haciendo el cine que más le gusta.
Título: El perro.
Título Original: Idem.
Dirección: Carlos Sorín.
Intérpretes: Juan Villegas, Walter Donado, Rosa Valsecchi, Mariela Díaz, Pascual Condito, Carlos Rossi y Micol Estévez.
Género: Drama.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 97 minutos.
Origen: Argentina/ España.
Año de realización: 2004.
Distribuidora: Fox.
Fecha de Estreno: 23/09/2004.
Puntaje: 7 (siete)