Por Omar Tubio
Luego de Haman, el baño turco y El hada ignorante, llega a nuestra cartelera lo último del director italo-turco Ferzan Ozpetek, La ventana de enfrente, donde las mismas obsesiones ya sugeridas en sus obras anteriores vuelven a cobrar fuerza. La pasión extinguida, el 
deseo reprimido, la homosexualidad, el voyeurismo y el cruce de culturas diferentes son ya un sello de fábrica.
Como siempre, una mujer es la protagonista y su mirada conduce la trama, pero el conflicto es desencadenado por los hombres. Si en Haman… era un viaje exploratorio e introspectivo hacia una cultura exótica y atrapante que abría las posibilidades amatorias de una pareja, o en El hada ignorante era el descubrimiento de una vida paralela que ayudaba a comprender en su totalidad al ser amado, es en este film donde Ozpetek conjuga presente y pasado a través de dos historias que se funden para terminar siendo una sola, la de Giovanna, una joven madre de dos hijas con un matrimonio desgastado y un empleo poco satisfactorio. Sobreviviendo a las penurias económicas y sin un incentivo que la saque de su mediocridad, ella deja volar su imaginación observando en las noches a su vecino de enfrente, un apuesto hombre que no parece tener mayores preocupaciones. Todo cambia cuando un día al volver de unas compras, Giovanna y su marido se topan con un anciano perdido que padece de amnesia. Caritativamente lo recogen y lo llevan de manera provisoria a la casa de ellos, pero todo se complica y el hombre se va quedando. Sólo logran sonsacarle un nombre y descubrirle en el brazo un número grabado deduciendo un pasado traumático y aterrador.
Poco a poco la joven se va interesando más y más en este hombre y descubriendo en su pasado y en su historia rasgos de la suya propia. Giovanna de esta manera inicia un autorreconocimiento de sus deseos escondidos y su vocación truncada y asimismo ve concretado su encuentro con el hombre que la subyuga y con el que podría vivir el amor imaginado. Pero nada es tan simple y las respuestas llegarán de la manera más inesperada.
Ozpetek filma con delicadeza y sin estridencias, con un estilo que ya se le reconoce pero
que se sigue experimentando. Lo suyo son los climas y las miradas que a veces dicen mucho más que las palabras (baste como ejemplo la escena donde Giovanna mira su ventana desde el otro lado redescubriendo los valores de su propia vida) y sin necesidad de subrayados.
El film fue dedicado a la memoria de Massimo Girotti, quien murió poco después de concluir el rodaje. Girotti fue una gloria del cine italiano y filmó con los más grandes directores de la península, cumpliendo aquí una última y espléndida labor. Giovanna Mezzogiorno (vista en El último beso) además de ser bellísima es una muy expresiva actriz que lleva adelante su personaje con convicción y naturalidad, y Raoul Bova (de Bajo el sol de Toscana) presta su natural apostura a un rol no demasiado desarrollado.
Vale la pena seguirle la senda a este singular director que con pocas películas en su haber consiguió hacerse un nombre internacionalmente y adueñarse de un estilo poco frecuentado.
Título: La ventana de enfrente.
Título Original: La finestra di fronte.
Dirección: Ferzan Ozpetek.
Intérpretes: Giovanna Mezzogiorno, Massimo Girotti, Raoul Bova, Filippo Nigro, Serra Yilmaz, Maria Grazia Bon, Massimo Poggio, Ivan Bacchi.
Género: Drama, Romance.
Clasificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 106 minutos.
Origen: Italia/ Turquía/ Portugal/ Reino Unido.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de Estreno: 20/01/2005.
Puntaje: 7 (siete)
