Por Pablo E. Arahuete
Sitiados, la palabra connota una sensación de entrega y el reconocimiento de la derrota cuando la lógica del más fuerte y el más poderoso exhibe su implacabilidad en cualquier orden de la realidad. Desde ese lugar, vulnerable frente a los avatares económicos de la última crisis neoliberal argentina, se desarrolla PyME (sitiados), de Alejandro Malowicki, film con buenas repercusiones en el exterior pero que resulta demasiado declamativo por tratarse de una ficción.
Quizás su falta de definición por el terreno documental y su apego a un guion redundante y discursivo en exceso sean los elementos que conspiran contra la historia. Malowicki parte de una anécdota cuyos cabos sueltos se unen en un mismo lugar: la situación límite de una pequeña fábrica de sillas plásticas al borde del cierre definitivo por no poder afrontar deudas bancarias; asediada del justo reclamo salarial de sus empleados que amenazan con ir a huelga y tomar el lugar como así también de una posible clausura por irregularidades en los libros contables.
Sin maniqueísmos y sujeto al retrato social, el marco de personajes que desfilan en el film es representativo de determinados actores sociales como el obrero o el empresario que continúa el legado familiar y al mismo tiempo es víctima y victimario de la circunstancias. Un síntoma de la destrucción sistemática de la economía de mercado, donde se enfrentan pobres contra pobres en una guerra silenciosa. Sin embargo, aquello que en una primera instancia resulta de por sí atractivo para un espectador consustanciado con la problemática social o identificado con algún personaje, con el correr de los minutos se torna peligrosamente en un relato descriptivo, carente de peso dramático y poco rescatable en cuanto a criterio cinematográfico. La no intervención de la cámara -relegada al mero registro de los hechos- lleva a que la trama recaiga en los personajes, cargados del abuso testimonial, nada naturales y, menos aún, convincentes en sus explicativos exabruptos. De este modo, es muy poco rescatable el trabajo de Malowicki, quien ya había incursionado en el documental con mejores resultados que este intento de ficción, tal vez con mayores posibilidades si se hubiese tratado de un proyecto televisivo.
Es necesario tener presente que la recuperación de fábricas en manos de sus empleados ganó el espacio cinematográfico local a través de los documentos del cine insurgente. Este movimiento de corte documentalista se originó en la periferia de la crisis socioeconómica más reciente. Fue un cine comprometido que introdujo el murmullo de la resistencia donde la lógica del más fuerte se sustituyó por la del menos vencido: el retorno de cerámicas Zanon, la textil Brukman (de Sandra Gugliota) y de otras fábricas ligadas al polo industrial argentino quedó plasmado en el celuloide y con eso bastó. Por eso PyME… se debe ubicar dentro del amplio espectro actual del cine argentino y desde este enfoque destacar su escaso aporte como película y como testimonio.
Título: PyME (sitiados).
Título original: Idem.
Dirección: Alejandro Malowicki.
Intérpretes: Gabriel Molinelli, Duilio Orso, Bernardo Forteza, Hugo Álvarez, Alejandro Canuch y Silvia Trawier.
Género: Drama.
Calificación: No disponible.
Duración: 97 minutos.
Origen: Argentina.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Primer Plano.
Fecha de estreno: 03/03/2005.
Puntaje: 4 (cuatro)