Por Luis Pietragalla
La siguiente crítica ignora la novela sobre la que se basó la película.
Orgullo y prejuicio es una muy buena película porque su historia es clara y bien contada; sigue las reglas del melodrama “de salón”, aunque las actualiza a nuestro tiempo; logra transportar al espectador a la época y lugar de las acciones (fines del siglo XVIII en la desigual sociedad inglesa), dando la (subjetiva) sensación de que hubiese sido registrada en aquel tiempo; para ello, no es menor la contribución que hacen el manejo sonoro (voces, ruidos, música) y el tratamiento visual; el montaje de la primera media hora logra, a través de las inserciones musicales y las técnicas del plano secuencia, un poco transitado armado coral, coreográfico y sinfónico, pero que es definitivamente audiovisual (sólo puede lograrse en ese medio); los personajes (y sus intérpretes) no son estereotipados (unidimensionales), ya que están dotados de sentimiento, pensamiento y acción, lo que los hace humanos y verosímiles (brillantes la protagónica Keira Knightley y Donald Sutherland, quien encarna a su paciente padre) y su construcción es coherente con su desempeño.
Y si bien la superficie está más trabajada que el interior, dando prioridad al melodrama, lo exterior está más cerca de Dickens y de Visconti (o del Hugo del Carril de Más allá del olvido, Argentina, 1956) que de una telenovela.
Cuando se trata de una transposición de un arte o medio a otro, la comparación entre la fuente y la nueva obra suele ser obligada. Actualmente hay un acuerdo en que lo válido es que ésta refleje el espíritu de aquélla, su esencia, ese “ADN” que identifica su origen. Pero, tal como dijimos en diciembre al juzgar el Oliver Twist de Roman Polanski, ¿cuánto influye la expectativa a la hora de juzgar una obra?, ¿es posible deslindar un juicio crítico entre lo que se espera de un evento y el evento en sí?
No es que esté mal la crítica que compara el original y su epígono (muchos espectadores esperan esto, entre quienes me incluyo); pero también parecería legítimo analizar la obra en sí sin compararla con su “célula madre”, ya que para muchísimos espectadores (de los que también formo parte) la referencia de la obra originaria poco significa (recordemos los casos de La ventana indiscreta, Psicosis o Il gatopardo, entre miles de ejemplos).
(Esta crítica tampoco ha tenido en cuenta la serie británica homónima de 1995.)
Título: Orgullo y prejuicio.
Título Original: Pride & Prejudice.
Dirección: Joe Wright.
Intérpretes: Keira Knightley, Matthew Macfadyen, Brenda Blethyn, Donald Sutherland, Judi Dench, Rosamund Pike, Jena Malone y Tom Hollander.
Género: Drama de época, Romance, Basado en novela.
Clasificación: Apta todo público.
Duración: 129 minutos.
Origen: Reino Unido / Francia / EE.UU.
Año de realización: 2005.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 02/02/2006.
Puntaje: 9 (nueve)
