Por Pablo E. Arahuete
Italiana por donde se la mire, hasta en los poros, Mi hermano es hijo único del director Daniele Luchetti es una de esas películas que prácticamente no presenta fisuras y que será difícil de olvidar. Esta grata sorpresa que llega en un período donde el alicaído cine italiano –o por lo menos el que llega aquí– atraviesa una crisis de forma y contenido, pero lo que es más preocupante exhibe una paulatina pérdida de identidad al adoptar formas extrañas, comerciales o poco atractivas. El antecedente más remoto de esta nueva incursión de Luchetti es sin lugar a dudas La mejor juventud, cuyos autores Sandro Petraglia y Stefano Rulli co-escribieron también junto al realizador el guion de esta película basado en la novela “Il fasciocomunista”, de Antonio Pennacchi, quien en su juventud pasó de ser un neo-fascista a militar en el comunismo pero más precisamente en la corriente stalinista. Ese es uno de los ejes narrativos que desfilan en el derrotero de Acchio (interpretado por Vittorio Emanuelle Propizio en la primera mitad y en el resto del metraje por el sorprendente Elio Germano), protagonista absoluto que desde un primer momento se podría definir como un rebelde o, mejor dicho, alguien que está a contracorriente de lo que impone su época. Basta como botón de muestra los primeros actos de rebeldía del muchacho, quien le plantea al cura que lo confiesa en el seminario que por haber tenido pensamientos oscuros le correspondería un castigo mucho más duro que el simple rezo de unos padres nuestros. Acto seguido el muchacho atraviesa una crisis de fe y se hace expulsar para volver a un hogar en el que nadie de su familia lo espera y cuyo mandato es que por ser varón debe trabajar y no estudiar.
La familia de Acchio está compuesta por una hermana a quien sí le permiten estudiar y tocar el violonchelo, y un hermano mayor consentido que simpatiza con el partido comunista. Por eso, quizá el joven rebelde necesite a gritos diferenciarse, no sólo por pensar diferente sino porque es la única manera de que en ese círculo cerrado se lo tome en cuenta. Así conoce a una suerte de padre sustituto, Mario, quien le habla maravillas del Duce y lo convence de las traiciones de las que el líder carismático fue objeto.
Si bien puede tomarse como contexto histórico la Italia de los 60’s y en consonancia un momento de efervescencia política, sobre todo en los grupos más jóvenes que por ese entonces se dividieron en dos bandos, tanto el fascismo como el comunismo, cada uno con su grupo de choque, el film de Luchetti no se aferra a la coyuntura política sino que lo toma como un pretexto para pivotear en las acciones de sus personajes y en una menor medida lo utiliza como una suerte de termómetro que va creciendo desde el punto de vista dramático. En el enfoque de la política despojado de una carga ideológica, de un tono grave y concentrado en marcar sus contradicciones a través de pequeñas dosis de humor, impregnan a este relato de un aire renovado. El hecho de despolitizar la trama hace que el film gane efectividad por varias razones: en primer lugar porque la historia es lo suficientemente rica en personajes y situaciones (relaciones familiares, crisis personales, rivalidades, evolución histórica de Italia), donde cada uno de los actores crece dramáticamente en sus roles; en segundo lugar porque al adoptarse un tono ligero el ritmo fluye sin complicaciones, otorgando cierta agilidad que ordena tanto dramática como emotivamente el film, con grandes escenas a las que no les falta ni les sobra absolutamente nada, incluidas tomas largas.
Pocas veces se puede disfrutar de un elenco tan sólido en una propuesta de estas características, y más allá del mérito de cada uno de los actores todos los elogios se los lleva el director por su extraordinaria dirección de actores. A ese trípode que significa historia–dirección-elenco debe sumársele una cuarta pata sintetizada en los rubros técnicos, sobre todo en la banda sonora que refresca viejos temas.
Mi hermano es hijo único es un film sobre la transición: la del protagonista en su obvia etapa de adolescencia y madurez, pero además la de un cine que recupera de la mejor manera posible aquellos rasgos de identidad que en algún momento supieron diferenciarlo del resto en cuanto a la sangre, el rigor, la poesía y la pasión de creer en lo que se dice y en lo que se hace.
Título: Mi hermano es hijo único
Título original: Mio fratello è figlio unico.
Dirección: Daniele Luchetti.
Intérpretes: Elio Germano, Riccardo Scamarcio, Angela Finocchiaro, Luca Zingaretti, Anna Bonaiuto, Massimo Popolizio, Ascanio Celestini, Diane Fleri, Alba Rohrwacher y Vittorio Emanuele Propizio.
Género: Drama, Comedia.
Calificación: Apta mayores de 13 años, con reservas.
Duración: 108 minutos.
Origen: Italia/ Francia.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Alfa Films.
Fecha de estreno: 06/11/2008.
Puntaje: 9 (nueve)