Por Pablo Arahuete
Al director Álex de la Iglesia no le faltan ideas para hablar de la España que más le duele y que a lo largo de sus películas fue alterando su punto de vista con respecto a la sociedad, la cultura y el saludable cinismo que todo artista que se precie necesita para no repetirse y ahondar en temas candentes o de la coyuntura. Sin embargo, Mi gran noche, su último opus, funciona como homenaje al icono popular Raphael, una oda a la desmesura que se vale de la impostura de la falsa realidad televisiva para lanzar dardos ponzoñosos contra un estupidizante clima de bienestar y confort realmente decadente.
Todo transcurre entre bambalinas y durante la filmación del especial de fin de año, en un set televisivo gigante, plagado de extras que ni siquiera pueden beber de esas falsas copas de champagne y que aplauden de manera automática con su mejor versión de felicidad cada vez que un malhumorado apuntador lo exige. Afuera, la efervescencia de una manifestación de trabajadores del canal, quienes claman justicia y amenazan con el caos que no debe llegar al set para que la noche no se empañe de realidad.
Raphael, el cantante español de mayor gesticulación y personalidad, dirime admiradores con una estrellita pop y mediocre, consumida por las adolescentes aulladoras, pero que en realidad no deja títere con cabeza. Su manager, argentino y calentón, procura que el muchacho no caiga en las redes de la típica trepadora para luego tener que resolver extorsiones mientras el show debe continuar.
La impostura es la mejor herramienta que encuentra Álex de la Iglesia para explotar su mirada sarcástica sobre televisión actual, el público que la mira y de la paulatina decadencia de España a nivel cultural. Pero también el elemento de cohesión para que el dispositivo de la desmesura y la exageración encuentre su mayor caudal en la puesta en escena de un gran estudio. El desfile de personajes freaks está a la orden del día y suma un reparto de caras ya conocidas por cualquier espectador que se haya acercado alguna vez al universo del director 
español, entre ellos Carolina Bang, Carlos Areces y el infaltable Santiago Segura.
Las situaciones absurdas se generan casi de manera espontánea a no ser que detrás de cada acto existe, claro está, un meticuloso guión a cargo de Jorge Guerricaechevarría y el propio Álex de la Iglesia, que transita por distintos estilos, desde el humor físico al equívoco en un abrir y cerrar de ojos. El nivel de los chistes es directamente proporcional al pobre repertorio televisivo, y forma parte del mismo procedimiento en el que el director de 800 balas -2002- deja en clara evidencia su postura y aburrimiento de toda oferta de entretenimiento del momento.
Así las cosas, no faltará la pareja de presentadores que compiten por los mejores
planos y están dispuestos a sacarse hasta los ojos para conservar su protagonismo en escena; un intento de atentado contra el propio Raphael durante su presentación y muchas otras locuras y sorpresas agradables sin una pizca de ingenuidad y mucho menos nostalgia por aquellos tiempos en que todo era de mejor calidad, incluido los especiales de fin de año de la televisión española.
Título: Mi gran noche
Dirección: Álex de la Iglesia
Clasificación: Apta para mayores de 13 años
Duración: 100 minutos
Género: Parodia, Sátira, Comedia
Distribuidora: Distribution Company
Origen: España
Intérpretes: Raphael, Mario Casas, Pepón Nieto, Blanca Suárez, Carlos Areces, Carmen Machi, Carolina Bang, Santiago Segura
Año de realización: 2015
Fecha de estreno: 18/02/16
Puntaje: 8 (ocho)
