Por Pablo Arahuete
Reseña: Este drama seco y como los golpes recibidos en un ring, sumerge al espectador en el derrotero del protagonista, ex boxeador que padece de esclerosis múltiple y su vida se transforma de la noche a la mañana.
La película va más allá del relato convencional de las enfermedades y las adaptaciones a la nueva realidad, porque se respira y se sufre desde el cuerpo y el deterioro de Herbert, así como de su apego emocional a un entorno al que descuidó antes de la enfermedad.
Cruda pero convincente desde sus valores y puesta en escena, que no apela al golpe bajo pero tampoco concede nada.
Dirección: Thomas Stuber – Duración: 109 – Año: 2015 – Intérpretes: Peter Kurth, Lina Wendel, Lena Lauzemis, Edin Hasanovic, Reiner Schöne, Udo Kroschwald
Sinopsis: Solitario, taciturno, con la apariencia de una bestia, Herbert es un excampeón de box de la RDA luchando contra sus demonios interiores, mientras se gana la vida como guardia de seguridad en una discoteca, como recolector de deudas para prestamistas y como sparring de jóvenes aspirantes. Solo puede confiar en su cuerpo como motor de supervivencia. La devastación que retrata el director Thomas Stuber se despliega con sobriedad hacia los efectos destructivos de toda una vida recibiendo golpes: Herbert es diagnosticado de ELA (Esclerosis lateral amiotrófica). Asistiremos con crudeza y frialdad al proceso aniquilador de una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular. El orgullo de un boxeador que se considera una isla, que no necesita de nadie y nadie al parecer necesita de él, se convierte en el trauma interior de un relato tan implacable como a su modo compasivo, en torno a las deudas que hay que saldar con la vida antes de que nos gane por puntos o, peor, nos noquee y lance fuera del ring.