Rubias de New York, fantasmas de percal… presten atención, se ha abierto otro portal.
Por Juan Alfonso Samaja
Gary (Paul Rudd), Callie (Carrie Coon) y sus hijos Phoebe (Mackenna Grace) y Trevor (Finn Wolfhard) han ocupado la vieja estación de bomberos de los cazafantasmas. Desde allí afrontan las persecuciones y capturas de las presencias ectoplasmáticas que asolan Nueva York. Luego de una persecución bastante mal resuelta, con varios daños a la propiedad pública e irregularidades en la composición del equipo (Phoebe es menor de edad), el alcalde, quien se opuso a los Cazafantasmas desde el inicio, decide cerrar la estación de bomberos y erradicar al grupo de una vez por todas. Mientras esto ocurre, una antigua divinidad sumeria consigue escapar de una vieja prisión mágica, e intentará liberar a todos los fantasmas atrapados en el condensador para dominar el mundo.
Crítica
La película se plantea como una secuela de Ghostbusters: El legado (2021), y ambas pretenden constituirse como una continuación de las primeras dos películas de la franquicia original (1984 y 1989, respectivamente). En la película del 2021 vemos la conformación de lo que será, en esta nueva producción, el equipo oficial de la nueva generación de cazafantasmas. Comenzaba aquella historia con la muerte de Egon Spengler (uno de los miembros originales, y el talento científico detrás del armamento sofisticado del grupo). Su hija, Callie, obligada por las circunstancias económicas, decidía mudarse a la casa paterna con su hija Phoebe y su hijo Trevor; dos adolescentes en pleno proceso de búsqueda de un ámbito de pertenencia y definición de la personalidad social. En ese ámbito, aparecían Gary, un joven sismógrafo que se desempeñaba como docente en el colegio secundario en ese pueblo de provincia olvidado de Dios, y Podcast (Logan Kim), un extravagante compañero de clase de Phoebe, interesado en el universo de lo extraño y lo paranormal.
Esta nueva película comienza con un flashback que nos pone en contacto con el villano principal de la historia. La escena transcurre en 1912; un grupo de bomberos descubre en un penthouse a todas las personas congeladas, y en un rincón hay un extraño sujeto, con vestimenta antigua, quien sostiene en sus manos una extraña esfera de metal. Si bien a partir de aquí se hace un paréntesis para dar lugar a la presentación de los personajes restantes, ya puede advertirse por dónde se moverá la trama; la esfera caerá en nuevas manos, y debido a algún tipo de negligencia, la bestia oculta en ese dispositivo quedará nuevamente libre. En este sentido, la propuesta no presenta grandes novedades narrativas: prácticamente encontramos replicado el mismo planteo que en 2021: nuevamente tomamos noticia de una antigua divinidad sumeria, nuevamente la divinidad consigue escapar de algún tipo de dispositivo que la mantiene bajo control.
En el caso del film que nos ocupa, el conflicto está constituido por dos elementos: a) el problema paranormal de la presencia amenazadora de la divinidad sumeria, de la cual nos enteramos en la primera escena, y b) el problema burocrático con el municipio, debido a los daños en el espacio público. Ambos componentes habían aparecido también, con diversas variaciones, en producciones anteriores; la presencia de una divinidad sumeria, como los problemas burocráticos son motivos recurrentes en la franquicia.
A favor de esta última película, la presencia escénica y dramática de la divinidad sumeria del hielo presenta una mínima novedad, y constituye una mejora sustantiva respecto de la versión de 2021, donde la tematización de la divinidad y de la circunstancia en que aparece/reaparece quedaban bastante desatendidas. Es cierto, que tampoco en esta última versión llegamos a tener información suficiente sobre el villano, más que unos pocos datos superficiales. Y en este sentido, la etapa de investigación que se escenifica sobre el personaje finaliza de un modo demasiado abrupto, como si no tuviesen ningún interés en saber algo de esa historia (que es lo más interesante que esta película presenta, a mi juicio). Y esto no sólo ocurre en el caso del conflicto sobrenatural, sino también en el caso del conflicto municipal; sobre el alcalde tampoco hay mayor información de su aprehensión respecto del grupo, de sus motivos, etc. Esta desatención sobre los personajes que encarnan el conflicto, debilita significativamente el impacto dramático que la historia podría haber puesto en escena.
Si en la película anterior, la trama se detenía excesivamente, y sin demasiada pericia narrativa, en el despliegue de los caracteres, en este relato el foco está puesto en el conflicto, pero la trama padece un exceso de personajes, con los cuales no se ha sabido muy bien qué hacer, ni cómo organizarlos para el enfrentamiento de la prueba final.
El foco narrativo está puesto en Phoebe y Melody (Emily Alyn Lind), una presencia femenina fantasmal, cuya relación pareciera querer constituir el componente romántico-sentimental de la trama, y en ello reside el elemento más original de la historia. Lamentablemente, sobre este personaje fantasmal también disponemos de poquísima información, de modo que las vicisitudes que ha padecido hasta convertirse en una criatura incorpórea nos serán ajenas en todo momento, restándole un potencial valor emocional al relato. La decisión de tematizar una unión amorosa entre las dos muchachas queda entorpecida, por otra parte, al develarse las verdaderas intenciones de Melody (pretende traicionar a los humanos, para un beneficio personal que esta divinidad le ha prometido). Creo que esto no ha sido una elección oportuna, ya que el momento en que se devela la traición interrumpe el desarrollo sentimental antes de consumarse efectivamente. Tampoco la redención en el minuto final consigue restituir en el relato la impresión del inicio, quedando ese vínculo completamente desdibujado.
Del mismo modo que ocurría ya en la película anterior, todos los eventos en este relato resultan excesivamente accidentales y gratuitos, abusándose del recurso dramático del deus ex machina; en la película anterior, la aparición imprevista de los miembros originales del equipo y de un espectro de Egon Spengler, en esta última: Melody, quien sin demasiada justificación, muestra arrepentimiento, y aporta el elemento decisivo para vencer al monstruo.
Otro elemento que me parece que funciona con torpeza (y que también se arrastra desde el film anterior) es la exigencia desmedida por parte del relato de que el espectador admita el verosímil de una hipercompetencia tecnológico-científica por parte de los jóvenes del grupo. Uno entiende que se trata de un relato de fantasía, pero aun la fantasía requiere de una justificación para su propio verosímil, que en estas películas ha sido completamente dejado de lado. En ninguna de las películas hay un solo indicio más o menos creíble de las capacidades fuera de toda normalidad de los jóvenes cazafantasmas. Entiendo que la pretensión del film ha sido dar protagonismo a la nueva generación de jóvenes (Phoebe, Podcast, Trevor, etc.), y esto ya había ocurrido, en cierto modo, en producciones de los ´80; recordemos E.T: El Extraterrestre (1982) y Los Goonies (1985), por citar solamente dos films con alto componente de fantasía. Pero incluso allí los jóvenes resolvían la trama, o parte de ella (solos o acompañados de los adultos) con unas destrezas propias de su grupo etario; pretender, en cambio, que aceptemos que estos mismos adolescentes pueden desempeñarse con eficacia en el manejo de tecnología científico-tecnológica experimental o de vanguardia, es pedir demasiado.
Título: Ghostbusters: Apocalipsis fantasma.
Título original: Ghostbusters: Frozen Empire.
Dirección: Gil Kenan.
Intérpretes: Mackenna Grace, Annie Potts, Carrie Coon, Paul Rudd, Dan Aykroyd, Bill Murray, Ernie Hudson, Annie Potts, Finn Wolfhard, Patton Oswald, Celeste O´Connor, Emily Alyn Lind, Kumail Nanjiani, William Atherton, James Acaster y Logan Kim.
Género: Comedia sobrenatural, Aventura, Fantasía.
Calificación: P/mayores 13.
Duración: 115 minutos.
Origen: EE.UU./ Canadá.
Año: 2024. Distribuidora: UIP – Sony. Fecha de estreno: 21/03/2024.
Puntaje: 5 (cinco)