Por Omar Tubio
De los mismos productores de Cuatro bodas y un funeral, Un lugar llamado Notting Hill y El diario de Bridget Jones nos llega otra ácida comedia de típico sabor inglés. Es decir con capitales mayormente americanos (la Tribeca de De Niro por ejemplo) pero con el inconfundible humor anglosajón y actuada por un elenco proveniente en su mayoría de las tierras de Shakespeare. Basada en un famoso bestseller de Nick Hornby (Alta fidelidad) que ocupó los primeros puestos en Londres durante meses, el proyecto cayó en manos de los 
hermanos Weitz , conocidos hasta el momento por la fama lograda con American Pie. Si bien no parecían los más aptos para el timing que exigía este film, los resultados finales demuestran lo contrario.
Will es un soltero casi cuarentón, cínico, calculador y misógino, al que el azar de la vida bendijo con una renta de por vida, gracias a los beneficios por derecho de autor que hereda de su padre, quién compuso una canción navideña que resultó ser un boom inacabable. Hombre sin ocupaciones ni responsabilidades, anda por la vida entre relaciones muy pasajeras, vestido por las mejores marcas y pasando su tiempo entre aburridos programas de tv, los últimos hits musicales y alguna que otra visita familiar obligada. Esto, lejos de aquejarlo o incomodarlo, lo hace sentirse feliz y disfruta sin culpas ni remordimientos del ocio vitalicio que la vida le deparó.
Marcus, por otro lado, es un niño de doce años que vive junto a su madre, una depresiva aguda con intento de suicidio incluido, con serios problemas en su entorno social y un fuerte vacío en lo emocional. Quiere ayudar a su madre pero no sabe cómo.
Estos dos personajes se cruzarán en algún momento de la historia y se establecerá una peculiar relación entre ellos que cambiará definitivamente el lugar que ocupaban en el mundo.
Lo llamativo y más rico de la trama es que la película se centra en esta relación y no en lo que hubiera sido más fácil y trillado. Niño engancha madre sola y triste con solterón en edad de merecer. Por el contrario, asistimos a este mutuo descubrimiento de dos seres completamente solos y necesitados de afecto que por diversas razones no encuentran su razón de ser. Encontrando apoyo el uno en el otro se ayudarán mutuamente, lo que les
permitirá crecer y madurar en sus respectivos conflictos.
Pero esto está muy lejos de ser un melodrama. El humor y el sarcasmo que recorren la película son el punto más fuerte y el mayor acierto de esta particular comedia. La primera hora del film es sencillamente desopilante y contiene los mejores gags y si luego decae en su tramo final, es por no atreverse a mantener el tono del personaje principal y llevarlo al límite. Lo políticamente incorrecto está bien pero al final hay que hacer ciertas concesiones para que todo termine en paz.
Hugh Grant está sencillamente genial como el protagonista y se nota que el personaje le calza como anillo al dedo, demostrando que la comedia es su género. Toni Colette vuelve a dar cátedra en un rol muy complicado y que en otras manos habría caído en una burda caricatura, mientras que la revelación del film, Nicholas Hoult -lejos del clásico niño carilindo de tantos films- transmite verdad y logra una química muy especial con su famoso partenaire.
En definitiva, una agradable comedia que sale de lo común, con excelentes actuaciones y que podría haber llegado a mayores de haber mantenido su premisa inicial.
Título: Un gran chico.
Título Original: About a boy.
Dirección: Chris Weitz & Paul Weitz.
Intérpretes: Hugh Grant, Nicholas Hoult, Toni Collette, Rachel Weisz, Victoria Smurfit, Sharon Small, Rosalind Knight, Augustus Prew y Natalia Tena.
Género: Comedia, Drama.
Clasificación: Apta para todo público.
Duración: 101 minutos.
Origen: Reino Unido/ EE.UU./ Francia/ Alemania.
Año de realización: 2002.
Distribuidora: UIP.
Fecha de Estreno: 26/09/2002.
Puntaje: 8 (ocho)
