Por Juan Blanco
William Friedkin es dentro de la industria del cine un absoluto mercenario, literal y metafóricamente hablando. Dirigió allá por los 70 y 80 dos o tres títulos dignos de ser tildados de obras maestras (El Exorcista, Contacto en Francia y tal vez Vivir y morir en Los Angeles), pero ahora cada vez el tipo confirma más que es una marioneta de los estudios, y que no pareciera querer ir mucho más lejos que eso. Digo literal porque va donde lo llaman y hace lo que le piden por plata, y metafórica porque sus últimos proyectos recaen en vulgares caracterizaciones de las fuerzas armadas norteamericanas, de las maneras más ciclotímicas y contradictorias. Por fortuna, La Cacería no resulta un discurso fascista como aquel que daba náuseas en Reglas de combate, sino que busca todo lo contrario, dejando tan sólo dos alternativas para definir el juicio del buen amigo Friedkin: o es un esquizofrénico que vive dos realidades e ideologías alternas, o es, en efecto, un empleado de estudio que se calza el casco militar cuando los dólares llaman (cosa terrible), y que lo tira y escupe cuando le conviene (cosa un poco más aceptable pero…). Para el caso, queda claro que Friedkin no escribe, ni piensa en lo que dirige; nada más lo hace y punto.
La Cacería cuenta la historia de un soldado súper entrenado para matar (Benicio Del Toro), que de tanta misión asesina se vuelve loco y empieza a liquidar por los bosques a “inocentes” cazadores de animales (¿acaso un lindo detalle a través del cual Friedkin pretende autoproclamarse un realizador Greenpeace?). Y cuando el FBI decide investigar los infortunios, la cosa se va tanto de proporción que deben acudir al antiguo mentor de aquel marine descarriado para que lo cace por ellos (ese sería Tommy Lee Jones).
La cosa arranca con la condecoración hacia Del Toro tras una misión que le significó propinar unas cuántas jubilaciones prematuras; algo que ya evidencia la falta de sutileza de Friedkin por decir lo que quiere decir, y que se preocupará por mantener durante unos redundantes 90 minutos, en los cuales el espectador tendrá que volver a escuchar, una y otra vez, que los milicos son la peste de los EE.UU. (cuando una película atrás William los defendía a todo trapo), que los del FBI son unos ineptos, y que la única nobleza reside en un instructor arrepentido (ciudadano modelo) que se siente –tarde- un padre para aquel pobre diablo al que el gobierno forzó a perder la razón.
Lo que siguen son tiros, persecuciones, mucho salvajismo (quizás lo mejor y único propio del realizador), pero todo estructurado de una manera circularmente aburrida y sin chance de abrirse a nada nuevo. Para colmo, para el horror que suponen las acciones del asesino, Friedkin pareciera por momentos darle demasiado crédito a su pericia; como quien elogia a algún ídolo fascinado, poniendo alrededor del personaje de Del Toro ese misticismo tonto del héroe de acción, que en este caso sería todo lo contrario. Para dar la talla en el asunto, también existe la contrapartida del ángel caído: el profesor, igual de sobredimensionado que el otro, pero al punto de lo gracioso si uno atiende al detalle de que Tommy tiene 60 años. En este caso se trataría de un hombre peligrosísimo (y cuándo no?) que hizo borrón y cuenta nueva, y que ahora derivó en zoólogo y de golpe defiende los derechos humanos. Si a esto le sumamos a una de las detectives más “bellamente inverosímiles” de la historia del cine (Connie Nielsen), La Cacería no puede persuadir ni al más distraído, ni siquiera a ese fanático de los sábados de súper acción; aquel lugar donde las pequeñas circunstancias jamás podían superar a las hazañas, y donde rara vez el orden de los factores alteraban el producto.
La Cacería es un film por encargo, hecho rápido, sin dolor ni demasiada conciencia. Por momentos parece una mezcla de Rambo (a la inversa) con el Correcaminos, pero, por supuesto, sin la carga dramática del primero ni el timing perfecto del segundo. A William Friedkin se le acabaron los chiches ACME desde hace por lo menos 20 años, mínimo.
Título: La cacería.
Título Original: The hunted.
Dirección: William Friedkin.
Intérpretes: Tommy Lee Jones, Benicio del Toro, Connie Nielsen, Jenna Boyd, Leslie Stefanson, Robert Blanche y Mark Pellegrino.
Género: Thriller, Acción.
Clasificación: Apta mayores de 16 años.
Duración: 94 minutos.
Origen: EE.UU.
Año de realización: 2003.
Distribuidora: Buena Vista.
Fecha de Estreno: 08/05/2003.
Puntaje: 3 (tres)