Por Juan Blanco
Ante las primeras líneas que se oyen en off en Ghost Rider nace una insospechada esperanza hacia la película de Mark Steven Johnson. La voz áspera del siempre subvalorado Sam Elliott comienza con la frase –El Oeste está construido a base de leyendas…-, y momentos después narra la historia de un cowboy condenado a vagar al galope en la polvareda del Far West y al servicio del diablo. Y si uno piensa que a su vez el 80% del Hollywood actual está construido a base del Western, la propuesta de Ghost Rider como un eco nostálgico del género le imprime al film una fuerza de arranque inesperada.
En esos segundos iniciales de película, la inminente fábula Marvel con reminiscencias de una del Oeste, la narración en off de Sir Elliott y la promesa de ver a Nicolas Cage en los cueros incendiados del Vengador Fantasma hacen a uno pensar que lo que se viene no puede estar del todo mal. Pero una vez que se cae en la cuenta de que se trata del mismo director de Daredevil – El hombre sin miedo puede que la esperanza decaiga y más tarde hasta corra el riesgo de desaparecer según las diferentes exigencias de criterio del público. Hay algo de cierto en el apriorismo devenido del prólogo; Ghost Rider no está del todo mal, pero tampoco está tan bien como hubiese podido y/o merecido estarlo.
El personaje creado por el milenario Stan Lee es muy intenso y no menos desconcertante. Se trata de un motorista (el siempre calibrado a gusto Nicolas Cage) que firma –por error- un contrato con el diablo (Peter Fonda trabajando más o menos por un pancho y una Mirinda) para salvar la vida de su padre enfermo de cáncer. Las cosas salen mal y el motoquero termina sin padre, sin novia y como esclavo de Satán, convirtiéndose por las noches y en presencia del mal en una monstruosa calavera en llamas que maneja su moto a toda velocidad “repartiendo justicia” en grados Fahrenheit. Una rareza dentro de las ingenuidades Marvel que son indudablemente mayoría; sobre todo si se atiende a detalles como que el Vengador Fantasma es un tanto fascista, que todo lo que toca lo incinera y que Johnny Blaze (Cage) termina aceptando y abrazando sin tanta lágrima de superhéroe su condición de Mesías del infierno porque le parece “cool”, o algo por el estilo.
A favor de lo anterior, en todo momento se advierte un tono desentendido de toda solemnidad o de cualquier posible realismo y de ello deviene una gran virtud: Ghost Rider por momentos es un absoluto –e inofensivo- delirio, especialmente a nivel visual. Hay imágenes que conceptualmente resultan muy libres y atractivas (las del vengador en el puente y en el edificio, o más aún la de los dos fantasmas de distintas generaciones –uno a caballo y el otro en moto- avanzando juntos son fenomenales). Hay factura técnica y en general la plata se ve bien (ojo, no muy ni excelentemente) invertida.
En cuanto a la técnica general, Johnson ya demostró con su anterior película -y vuelve a hacerlo ahora- que le faltan recursos de dirección como para dar la talla dentro del género que lo ocupa. Es tosco para la fluidez narrativa, haragán para la construcción de personajes (al menos en las adaptaciones de los cómics en que se basa) y algo alborotado cuando le toca coreografiar, o bien organizar visualmente, una escena de acción. Pero aunque no le alcance para todo el viaje, se denota su entusiasmo y la mayor parte de las veces el corazoncito parece estar donde corresponde. Todo el que ama el Western tiene, por ende, que amar el cine y la identificación de Ghost Rider con su simbología hace bastante por la película y dice mucho sobre la intención de su director. Le da al film una compostura clásica a nivel estructural, compensa sus falencias de puesta en escena y en última instancia lo dignifica como relato de aventuras.
Y si, Ghost Rider no será Spider-Man ni mucho menos Érase una vez en el Oeste, pero se ubica a medio camino entre dos universos que con prestar tan sólo unos pocos de sus códigos pueden generar suficiente emoción como para dejar construir un módico entretenimiento.
Título: Ghost Rider: El vengador fantasma.
Título Original: Ghost Rider.
Dirección: Mark Steven Johnson.
Intérpretes: Nicolas Cage, Wes Bentley, Eva Mendes, Peter Fonda, Sam Elliott, Donal Logue, Matt Long, Brett Cullen, Raquel Alessi, Matt Norman y Eddie Baroo.
Género: Basada en comic, Acción, Fantasía.
Clasificación: Apta mayores de 13 años.
Duración: 110 minutos.
Origen: EE.UU./ Australia.
Año de realización: 2007.
Distribuidora: Columbia.
Fecha de Estreno: 15/03/2007.
Puntaje: 6 (seis)