Por Marcos Rodríguez
Mentiras piadosas es una película literaria. Lo es en un sentido evidente porque se trata de una adaptación libre del cuento de Julio Cortázar “La salud de los enfermos”. Pero lo es también en su concepción, en los personajes y sus acciones, en su forma de hablar, en sus tiempos. Mentiras piadosas es casi como un cuento también.
Una película que se asume tan conscientemente literaria corre ciertos riesgos pero gana también muchas posibilidades. El registro no naturalista le permite despegarse, por decirlo de alguna forma, de las limitaciones cotidianas para profundizar en sus búsquedas, los personajes pueden seguir a fondo sus actitudes. Se trata en este caso de una película casi barroca. Ambientada prácticamente en su totalidad dentro de una casa de familia, el espacio de la escalera se vuelve fundamental, como un melodrama clásico retorcido más allá de sus cabales.
El director Diego Sabanés construye en su primer largometraje una atmósfera de creciente opresión que poco a poco (de un modo muy cortazariano) lo absorbe todo. Es una película que, por opresiva, puede resultar por momentos difícil de ver. Pero eso es lo que se busca.
Las actuaciones manejan también ese registro literario o, si se quiere, teatral. No se trata estrictamente hablando de sobreactuaciones, todo parece un trabajo buscado y cuadra perfectamente con los demás elementos de la película. La enferma, mamá, Marilú Marini, es la que más se aleja con su personaje de los parámetros de lo creíble, posiblemente desde el comienzo, y tiene el problema de que en los flashbacks de casi veinte años antes también se ve como una mujer mayor. Los demás actores, como Claudio Tolcachir y Paula Ransenberg, parecen caer en esa actuación a la par que su personaje cae en la ficción. Tiene un sentido.
Para los que no conozcan el cuento de Cortázar: hacia mediados de siglo en una típica familia de clase media de Buenos Aires uno de los hijos decide ir a probar suerte a París y deja a su madre enferma y sus hermanos. Se va y promete escribir, pero no lo hace. La madre, una mujer mayor, se preocupa mucho por su hijo (el favorito) y el médico en un momento sugiere a la familia que escriban una postal falsa de parte del hijo expatriado para que ella se quede tranquila y no empeore con la ansiedad su condición. Así empieza. Para los que conocen el cuento de Cortázar: Mentiras piadosas es una adaptación libre que si bien en muchos aspectos sigue el espíritu del autor, no sigue sus oraciones palabra por palabra y en algunos puntos abre juegos con otras obras suyas.
Como ya dijimos: el trabajo de la artificialidad también trae sus riesgos. Fundamentalmente, que todo parezca demasiado planeado, rígido, “simbólico”. La película pierde un poco al acercarse a ese extremo en sus últimos minutos.
Un detalle de color: la introducción y la secuencia de títulos, así como los títulos finales, son de los mejores que he visto en una película argentina. Pero eso, por supuesto, es una opinión.
La escalera abre y cierra el relato. En el medio tenemos la historia de una familia, de una decadencia, de vidas insatisfechas y ficcionales. Una casa tomada por la nada.
Título: Mentiras piadosas.
Título original: Idem.
Dirección: Diego Sabanés.
Intérpretes: Marilu Marini, Claudio Tolcachir, Paula Ransenberg, Claudia Cantero, Hugo Álvarez, Rubén Szuchmacher, Lydia Lamaison, Víctor Laplace, Walter Quiroz y Verónica Pelaccini.
Género: Comedia, Drama.
Calificación: Apta todo público.
Duración: 100 minutos.
Origen: Argentina/ España.
Año de realización: 2008.
Distribuidora: Independiente.
Fecha de estreno: 20/08/2009.
Puntaje: 8 (ocho)
El staff opinó:
–Meritorio debut del realizador Diego Sabanés en esta adaptación libre del cuento de Julio Cortázar no sólo por animarse a traducir en imágenes y sensaciones el universo del genial escritor sino por imprimirle un vuelo propio con una propuesta estética interesante y un elenco a la altura de las circunstancias. Una triste alegoría de nuestro país representada por una familia disfuncional que busca sostener una mentira a fuerza de perder toda identidad y endeudándose más allá de sus posibilidades. Marilú Marini: excelsa…– Pablo E. Arahuete (8 puntos)