Titulo: La utilidad de un revistero
Director: Adriano Salgado
Clasificación: Apta para mayores de 16
Género: Comedia
Duración: 116 minutos
Distribuidora: Independiente
Origen: Argentina
Año Realización: 2013
Intérpretes: María Ucedo y Yanina Grunden
Puntaje: 9 (nueve)
Por Pablo Arahuete
La utilidad de un revistero (2013) es mucho más que teatro llevado al cine, es la conjunción entre dos lenguajes, cuyas virtudes son la palabra y la imagen, pero también una película que apuesta al riesgo de una puesta en escena que se arma y desarma en el mismo plano. Todo eso se sostiene gracias a las actuaciones de María Ucedo y Yanina Grunden. Se estrena en el Centro Cultural San Martín, Sala 1, Sarmiento 1551, jueves, viernes y domingos a las 20 y sábados a las 22 horas. 
Ningún elemento de la puesta en escena del film de Adriano Salgado, ganador del festival de Mar Del Plata como mejor película argentina, deja de tener un sentido en el mecanismo narrativo de La utilidad de un revistero (2013). Tampoco el hecho de haber optado por un plano fijo, sostenido por dos actrices, Maria Ucedo, como Ana y Yanina Grunden en el rol de Miranda, durante más de una hora en una charla derivativa pero jugosa en cuanto a la psicología de cada personaje, que hace del encuentro su arma letal para definir a dos mujeres opuestas tanto desde su postura, edad e idiosincrasia.
La sutileza con que Adriano Salgado acomoda las fichas y los espacios en ese interior, donde transcurre toda la acción, se construye en base a los pequeños detalles: la mayoría apuntes desde el guión, pero también con los objetos que se juegan en la relación. Cada uno de esos objetos deja de ser lo que es para convertirse en otra cosa, como por ejemplo una empanada mordida devenida pretexto de conflicto entre ambas mujeres.
La premisa es sencilla y se nota su origen teatral, Ana espera a Miranda en su departamento, durante una noche lluviosa. La joven busca trabajo y se las arregla con el dibujo y diseños, mientras la dueña del departamento busca un reemplazo de su asistente. Ana se encarga de armar escenografías de puestas teatrales y necesita ayuda y complemento mientras piensa soluciones para una obra de teatro que adapta de manera libre el cuento de Caperucita roja.
El humor también es un atributo del guión porque maneja con inteligencia el recurso de la ironía, tanto entre los personajes con frases o comentarios tajantes en la comunicación, como para hablar desde otro lugar de tópicos que por lo general el cine argentino subraya en propuestas similares.
El punto de vista fijo desde la cámara con la distancia justa para que ambas
actrices intervengan, se acomoden a los silencios y generen el espacio entre las frases, coincide también con un único punto de escucha, a pesar de los sonidos externos que se intercalan entre las palabras y sirven de marca a las actrices para cambiar el ritmo y la cadencia en los diálogos. En ese sentido, la gotera que interrumpe es vital para comprender que nada de lo que se ve en la opera prima de Salgado surge de manera natural o espontánea, sino que obedece a un minucioso ajuste de clavijas de un gran artificio, que explota recién en la segunda mitad.
Sin la acertada puesta en escena ni las soberbias actuaciones de María Ucedo y Yanina Grunden, capaces de manejar la ductilidad necesaria para pasar de lo dramático a lo tragicómico en un instante, La utilidad de un revistero (2013) hubiese resultado un film pretencioso y fallido por los niveles a los que aspira, que en definitiva alcanza, merecedores –claro está- del premio en el Festival de Mar Del Plata.
