Por Pablo Arahuete
El mito de Ada Falcón renace en el nuevo opus de Sergio Wolf, pero esta vez desde la carencia del sonido. Una entrevista muda y el intento de saber qué se dijo en aquel momento son lo suficientemente movilizantes para dar paso a una nueva aventura. En esta entrevista el director de Viviré con tu recuerdo (2016) comparte con nosotros la experiencia de volver a seguir los rastros de un personaje maravilloso.
Pablo Arahuete: – ¿Considerás, como dijeron algunos, que Viviré con tu recuerdo (2016) es la “Coda” de Yo no sé qué me han hecho tus ojos (2003)?
Sergio Wolf: – Creo que es una película autónoma, que se permite no contar la historia de Ada Falcón -que de la que se ocupa la otra película- sino la historia de un cineasta que busca reponer, reconstruir la voz perdida de su personaje.
Pablo Arahuete: – ¿Considerás que el cine documental en algún punto encierra un acto de fe?
Sergio Wolf: – No.
Pablo Arahuete: – ¿Cuál fue el mayor dilema que se te presentó al revelar el secreto de las dos entrevistas?
Sergio Wolf: – Si la pregunta refiere a las entrevistas con Ada de las dos películas, diría que en la de Yo no sé… no hay secreto. Y en la de Viviré con tu recuerdo tampoco lo había: simplemente se perdió el sonido y ese avatar construyó un secreto que no había sido buscado. En la entrevista que quedó muda y que es lo que guía al relato de Viviré.. el dilema consistía en pensar qué pasaba sino lográbamos “traducir” a Ada.
Pablo Arahuete: – Creo que en Viviré con tu recuerdo surge una dialéctica invisible entre sincronía y asincronía, reforzada claro en la disociación imagen/audio. ¿Tenías siempre pensada la idea de jugar con esta posibilidad desde la premisa de la carencia o nace de otro desafío?
Sergio Wolf: – Ese problema era, claro, constitutivo de la película. Pero sobre todo, el tema era trabajar sobre el sonido que -como bien dice Bresson en su libro “Notas sobre el cinematógrafo”- hace trabajar al oído, que es más perezoso. La unión de la banda de imagen con la de sonido eran lo que debía permitir la voz de Ada y convertir en relato policial un trabajo puramente material como es el del cine.
Pablo Arahuete: – ¿Cómo coexisten en vos las ideas de persona y personaje, teniendo en cuenta tu rol de crítico en el pasado y cineasta ahora? ¿Cuánto de Ada Falcón se revela como personaje desde tu primera mirada en esos encuentros?
Sergio Wolf: – Hace más de diez años que no ejerzo la crítica de cine en el sentido regular y de dar cuenta de los estrenos. El cineasta se vuelve personaje no motivado por el puro narcisismo sino por necesidades que me imponen las propias películas. Aparecer frente a cámara o narrar con mi propia voz son orgánicos con la propia materialidad de la película, donde vemos el trabajo con el montajista o el diálogo con otros cineastas. Respecto de la segunda parte de la pregunta: Ada siempre fue un gran personaje, desde mucho antes de encontrarme con ella frente a frente.
Pablo Arahuete: – Hay una escena que me impactó y es aquella donde compartís el silencio con la lectora de labios, vos te tapas la boca en varias oportunidades ¿Por qué?
Sergio Wolf: – Es una escena que me gusta mucho: el encuadre, el modo de mirar de la lectora de labios -Sabrina Grinschpun-, la luz, el tono, la predominante del silencio… Mi idea era que yo no tenía que hablar, solo oír a Sabrina. Pero la escena se vuelve opaca, las palabras no se traducen con fluidez… No pensé o al menos no fui consciente de mi gesto de taparme la boca.
Pablo Arahuete: – ¿Las películas terminan una vez concluido el rodaje y el estreno?
Sergio Wolf: – Las películas terminan al concluir el montaje. Lo que no termina es nuestra relación con los personajes y las historias que allí se cuentan. Eso queda en nosotros y, cuando se trata de un documental, mucho más, porque hay algo de esos personajes que somos nosotros. Y los personajes vuelven a nosotros.
Pablo Arahuete: – ¿Y qué opinión te merecen los finales felices en el cine?
Sergio Wolf: – No tengo ninguna opinión ni sobre los finales felices ni sobre los infelices ni sobre las películas que no tienen final y, simplemente, en un momento terminan.