Por Pablo Arahuete
Tras una larga batalla con los vaivenes propios de la realidad argentina y las complicadísimas condiciones que atraviesa la producción independiente, Demián Rugna por fin logra una película de género redonda. Aterrados es un ejemplo de cine argentino de terror de alta calidad, perturba, asusta, y ninguna escena despierta el más mínimo indicio para la risa por su factura técnica y artística. De todo eso hablamos con el director en esta entrevista.
Pablo Ernesto Arahuete: -¿Desde cuándo comenzó tu vínculo con el cine de género fantástico y de terror?
Demián Rugna: -Desde que vi “V invasión Extraterrestre” de niño, era perfecta para mi, tenía acción, terror, scifi, morían los buenos… eso creo que me perturbaba y me gustaba. Luego de nene, dibujaba mucho historietas y las hacía muy sangrientas. Usaba dos biromes, la negra y la roja para hacer la sangre y explosiones, y la roja se me terminaba siempre antes. Luego llegaron más cine de género fantástico, eran épocas de Spielberg pero también de Jason y Freddy, para lo cual me hice fanático de ellos y los adopté como mis ídolos de la infancia.
P.E.A.: -En Aterrados es visible una influencia del j-horror sobre todo en la búsqueda estética ¿sentís mayor afinidad con el modelo de terror asiático en general que norteamericano o inglés?
Demián Rugna: -No, el género de terror asiático me aburre un poco, salvo las grandes pelis que son un caño, te podría decir que me saturó un poco la “fantasmeada”, yo creo que el cine norteamericano es mucho más mi influencia.
P.E.A.: -Si pensaras en el cine de terror argentino con sus diversas propuestas y estilos de cada director ¿qué elementos en común lo caracterizaría?
Demián Rugna: -Ninguno, por suerte, creo que la riqueza está en eso mismo. Queremos encontrar algo donde no lo hay, muy pocos países tienen un estilo definido en el género, realmente los contas con las manos, no sé, tal vez Japón, Alemania, Francia, EEUU.. no sé porque tenemos que tener un “estilo”, el estilo te lo termina dando en cierta forma el “éxito” de tu peli. Cuando vemos pelis que copian otros modelos nos cae mal, pero cuando vemos pelis que buscan un sentido diferente decimos que es “para poco público” o es muy “de autor”… esto pasa en todo el mundo no sólo en Argentina.
P.E.A.: -¿De dónde surgen tus historias, cuáles son las motivaciones que detonan en tu cabeza las ideas que luego se transforman en relatos de terror?
Demián Rugna: -Por lo general son situaciones que me topo en la vida cotidiana, surgen sin buscarlas sinceramente. Cuando escribo intento no forzar la máquina, que aparezcan elementos alrededor de mi vida y luego los reúno y construyo con ellos.
P.E.A.: – Contaste en una entrevista hace poco que la idea de Aterrados data de muchos años atrás y su origen es un corto, incluso antes del boom de Paranormal activity ¿qué pasó por tu cabeza cuando te enteraste que este universo de lo paranormal comenzaba a generar dividendos al mainstream y en este lado del globo era ninguneado como para apostarle alguna ficha a proyectos como el tuyo y producirlos?
Demián Rugna: -Me quería matar, fue un momento donde veía que muchas cosas de Aterrados empezaban a tener éxito y de a poco me iba convenciendo que Aterrados ya no valía la pena hacerla. Primero me pasó con Actividad paranormal, Reverants, El orfanato, La casa muda por citarte algunas pelis que veía que les iba muy bien, y a mí ni bola, no pasaba nada, mi camino hacia otros géneros como la comedia fantástica fue un poco consecuencia de que nada pasaba con mis proyectos de terror, ya no quería escribir terror porque sentía que Aterrados era mi película de terror y si no gustaba esa no creía que otra fuera a gustar, por eso abordé el genero fantástico desde la comedia negra durante mucho tiempo
P.E.A.: -¿Demián es tu verdadero nombre? Imposible no recaer en los vínculos directos con lo demoníaco, como ya te lo habrán dicho millones de veces…
Demián Rugna: -Si, mi vieja me puso Demian porque durante su embarazo estaba leyendo el libro “Demian”, de Herman Hesse, así que viene por otro mambo (Risas)
P.E.A.: -¿Qué cosas te asustan y qué buscás como espectador a la hora de elegir una película?
Demián Rugna: -Me asustan la enfermedad, la vejez y que le pase algo a algún ser querido, no soy muy cagón, pero tengo mi cuota de “miedo” bastante equilibrado y como espectador busco historias originales por sobre todo, ya no soy tan seguidor de directores específicos como lo era antes. Ahora ando bastante más suelto buscando películas que me interesen ver sin importarme mucho el género, pero si es fantástico mejor.
P.E.A.: -Cuando armás las escenas o secuencias con el punto justo para que el terror, el miedo, irrumpa en la película, tomemos por caso Aterrados ¿qué elementos o recursos deben aparecer y cuáles evitás o preferís dejar de lado?
Demián Rugna: -Bueno el sonido y la música es un recurso imprescindible pero no el único. Aterrados tiene efectos de susto pero funcionan bien porque la trama te mantiene tenso y atento. Intento romper un poco con los lugares comunes, no caer en todos los vicios de una película de terror, sobre todo porque ya estoy grande y ya no funcionan conmigo como espectador. Intento encontrarle el balance entre la creatividad de lo nuevo y el cliché trillado, creo que mi cine funciona en este sentido. Por eso, muchos no saben si mis películas son comerciales o de autor, y eso está bueno.
P.E.A.: -Hay una correspondencia directa entre el maquillaje y el efecto visual digital en Aterrados, particularmente notoria por ejemplo en la escena del baño con la esposa de uno de los protagonistas, quien levita y choca contra los azulejos ¿fue esa escena en términos cinematográficos tu mayor riesgo y a la vez tu carta de presentación para ganar confianza?
Demián Rugna: -Fue seguramente el mayor riesgo de Aterrados, pero la escena más difícil y desafiante de mi carrera corresponde a mi película anterior, que aún no estrené “No sabés con quién estás hablando”, que es un duelo de autos y fue verdaderamente un desafío. La escena del baño de Aterrados era clave que sea realista, que no quede trucha y todos teníamos algunas dudas si iba a funcionar mi planificación. Por suerte planifiqué de más entonces si bien hubo cosas que no funcionaron en set, yo estaba cubierto con otras. Fue una escena que dejamos para lo último y me tomé 3 días para hacerla, o sea casi un 15% del rodaje estuvo ahí y la escena dura 2 minutos. Pero necesitaba una contundencia para que el espectador ruegue que no volviese a pasar en toda la película, y con eso sentía que los tenía atrapados.